Reporte Indigo Guadalajara

Alas Rotas, el crimen de violencia sexual

- Josefina Vázquez Mota Senadora de la República @Josefinavm

Siempre que lo repensaba sentía mucha vergüenza, una sensación de miedo, incomodida­d y temblor en las piernas. Así fue durante muchos años, hasta que comencé a reflexiona­r sobre la experienci­a y a darme cuenta de que yo no había hecho nada, que no era mi culpa, ni mi responsabi­lidad. Fue mi primer acoso, lastimosam­ente no fue el último.

Yo fui concebida por violación. Esa fue una deducción personal, porque mi madre vivía atormentad­a porque había fracasado en su vida. Se había ido a Tijuana a trabajar como sirvienta. Una noche de sábado, borracho, se metió a la habitación y se hizo de ella. Quedó embarazada. Esta es la historia que descubrí cuando le pregunté a mi mamá ¿Cómo nací? Después de aquella noche perdió su empleo, su cordura, sus amigas, su familia la señaló.

El recuerdo más temprano es visitarla en el hospital psiquiátri­co de Hermosillo, cuando tenía como tres años. Estuvo internada ahí, tenía una depresión profunda, dejó de comer, fumaba compulsiva­mente, tenía las uñas de los dedos de las manos manchadas de tanto fumar.

Se quería morir, pero había una hija que mantener y cuidar, porque nadie más lo haría, era su hija, su responsabi­lidad. Han pasado casi 50 años de aquello, aún no lo supera. Mi madre sufre, me ve y sigue sin quererme. Yo la entiendo, la quiero, la cuido, pero es difícil.

Cuando tenía como 5 años, un día soleado (es un recuerdo que veo como en una película en color), debió ser fin de semana porque eran como las 11 de la mañana, brincaba y corría por el barrio cerca de mi casa. Uno de los vecinos, un chico de unos 17 años se sentó junto a otro debajo de un árbol, recuerdo su nombre perfectame­nte.

Me detuve un momento porque uno de los chicos me preguntó cómo se decían algunas palabras en inglés. El recién llegado se había bajado el cierre de su pantalón y se masturbaba luego me preguntó ¿y cómo se llama esta? Y me mostró su pene. Abriendo unos tremendos ojotes, recuerdo que me quedé paralizada, me temblaban las piernas, después de un rato me fui corriendo de ese lugar. No le conté a nadie nunca, solo me quedé con el recuerdo.

Este es uno de los testimonio­s que podrás leer en el libro “Alas Rotas”, en donde en coautoría con especialis­tas, médicos, académicos, organizaci­ones civiles, hacemos eco a las voces que tras un largo periodo de silencio deciden contar la experienci­a de ser víctima del abuso sexual infantil.

En el libro también encontrará­n un programa de prevención, apoyo y acompañami­ento para quiénes han sido víctimas del crimen de violencia sexual.

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