Reporte Indigo Monterrey

Con los pies en la tierra

- Antonio Navalón @antonio_navalon

Resulta tierno que Claudio X. González, el hombre que junto con otros descubrier­on en el 2006 que AMLO era un peligro para México, sea ahora uno de los primeros que declara que no solamente hay un buen ambiente entre los empresario­s y el presidente electo, sino que hay que ayudarle para que sea un buen presidente.

A eso le llamo yo tener los pies en la tierra. Como le llamó López Obrador a su libro que, por cierto, le regaló a X. González.

Me hacen mucha gracia las reacciones de las redes sociales, sobre todo las de algunos “hipermoren­istas” que no es que sean más “lopezobrad­oristas” que López Obrador. Es que tengo la impresión de que quieren serlo para que él haga el trabajo sucio de sus odios que ellos no se atreven a hacer. Por eso,

cualquier reflexión inteligent­e se convierte en crítica y a su vez da lugar al espectácul­o, que yo personalme­nte voy a bloquear, de que algunos de los seguidores de Facebook lo llamen, por ejemplo, “pendejo” cinco mil quinientas veces desde el primero de julio, hasta aquí.

Forma parte de las ventajas y desventaja­s de los tiempos, pero así como no se puede combatir el fuego con fuego, tampoco se debe combatir la ignorancia con la ignorancia.

Estamos en un momento que es nuevo. Que bueno que los empresario­s, los ricos, esos cuyo conocimien­to del mundo es exactament­e el botón que su dedo aprieta para que les traigan todo lo que quieren, comprendan que de golpe este país es de otros.

¿Usted cree que ellos se van a retirar y van a permitir que sea del pueblo? Claro que no. Lo que pasa es que el que ganó el juego está teniendo la habilidad de no dejarle ninguna salida a la oposición, hasta ahora.

Pero no se equivoque, lo único que no ha cambiado y no lo hará es la naturaleza humana. Cambiaron los sistemas de comunicaci­ón, pasamos de las señales de humo o de las palomas mensajeras a internet. Pasamos a vivir en la era del mayor conocimien­to regalado en la historia de la humanidad, a cambio de pagar el precio de ser la sociedad menos sabia que ha vivido en los últimos siglos.

Pero ahora y aquí, las fuerzas del mal siguen avanzando en forma de la verdadera oposición, el odio y el rencor que no se esfumaron, ni ha desapareci­do el México negro y bronco que sigue tan vivo como estaba antes del primero de julio. Ahora, se piensa al menos, que está bajo la sorpresa de qué nos pasó, de cómo nos pudimos equivocar tanto de país.

Para todos los demás, y no se puede ser neutral, lo primero que hay que hacer es pedir inteligenc­ia para defender la conquista ciudadana y cívica del primero de julio. Lo segundo, no hace falta que usted se crea el mensaje de paz, el amor y la república amorosa. Eso es importante que lo practique. Porque tiene que saber que tal vez usted no esté dispuesto a perdonar y olvidar, pero lo que es seguro es que los dueños del país no están dispuestos a eso.

Entonces, si no se construye y transforma esa mayoría social en algo que de verdad merezca, no solamente temor en silencio, o esperar a la vuelta de la esquina para acuchillar al proceso por la espalda, si no se logra una fuerza social que realmente haga inútil cualquier intento de revertir el primero de julio, entonces volveremos a ser el país de la ilusión.

Madero cabalgará de nuevo y todo el país estará muy feliz. Porque Porfirio estará en camino de París, pero los malos estarán camino a Palacio Nacional.

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