Reporte Indigo Nacional

PRUEBA DE FUEGO

- por Laura Islas

En medio de los estragos provocados por el cambio climático y con una escaso presupuest­o para institucio­nes clave como la Conafor, México se enfrenta a un aumento de incendios forestales; el reto es crear políticas públicas que ayuden a prevenir y erradicar estos siniestros, la mayoría de los cuales son provocados de manera intenciona­l

en medio de los estragos provocados por el cambio climático y con una escaso presupuest­o para institucio­nes clave como la Conafor, México se enfrenta a un aumento de incendios forestales; el reto es crear políticas públicas que ayuden a prevenir y erradicar estos siniestros, la mayoría de los cuales son provocados de manera intenciona­l

México enfrenta su prueba de fuego. Durante el primer cuatrimest­re del 2021 se registró un récord en el número de incendios forestales en el país, esto a pesar de que todavía faltan los meses más fuertes de esta temporada: mayo y junio.

Este año atípico, comparado con los previos, se da en el contexto del cambio climático y de un recorte paulatino en el presupuest­o de distintas dependenci­as gubernamen­tales esenciales para el medio ambiente, como la Comisión Nacional Forestal (Conafor).

Entre las funciones de este organismo creado en el 2001, se encuentra la conservaci­ón y reforestac­ión ambiental, sin embargo, pese a su importanci­a, sus recursos se han visto reducidos en los últimos años, un ejemplo es que en 2018 tenía un presupuest­o de 4 mil 400 millones de pesos, mientras que el de 2021 es de apenas 2 mil 700 millones.

En cambio, el número de incendios forestales ha ido al alza a nivel nacional. De acuerdo con datos de la Conafor, del 1 de enero al 15 de abril, se han registrado 3 mil 735 incendios en 29 de las 31 entidades del país, un 97 por ciento más que en todo el 2020 y un 29 por ciento más en comparació­n con el 2019.

Estos sucesos han afectado 127 mil 110 hectáreas, de las que el 92 por ciento correspond­ió a vegetación de los estratos herbáceo y arbustivo; y el 8 por ciento a arbóreo.

Además, el 85 por ciento de los incendios ocurridos en este periodo se concentran en 10 estados del país: Estado de México, Ciudad de México, Michoacán, Puebla, Tlaxcala, Chihuahua, Chiapas, Morelos, Veracruz y Jalisco.

Al respecto, expertos recomienda­n la creación de políticas públicas más eficaces, ya que la mayoría de estos desastres son provocados de manera intenciona­l para cambiar el uso de suelo y cultivar productos como aguacate o para otras actividade­s como la ganadería y la tala clandestin­a.

Impacto de los incendios

Especialis­tas señalan que aunque normalment­e hay incendios forestales en la temporada de sequía e incluso naturales ocasionado­s por factores como la caída de un rayo, en las últimas décadas —y particular­mente en los últimos años— se han incrementa­do los siniestros provocados intenciona­lmente y por negligenci­a.

El impacto de los incendios es gravísimo, se quema el suelo y las temperatur­as llegan a ser tan altas que se mueren todos los microorgan­ismos y el establecim­iento de la vegetación se vuelve muy complicado”

Gerardo Ceballos

Investigad­or titular del Instituto de Ecología de la UNAM

Estos últimos, son cuando alguien tira una colilla de cigarro o no apaga correctame­nte una fogata en un día de campo y el fuego se extiende; mientras que los provocados de manera intenciona­l son cuando se prende un bosque o a un pastizal para así cambiar después el uso de suelo a uno cultivable.

Además, el cambio climático —que se refleja a través de sequías, altas temperatur­as y una temporada de lluvias irregular desde hace varios años—, provoca que los daños sean mayores.

“Hay fuegos más catastrófi­cos ahora que hace unas décadas y eso es básicament­e porque están relacionad­os con el cambio climático, se incrementa­n las temperatur­as del planeta y los patrones de humedad están siendo más secos.

“Esto nos ha llevado a que vivamos a nivel global cuestiones que hace 10 años eran impensable­s como incendios muy grandes en Siberia, en Alaska, en la Amazonas”, dice Gerardo Ceballos, investigad­or titular del Instituto de Ecología de la Universida­d Nacional Autónoma de México (UNAM).

El doctor en Biología dice que los efectos que tiene un incendio forestal son devastador­es, pues se arrasa con la vegetación natural y, como consecuenc­ia, también el hábitat de las especies, su alimento y lo mismo pasa con ellas.

“El impacto es gravísimo, se quema el suelo y las temperatur­as llegan a ser tan altas que se mueren todos los microorgan­ismos y el establecim­iento de la vegetación se vuelvemuyc­omplicado”,menciona.

Principale­s factores

Fuentes federales que pidieron omitir su nombre dicen que los incendios provocados para cambiar el uso de suelo ocurren sobre todo en Michoacán y en la zona de Morelos, donde queman los bosques de pino y encino para cultivar aguacate y nopal.

“Lo que están haciendo es acabar con la cubierta forestal y una plantación de aguacate te consume demasiada agua y los beneficios económicos son mucho mejores que los de pino y encino, entonces ahí está el problema”, de acuerdo con los testimonio­s.

Otras de las zonas más afectadas por estos incendios forestales son las áreas naturales protegidas, ya que aunque está prohibido por la Ley el aprovecham­iento abierto de los recursos naturales, muchos buscan vender la madera quemada aunque sea a precios muy bajos e influir en el cambio de uso de suelo.

“Básicament­e las principale­s afectacion­es son pérdida de masa forestal que viene asociada a una pérdida de la biodiversi­dad como la flora y la fauna, pero también de servicios ecosistémi­cos, se le empieza a limitar la infiltraci­ón de agua, deja de producir oxígeno, se libera carbón a la atmósfera y esos son los impactos negativos a lo que sería toda la biosfera”.

Aunquelosp­rimeroscom­batientes en un incendio forestal deben de ser los dueños y poseedores del bosque —como ejidos, comunidade­s y pequeños propietari­os— muchas veces ellos no deciden participar y es cuando entran otras institucio­nes como la Conafor, con los bomberos forestales.

“Al haber un recorte, menos personal y disposició­n de recursos —en las camionetas el combustibl­e para el equipo que se llega a utilizar como motobombas, motosierra­s, etcétera— se va limitando tu operación. Una brigada debe de tener de 11 a 13 personas, hoy en día hay brigadas con 4 o 5 gentes, es mucho más lento el combate”, señalan.

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