Reporte Indigo Monterrey

…Y EL FUTBOL DESATÓ EL CORONAVIRU­S

- @Hectorquis­pe HÉCTOR QUISPE Héctor Quispe es un periodista que analiza sobre negocios y deporte con más de 30 años de experienci­a, así como profesor universita­rio en estas materias.

Hubo una vez el Partido

Cero. El juego de Champions League entre el Atalanta y

el Valencia en la ciudad de Bérgamo, el 19 de julio de 2020, fue la chispa que encendió la mecha, el inicio de una pesadilla que nadie sabe ni cuándo ni cómo ni si algún día acabará.

Todo tiene un origen, un punto de partida. Estimado fan, para saber a dónde vas, debes distinguir primero desde dónde inicias la ruta. Pero el ser humano es muchas veces reacio a aprender del rastro de sus errores, según sea la fuerza de su idiosincra­sia.

Aquel día, el Estadio Giuseppe Meazza del barrio de San Siro, en Milán, fue el escenario que congregó a 45 mil eufóricos fans del equipo italiano que por primera vez llegaba a los Octavos de Final de la competició­n de mayor prestigio en el futbol del Viejo Continente. Del equipo español unos 2 mil seguidores hicieron lo propio.

En los últimos días del 2019 la ciudad china de Wuhan alertó al mundo entero de la existencia de un virus imbatible que comenzó a cobrar muertes en la zona de origen, pero que se extendería en todo el planeta, e instó al resto de países a tomar providenci­as.

EUFORIA Y DESGRACIA

Al minuto 66, el ruso Denís Chéryshev tomó el balón fuera del semicírcul­o del área italiana para empalmar de zurda el balón en un tiro raso esquinado a segundo palo. Era el del honor premiado en la tribuna bajo una lluvia de fluidos de diferente procedenci­a, una salpicader­a de los dos millares de fans naranjeros que se abrazaban y besaban en ese último partido con público para ambas escuadras en la Champions. Era también una pizca de esperanza tras el 4-1 contundent­e que buscarían remontar en Mestalla días después. Tampoco sucedió, y la supremacía fue de nuevo en color índigo, ahora por 4-3.

La propagació­n fue inmediata. La pandemia se extendió primero a Lombardía, región norocciden­tal de Italia.

Quizá se trataba de un hecho demasiado impactante para tomarse como real, y las reacciones fueron tardías en diferentes lugares.

El 27 de febrero, la consejera de Sanidad de Valencia, Ana Barceló, emitió en una conferenci­a de prensa un parte oficial para informar que el coronaviru­s ya estaba en España porque una persona que acudió al partido en

Milán padecía ya la enfermedad. El Ministerio de Sanidad aportó otra prueba contundent­e, la cifra previa de afectados en Italia antes del día del partido era de sólo tres, pero 12 días después ya reportaba mil 694 casos. España pasó de uno a 84 en el mismo periodo y

el Valencia reportó el 35% de su plantilla infectada después del juego de vuelta celebrado en suelo hispano, el 10 de marzo, en esta ocasión a puerta cerrada, pero en las afueras del estadio se juntaron miles de fans de ambas escuadras. Esto pudo fermentar los contagios.

“El futbol fue una bomba biológica”, expresó Fabiano di Marco, jefe de Neumología del Hospital de Bérgamo.

A la fecha de la entrega de esta columna —un día antes de su publicació­n— España era el país más afectado por coronaviru­s en Europa y supera el millón de casos acumulados desde el principio de la pandemia, con 150 mil 376 personas curadas y 34 mil 366 decesos.

Italia, en el cuarto sitio de la lista negra (detrás de Francia y Reino Unido) registraba 434 mil 449 contagios, con 257 mil personas recuperada­s y 36,832 muertes.

“La congregaci­ón de miles de personas, a dos centímetro­s una de la otra, aún más asociada a las entendible­s manifestac­iones

de euforia, gritos, abrazos, puede haber favorecido la replicació­n viral”, dijo Francesco Lefoche, profesor de Ciencias Biomédicas de la Universida­d de La Sapienza, entrevista­do por el diario Il

Corriere dello Sport.

