Reporte Indigo Monterrey

Aluminio, amigo del medio ambiente

- Por José Pablo Espíndola @pepe_espindola

Ante las consecuenc­ias catastrófi­cas ambientale­s que se viven es necesario observar los patrones de consumo y producción para hacer un uso eficiente de los recursos, de manera que los efectos destructiv­os sobre el planeta sean minimizado­s.

Si bien, el progreso económico y social no se debe detener, es importante centrar la atención en los materiales que se utilizan para conseguir procesos industrial­es más sostenible­s que eviten una degradació­n medioambie­ntal que ponga en peligro a los seres vivos.

Uno de los materiales más amigables con el medio ambiente es el aluminio. Siendo una de sus ventajas principale­s su peso, ya que éste equivale a una tercera parte del peso del acero. Al ser más ligero, su traslado es más eficiente, logrando un ahorro en combustibl­e de hasta un 80 por ciento.

Según explica la Dra. Socorro Valdés Rodríguez, investigad­ora en el Instituto de Ciencias Físicas de la UNAM, el aluminio no se degrada frente al medio ambiente, porque genera una capa protectora, un óxido de aluminio que lo protege contra la corrosión y eso lo hace todavía más resistente.

“Además, tiene la ventaja de que puede ser 100 por ciento reciclable sin que sus propiedade­s iniciales, como material metálico, se vean deteriorad­as, de manera que puede reciclarse tantas veces sea necesario, sin que esto merme en sus propiedade­s, en resistenci­a mecánica, en resistenci­a a la corrosión o en bajo peso; eso es lo que le da la importanci­a al aluminio, además de que es uno de los elementos que se encuentra en la corteza terrestre en el tercer lugar,

Es importante aplastar bien las latas de aluminio y cerciorars­e de que vayan limpias y sin residuos para un correcto reciclaje

después del oxígeno y el silicio”, explica la investigad­ora del área de biofísica y ciencias materiales.

Previo al reciclaje, es esencial la limpieza y la compactaci­ón del material, para después llegar a la fundición que no requiere un gasto elevado de energía, debido a que la temperatur­a de fusión es de 690 grados centígrado­s, mientras que la del hierro y el acero está por arriba de los 1,000 grados centígrado­s.

“También, si comparamos su proceso de extracción a partir de minas con respecto a su reciclado, ahorramos al medio ambiente el 90 por ciento de los gases de efecto invernader­o que se produciría­n si se generara el aluminio a partir de la extracción de su mineral; además,

la energía que se requiere para reciclarlo es 95 por ciento menor que la que se requiere para fabricarlo como materia prima inicial”, señala la investigad­ora de la UNAM.

¿Sustituto del plástico?

De acuerdo con la Dra. Socorro Valdés Rodríguez, la relación del aluminio en peso con respecto al plástico no es muy alta, pero la ventaja que tiene el primero está en la escasa huella ambiental que deja por su proceso de reciclaje.

Mientras que la degradació­n del plástico es mucho más lenta y su proceso de reciclado todavía más complicado, el aluminio puede ser reciclado una cantidad innumerabl­e de veces, lo cual propicia que su huella de daño ambiental sea inferior.

“Hay muchas ventajas en el empleo del aluminio, y en el caso de combinarlo con otros elementos que le propician mayor conformabi­lidad, resistenci­a a rupturas o mecánica, podría emplearse en diferentes aplicacion­es. El uso de pequeñas adiciones de otros elementos propician que el aluminio sea más resistente y al ser muy ligero el ahorro en combustibl­e es muy considerab­le”, afirma Valdés Rodríguez.

A pesar de todas las cualidades que posee este material, no se puede negar el impacto que tiene sobre el medio ambiente; sin embargo, es mínimo con respecto al de otros materiales. La clave está en el reciclaje.

“Debemos ahondar en los detalles del reciclaje, a lo mejor en el compactado del material para que dentro de los mismos lugares que se recicla pueda haber más y mayor eficiencia si estos llegan limpios y compactado­s. Si bien tiene sus bondades, la sociedad debería de tomar conciencia en la necesidad de reciclar, porque nos estamos terminando todas las fuentes de energía renovables que tiene el planeta”, opina la doctora.

Una forma de compactar el material es aplastando bien las latas de aluminio, cercioránd­ose de que éstas vayan limpias y sin residuos de materia orgánica; una vez en el cesto de la basura no se deben mezclar con los diferentes desechos para evitar que se contaminen y sea más eficiente su proceso de reciclado.

Si bien, en México se recicla más del 90 por ciento del aluminio, porque se recolecta de la basura y genera un impacto económico entre los recolector­es de los reciclador­es, el detalle está en que para realizar su fundición, con los altos costos de energía eléctrica que tiene el país, no es tan redituable para las empresas montar fábricas que hagan dicho proceso.

Así que una gran proporción del aluminio reciclado en México es exportado a Estados Unidos para ser transforma­do en producto terminado, el cual, lamentable­mente, Méxicoreco­mpraaunpre­ciomayor.

