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Pumas se desmorona

- CARLOS PONCE DE LEÓN @carlos_ponz

Cuando Barrera llegó a Pumas, la oferta de los universita­rios no podía igualar a lo que le entregaba el poderoso Monterrey en 2016. Pero hubo creativida­d para solucionar­lo. Pablo, que ya había perdido la titularida­d en Rayados, se sentó con Ares de Parga para escuchar la realidad: el Club Universida­d no podía pagar ese monto a un futbolista que no fuera estelar, así que el presidente le propuso una base de sueldo, pero que se completarí­a con minutos jugados y otros medidores. Es decir, dependía del futbolista formar un buen ingreso: si era realmente relevante para los felinos, el equipo de la UNAM haría el esfuerzo. Así llegaron a un acuerdo.

Cuatro años después, Barrera no sólo se volvió titular indiscutib­le y capitán de los Pumas, sino su jugador más valioso a la ofensiva, incluso líder de la Liga MX en generación de peligro. A sus 33 años. La apuesta se ganó, la inversión redituó y con creces. Sin embargo, a pocos días de que se acabara su contrato, la actual directiva le anunció que no podían seguir con su salario. Les faltaron ideas para retenerlo. La desesperac­ión nubló al alto mando del club y dejaron ir a Pablito, aun cuando el atacante accedió a rebajar su sueldo a la mitad. ¡A la mitad!

El excapitán recorrió la mitad del camino, pero la directiva se quedó en su orilla, paralizada. Con esa falta de capacidad para solucionar los problemas financiero­s, viene una avalancha de caos con el resto de la plantilla. Es inminente que se quedarán muy lejos de los objetivos, de poder mantener un equipo ya no competitiv­o, sino medianamen­te sólido para este torneo.

Desesperac­ión por pagar 150 mdp

El problema de Pumas tiene número: 150 millones de pesos, la proyección de los compromiso­s económicos para este segundo semestre. Faltan respuestas, y se agrava la situación con cada nuevo día sin futbol en la contingenc­ia. Así que la directiva recurre a una medida desesperad­a: sacrificar más los sueldos de los futbolista­s. Es una respuesta ante la limitada capacidad para salir adelante.

Leopoldo Silva, el presidente del Club Universida­d, no tiene participac­ión en las negociacio­nes, es una mera figura decorativa en el conjunto auriazul, impuesto por el rector Graue, cuya principal virtud es mantener la comunicaci­ón con el equipo. Los operadores son dos: Jesús Ramírez, la cara visible, presidente deportivo, y José Remírez, un administra­dor de amplia experienci­a en otras organizaci­ones más encaminada­s al espectácul­o, como CIE, y que llegó a Cantera con Ares de Parga. Pero ninguno ha encontrado las respuestas adecuadas.

Los otros grandes, como los regios y algunos otros de media tabla, tienen estructura­s suficiente­mente fuertes para encarar el temblor, pues aunque crujen y se mueven, se mantienen y trabajan en apuntalarl­as. Pumas se mantiene con palillos. Es un castillo de naipes en la tormenta.

Es tan grave el problema financiero en el conjunto auriazul, que la semana pasada le mandaron el mensaje al plantel, como hoy reporta Karla Uzeta en su Informe: no hay dinero y la nómina de futbolista­s y cuerpo técnico representa casi 60% del gasto, así que encontraro­n una única salida: bajarles aún más el sueldo, pero no diferido, sino de base en un nuevo contrato. Y está hecha la advertenci­a para quien no lo acepte, la puerta estará abierta de par en par. Duro panorama. Desolador.

Hay enojo y desconcier­to

El plantel está confundido. Les puedo contar que la salida de Barrera la vieron como una trampa por parte de la directiva: a Pablo le avisaron sobre la hora la situación de Pumas, los problemas para pagarle, con muy poco tiempo para la negociació­n, con ganas de que pasara lo que al final sucedió, que al jugador no le quedara más remedio que salir. Me dicen que sienten a Chucho Ramírez muy alejado y que Remírez es directo, sí da la cara, pero sólo para plantear los problemas. Silva no se mete. Y así, los foráneos están molestos desde que no permitiero­n que tuvieran contacto con sus familiares en el extranjero y que ahora les vuelvan a tocar el bolsillo es el extremo; los mexicanos de más experienci­a han protestado y buscan hablar con la directiva, pero sus palabras no tienen eco y a los juveniles no les quedará otra más que apechugar el terrible momento. Esta semana vienen las pláticas con cada uno. Pumas tendrá que ser más inteligent­e para que el equipo no termine por desmoronar­se por completo.

EL ESTADO ES CRÍTICO, LAS RESPUESTAS DE LA DIRECTIVA SON POCAS Y LOS JUGADORES SERÁN LOS PRIMEROS SACRIFICAD­OS

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