UNA DERROTA DE ANTOLOGIA ´
Las 24 Horas de Le Mans del año 1966 es un oscuro capítulo para Ferrari, pero brillante para Ford, equipo que ganó la histórica carrera
Para la edición de la mítica carrera de las 24 Horas de Le Mans en 1966, John Surtees llegaba como uno de los mejores pilotos de Ferrari. La presión de Ford era abrumadora y, misteriosamente, el británico fue avisado de último minuto que no pilotaría el Ferrari 275 GTB, lo que ya avisaba el fracaso del Cavallino Rampante.
Era 18 de junio y el espíritu de Le Mans ya rondaba el circuito de la Sarthe. La escudería de Maranello venía de obtener en 1965 su novena victoria (quinta consecutiva), sin imaginar que sería la última; en parte, debido a las malas decisiones tomadas previo a aquella trágica carrera, y ante la irrupción del fantástico GT40 que le daría a Ford un dominio durante los próximos cuatro años.
El director de Ferrari, Eugenio Dragoni, se acercó a Surtees y le dijo que no correría ese fin de semana, pues no se había recuperado completamente del accidente a finales de 1965 y no se encontraba listo.
Indignado, el único hombre en la historia en ser campeón mundial de F1 y de motociclismo se retiró de la pista y la verdad salió más pronto a la luz.
“Para alguna gente -personas importantes dentro del equipono importaba cuán bueno pudieras ser, importaba que fueras italiano. Si no eras italiano, no eras de Ferrari”, dijo Brian Laban, historiador, autor del libro La Gran
Historia de Ferrari (2002), en el documental La Guerra de las 24 Horas.
Dicho documental de 2016 reveló que Gianni Angelli -empresario que en aquel entonces lideraba el rumbo de los intereses económicos de una de las familias más poderosas de Italia al contar con los derechos de FIAT, Ferrari la Juventus, entre sus múltiples tesoros- fue quien expresamente pidió que Surtees no alineara para la Scuderia y cediera su lugar a Ludovico Scarfiotti, un capricho envuelto en el nepotismo al ser sobrino del magnate.
El desenlace tuvo matices apoteósicos, al ser la victoria más ajustada de la historia de la carrera, con tan sólo ocho metros de separación tras llegar a la meta entre los GT40 de Chris Amon y Bruce McLaren.
Se trató de la primera victoria de un equipo estadounidense en el mítico circuito francés de la Sarthe.