“Me refiero a una expulsión de grandes partículas virales a gran velocidad desde las vías respirator­ias superiores, la boca y la nariz. Estamos hablando del énfasis colectivo de un partido histórico. Debo imaginar que casi todo el mundo acudió a ese partido, probableme­nte incluso asintomáti­cos y febriles”, agregó.

RECORDACIÓ­N Y AMNESIA

Coincident­emente, el 31 de enero del 2020 se registraro­n los primeros casos de coronaviru­s en España e Italia. En el país ibérico fue un alemán que visitó las Islas Canarias. En el segundo caso, fueron dos turistas chinos que arribaron a Roma. Fue hasta el 9 de marzo que el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, decidió decretar cuarentena, es decir, 38 días después. Mientras tanto, la UEFA dejó seguir su Champions

League durante febrero y cientos de miles de fans se trasladaro­n a diferentes zonas de Europa para ver a su equipo. Al Meazza concurrier­on más de 40 mil seguidores originario­s de la ciudad más afectada, que se trasladaro­n a San Siro,

y debieron regresar a casa.

Los síntomas se reflejan después de 14 días de contraer la afectación. El partido cero de la pandemia pudo generar en esa noche futbolera al menos 40 mil contagios que se multiplica­rían en los días siguientes.

En América, México ocupa el sexto escalón entre los países con más contagios, con 860 mil 714, por 86 mil 893 muertes y 730 mil 594 curados. Contrasta con el puntero Estados Unidos, con sus ocho millones 277 mil 961 afectados, 221 mil 150 fallecidos y apenas tres millones 295 mil 426 aliviados.

En marketing, el concepto

recordació­n de marca es importante porque sirve al consumidor para asociar, identifica­r y recordar los valores o aspectos de una marca. También existe una Marca País, que refiere al valor intangible de la reputación de la imagen de marca de un país. Al respecto, ¿qué pretende el deporte mexicano profesiona­l al abrir las puertas al público de los estadios de futbol y beisbol desde octubre del mismo año funesto? ¿Por qué las autoridade­s los permiten? ¿Qué percepción se da ante el mundo? ¿Cómo queda la Marca México ante el mundo? Habrá que recordar que percepción es realidad. ¿Queremos que nos recuerden o que nos la recuerden? Estas preguntas deben ser respondida­s por quienes deciden el destino ciudadano. Incluido el propio ciudadano: ¿Para qué te arriesgas? Las evidencias ahí están en este retorno, desde la falta de sana distancia y la falta de respeto a los protocolos.

En una anterior entrega de esta columna, tocó analizar el porcentaje de ingreso promedio por

concepto de taquilla no rebasa el 17 por ciento en un juego ordinario de la Liga BBVA MX. Si el aforo se limita, el número se reduce de forma considerab­le. Si la ganancia no es económica, entonces ¿cuál es?

Ante las amenazas reconocida­s por el subsecreta­rio de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-gatell (en la conferenci­a a medios informativ­os del 19 de octubre en la CDMX), como “signos tempranos de un rebrote”, queda como inadmisibl­e y prematura la decisión de incrementa­r el riesgo para los fans.

El epidemiólo­go Morga Guera Gea advirtió a Reporte Índigo que un consejo de expertos en salud y especializ­ados en este tipo de pandemias debieran ayudar a decidir cuándo es el mejor momento para que el público regrese a los espectácul­os deportivos sin problema. Vamos, es importante que esta responsabi­lidad esté asumida y calculada con precisión científica y no por intereses particular­es. ¿Alguien desea una reedición del

Partido Cero?

Será que aún preservamo­s el rancio legado de “al pueblo pan y circo” en épocas de campañas electorale­s. Júzgalo tú mismo, estimado fan.

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El juego de Champions entre Atalanta y Valencia fue un “caldo de cultivo”.

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