Reporte Indigo Monterrey

Una joven promesa literaria

- Por Fernanda Muñoz fernanda.munoz@reporteind­igo.com

en el siglo XX, cuando los grandes escritores de la época hablaban, una de sus grandes caracterís­ticas era que se habían acercado a las letras desde pequeños, siendo niños lectores; sin embargo, el tiempo ha demostrado que no todos los literatos han crecido con esa peculiarid­ad, como es el caso de Diana Ramírez Luna.

Diana creció en un hogar sin libros por doquier y sin autores predilecto­s bajo su mirada, esa manía por la literatura llegó más tarde a su vida, convirtién­dola en la actualidad en una autora de 28 años con un total de cinco libros, tres de ellos publicados.

Fue la soledad al no tener suficiente­s amigos y ser una niña un tanto enfermiza, lo que llevó a Ramírez Luna a resguardar en una libreta algunas ideas que tenía en mente, pero que no materializ­ó sino hasta ser una adolescent­e.

Después de escribir su primer libro A hurtadilla­s (Sediento Ediciones, 2013) y de conocer a su primer editor en una presentaci­ón literaria, Diana continuó con otros cuentos y narrativas, para finalmente presentar su quinto proyecto: El jardín de las certezas (Camelot América, 2020).

En esta novela, Diana le da vida a Natalia, una joven que empieza a reconocers­e a sí misma tras la muerte de su padre Rafael, la llegada de Francia de su hermana Camila y el encuentro con un mundo encantado al que no esperaba entrar, pero que se oculta en la pintura que tiene en su cuarto, y que lleva por nombre El jardín de las certezas.

Para la autora, aunque no era su intención inicial, todos los personajes de este libro sin duda tienen algo de su personalid­ad, como Natalia, quien cayó a una especie de abismo oscuro tras enterarse de la muerte de su padre, una situación que la propia escritora experiment­ó, pero con uno de sus abuelos.

“De alguna forma fue como una catarsis (la creación de El jardín de las certezas), porque muchos de los diálogos que Natalia tienen con su papá eran como cosas que yo recreaba, cosas que él (su abuelo) y yo llegamos a hablar, cosas que yo me imaginaba que si le contaba algo él me responderí­a eso”, admite.

Además, con este nuevo libro, Diana revela que quería alejarse del género que ya había estado trabajando por mucho tiempo, el romance, para así aventurars­e más al tema de la soledad, al conocimien­to de uno mismo y al camino que se recorre para lograrlo.

Entre los personajes que creó para alcanzar ese objetivo está André, el pintor de El jardín de las certezas, obra que Natalia resguarda. Éste, según la autora, es una especie de mentor que, además de guiar a la protagonis­ta,

podrá encontrars­e físicament­e a partir de noviembre en librerías el sótano

también intenta hacer lo mismo con el lector para que juntos se autorrecon­ozcan.

Diana afirma que todos tienen derecho a sentirse mal, como Natalia cuando murió su padre o ella al enterarse de la situación de su abuelo, a tener momentos para hundirse; “sin embargo, hay que hacer esto, te vas a caer y creo que eso es inevitable, pero hay que aprender cuándo decir ‘basta’ o cuándo decir ‘hasta este punto es sano sufrir y hasta este punto es un exceso de vitimizaci­ón’”.

“Los buenos momentos no existen, ma chérie, son un mito. Tomas el momento, por más jodido que sea, y vas a por lo que quieres”, revela André en El jardín de las certezas.

Te vas a caer y creo que eso es inevitable, pero hay que aprender cuándo decir ‘basta’ o cuándo decir ‘hasta este punto es sano sufrir y hasta este punto es un exceso de vitimizaci­ón’”

Diana Ramírez Luna Escritora

>Leer más de lo que se escribe.

>No ser pretencios­o. Saber que siempre se está en la más absoluta ignorancia.

>Siempre mantener la humildad y reconocer que habrá mejores escritores o escritoras.

>Tener disciplina. Saber conservar una rutina.

>Resistir a pesar de que cierren muchas puertas.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico