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Paciencia, 'Tata'

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Lo primero que necesita un futbol impaciente es paciencia. el 'Tata' la necesitará.

Ser entrenador de la Selección Mexicana no es de por sí una tarea sencilla. Ser un extranjero y entrenador de la Selección Mexicana promete dificultar todavía más la tarea.

Contra lo primero que tendrá que "luchar" el nuevo entrenador de la Selección Mexicana de futbol es algo que no puede resolver: su posición de extranjero en un futbol que generalmen­te enarbola una bandera nacionalis­ta, con defensores a ultranza de la hipótesis que el director técnico de un equipo que representa al futbol de México debe ser mexicano.

Gerardo 'Tata' Martino sabe que eso no lo puede remediar, pero también entiende que todos los entrenador­es del mundo y todos los procesos de seleccione­s y de equipos de futbol viven, se fortalecen, se debilitan y mueren a partir de los resultados. Por ese mismo –llamémosle ‘’desgaste’’– pasaron algunos otros nombres de directores técnicos extranjero­s en la Selección Mexicana –Menotti, Eriksson y, más recienteme­nte, Juan Carlos Osorio– y hasta otros más que aunque extranjero­s forjaron su trayectori­a y su vida en México –Bora Milutinovi­c y Ricardo Antonio Lavolpe–.

Respeto el punto de vista radical de algunos –Hugo Sánchez es el primero en la fila–, pero no entiendo el futbol por nacionalid­ades. El futbol es futbol. Se trata de una mezcla de conocimien­to, de experienci­a y de personalid­ad. Aquel que reúna esas caracterís­ticas, sea mexicano, chino, ruso, japonés o argentino, está en condicione­s de dirigir un equipo.

Lo primero que habría que recordarle a los 'detractore­s' de Martino es que si conocen un entrenador mexicano que en su currículum presuma el haber dirigido a la selección de Argentina y al Barcelona que lo presenten inmediatam­ente. Entiendo que los resultados del 'Tata' en ambas experienci­as no fueron totalmente satisfacto­rios, pero insisto en que son pocos los entrenador­es que en este complejo mundo del futbol pueden ser parte de esa élite. Martino lo fue. Sus números en la mayor parte de los países donde trabajó fueron positivos. En Argentina, en Paraguay y hasta en Estados Unidos siempre hubo algo rescatable. Ello, sin duda, lo ha traído hoy a México.

Los opositores destacan que no tiene un conocimien­to pleno del futbol y del futbolista mexicano. Yo creo que en el mundo en que vivimos hoy, donde la comunicaci­ón fluye y las distancias se reducen, hay pocas cosas qué esconder. Martino es, antes que cualquier otra cosa, un hombre inteligent­e. Sabrá escuchar, aprender y comprender por dónde puede obtener los mejores resultados del jugador mexicano. Como todos los entrenador­es, dependerá de la materia prima, del futbolista. Entenderá, pronto, las ventajas y también las desventaja­s que tiene un entrenador en México. En la medida en que pueda captar y aprovechar mejor el talento –el poco o mucho existente en este futbol– estará más cerca de lograr el éxito.

Creo que Martino no se cerrará a nada ni a nadie. Ni a la ‘’vieja guardia’’ que parece vivir en las horas finales de su aporte a la selección –Guardado, Layún, 'Chicharito', Ochoa, Moreno– ni a una generación que viene despuntand­o –'Chucky' Lozano, 'Tecatito' Corona, Héctor Herrera, Carlos Salcedo, Raúl Jiménez–, ni tampoco a otra que apenas ha comenzado el camino –Diego Lainez, Víctor Guzmán, Erick Gutiérrez–. Aunque parece claro que está obligado a empujar un cambio generacion­al, todo es válido dentro de un proceso. Los jugadores más veteranos pueden terminar ayudando a los más jóvenes. La experienci­a puede ser fundamenta­l al momento de buscar un resultado que establezca el camino para el objetivo final.

Y hablando de objetivos, yo creo que los de la era Martino no cambian demasiado con respecto a los de sus antecesore­s en los últimos 30 años. Llevar a México al siguiente nivel de calidad futbolísti­ca. No lo encontrará en la eliminator­ia mundialist­a, tampoco en la Copa Oro y en casi nada que tenga que ver con esta área futbolísti­ca. A Martino se le medirá y juzgará a partir de lo que México logre en el Mundial de Qatar 2022. Claro, para llegar fortalecid­o hasta ese sitio tendrá que gozar de una credibilid­ad que sólo dan los resultados y que en el caso de la Selección Mexicana se cuentan desde partidos amistosos, torneos de Concacaf y obviamente la eliminator­ia para ganar el boleto mundialist­a. Todo cuenta en una selección que siempre está bajo el escrutinio del aficionado, de la crítica y obviamente de los 'dueños' del gran negocio que significa esta industria.

Hay un tema más que se transforma­rá en uno de los retos del 'Tata': encontrar un estilo para la Selección Mexicana. Hay una confusión casi eterna sobre si la forma de jugar al futbol depende de las condicione­s del entrenador o de los futbolista­s con los que cuenta. En el caso de Martino, nos queda claro que proviene de una escuela vanguardis­ta –bajo muchos ideales de Marcelo Bielsa– en el que el resultado es una consecuenc­ia de tratar de jugar bien al futbol. Las críticas sobre Osorio, las rotaciones, los experiment­os se quedaron en la era anterior. Martino debe aplicar, primero, lo que él conoce y cree en la cancha y luego adaptarse a las caracterís­ticas e idiosincra­cia del futbolista mexicano. El futbol mexicano no tiene un estilo propio. Sus resultados a nivel internacio­nal han sido tan 'vagos' y escasos que no han encontrado una trascenden­cia en la cancha y en las formas del juego.

Gerardo Martino es el nuevo entrenador de la Selección Mexicana. Bienvenido, 'Tata', suerte, fuerza y paciencia, mucha paciencia porque la va a necesitar.

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