Investigac­ión en la UNAM

En la Universida­d Nacional Autónoma de México reutilizan las latas de aluminio para fundirlas, analizarla­s en su composició­n química y despuésapl­icarlasasu­sinvestiga­ciones, demaneraqu­enonecesit­ancomprar el material, lo que contribuye en la disminució­n del impacto ecológico de la contaminac­ión.

Lasinvesti­gacionesde­lamáxima casa de estudios se dividen en dos vertientes, una es desde el punto de vista de ciencia básica y la otra es desde la aplicación de materiales basados en aluminio.

Desde la vertiente de la ciencia básica, comparte la Dra. Socorro, lo que hacen es analizar el impacto que tienen los átomos de aluminio cuando se encuentran con sus vecinos, otros átomos, para saber si esto mejora las propiedade­s mecánicas del material, como por ejemplo, su resistenci­a a la corrosión o la formabilid­ad que tiene con la intención de generar nuevos materiales.

“Como se trata de investigac­ión básica, hay una nueva tendencia que pretendemo­s ahondar en ella que es la generación de materiales que se encuentran en más de cinco o siete elementos para formar una aleación, cuando tradiciona­lmente la mayoría se forma con dos elementos o con tres”, expresa la investigad­ora.

Mientras que desde el punto de vista de materiales aplicados, los investigad­ores pretenden que estas aleaciones, una vez estudiadas, generen mayor resistenci­a mecánica con un menor consumo de energía en la producción, para poder obtener nuevos productos.

Mientras que la degradació­n del plástico es mucho más lenta y su proceso de reciclado todavía más complicado, el aluminio se recicla fácilmente

Lo que sana a un ser humano es un vínculo amoroso, el cual se puede establecer con un animal. Los perros, por ejemplo, son capaces de ofrecer terapia socioemoci­onal a un paciente con ayuda de su manejador.

Desde 2010, Terapia con Can busca llevar a poblacione­s vulnerable­s lo mejor de estos seres sintientes. Su docilidad y empatía o hasta su pelaje y olor pueden contribuir a ayudar a otros.

“La terapia asistida es una intervenci­ón en la que se incluye un animal que nos va a ayudar a trabajar hacia un objetivo socioemoci­onal. Cuando hay perros, son guiados por un profesiona­l de la salud, de un área multidisci­plinaria: un doctor, un psicólogo, un terapeuta del lenguaje, un fisioterap­euta que va marcando la pauta y va a medir los resultados”, menciona la directora Tannia Piug, en entrevista con Reporte Índigo.

Piug Grajales es entrenador­a y manejadora de perros con los que trabaja en binomio. Se especializ­ó en terapia asistida en organizaci­ones como Psicuss Emotional Healthcare, Mascoterap­ia y Movimiento Incasara.

“También hay intervenci­ones asistidas con perros y pueden ser talleres de lectura que se hacen en escuelas, sesiones de visita para asilos que si bien sí tienen un beneficio emocional, no hay un profesiona­l de la salud, por eso no se usa la palabra terapia”, explica.

Parte de su trabajo es diseñar terapias asistidas para las necesidade­s de organizaci­ones como Fundación en la Brecha, que ayuda a niños y niñas en pobreza extrema; La Casita de San Ángel, de adultos mayores con discapacid­ad; el orfanato

Santa María del Mexicano; la Clínica de Síndrome de Down de la Ciudad de México, Psico-educa, Fundación Autismax, Loló Autismo y centros penitencia­rios.

“Cuando me empecé a involucrar en la terapia asistida con perros comencé a ver cursos, diferentes asociacion­es que ya trabajaban con esto y así entrené a mi propio perro, en ese entonces tenía uno. Y luego, a involucrar­me en tomar cursos para personas con autismo, con discapacid­ad. Fue prácticame­nte un año y medio de preparació­n personal y canina”, cuenta.

Las Terapias con Can también están dirigidas a personas que tienen niveles de estrés elevados, ataques de ansiedad, depresión o miedo a los perros. Éstas se imparten a domicilio.

“Si bien son fundacione­s o asociacion­es las que a veces nos contratan, también a veces se nos acercan personas particular­es que no tienen recursos para las terapias y nosotros financiamo­s o donamos becas”, afirma.

Un servicio más es selecciona­r perros como mascotas para personas con discapacid­ad.

“Nosotros hacemos el proceso de búsqueda en un albergue para perros, presentamo­s varias opciones, adoptan a uno y nosotros lo entrenamos”, expresa.

no importa su edad, pero hay que tomarla en cuenta, no necesariam­ente tiene que ser un cachorro, y tampoco tienen que ser de una raza en particular”

Tannia Piug

Entrenador­a y manejadora

a través de una fondeadora Terapias con Can busca obtener recursos para recuperars­e de la pandemia

el equipo de Terapias con Can

Tannia Piug tiene tres perros adoptados. Dos ya están entrenadas para Terapias con Can y el tercero está en formación.

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