EL SILENCIO DESPLAZADOS DE LOS
Miles de mexicanos se ven forzados a abandonar sus hogares cada año a causa de la violencia y las disputas entre grupos criminales; sin embargo, aunque las ganas de volver estén presentes, muchas veces es un viaje sin retorno
En los últimos 16 años cientos de miles de personas fueron desplazadas en México por desastres naturales, la violencia entre comunidades y el terror que ejerce el crimen organizado sobre la población.
Guerrero es uno de los estados más afectados por esta problemática. Organizaciones defensoras de derechos humanos estiman que, desde 2016, fueron víctimas de desplazamiento forzado más de 30 mil personas en esta entidad, de las cuales al menos 7 mil huyeron del estado durante el mandato de Evelyn Salgado Pineda, quien asumió el poder el 15 de octubre de 2021.
Especialistas en materia de seguridad, señalan que actualmente esta entidad atraviesa por un debilitamiento de las instituciones tras el paso del huracán Otis, los que favoreció a que grupos armados y del narcotráfico secuestraran comunidades, impusieran su ley de plomo y desplazaran a su población.
Ellos quieren entrar en otros pueblos, mandar, vender la droga sin que nadie les diga nada”
Terror en El Terrero
Susana, a quien llamaremos así para proteger su identidad y la de sus familiares, lleva poco menos de seis meses asilada en Estados Unidos, pues tuvo que salir huyendo de la comunidad de El Terrero, en el municipio de Juan R. Escudero, ubicado a unos 47 minutos de Acapulco.
La violencia que le arrancó la tranquilidad inició el 22 de octubre de 2023, el mismo día que el huracán Otis se formó y días antes de que el fenómeno meteorológico arrasara con Acapulco y otros municipios guerrerenses, cuando tres personas de su comunidad desaparecieron y encendieron las alertas entre los pobladores de la comunidad.
Posteriormente, los restos de los desaparecidos fueron abandonados en un tramo carretero colindante con la comunidad de Tlayolapa.
“Cuando encontraron a los muertos ya teníamos la amenaza de que iban a entrar al pueblo”, narra Susana, quien días después tuvo que dejar su terruño para salvar su vida y la de sus hijos.
Los restos en pedazos de los hombres de 16, 19 y 45 años fueron recogidos y los habitantes del pueblo intentaron darles sepultura; sin embargo, el asedio del grupo armado –presuntamente identificado como Federación Guerrerense– subió de nivel y comenzaron a infundir terror con disparos y ataques fortuitos.
Susana Víctima de desplazamiento forzado en Guerrero
’No quisieron venir’
El 25 de octubre, cuando se catalogó a Otis como huracán categoría cinco, la comisaría de El Terrero fue atacada con armas de grueso calibre. Tras el ataque murieron dos policías comunitarios, y este fue el punto de inflexión para muchas personas.
“Cuando yo pedí ayuda para que me fueran a sacar a mí y a mis hijos, hablé con la presidenta municipal (Diana Carolina Costilla), me dijo, ‘no tengo elementos suficientes’, pero cuando salimos y pasamos afuera del municipio había como ocho patrullas de la Policía Estatal, y no quisieron venir”, relata Susana.
Una vez que el grupo armado tomó el control del pueblo, dejó ver su faceta más brutal, además de los homicidios, se les atribuyen extorsiones, levantones y tortura hacia los habitantes de El Terrero, a quienes –en el mejor de los casos– apalean si se niegan a seguir sus órdenes.
“Ahorita, más que nada, pensamos que el gobierno ya está con ellos, porque ella (Diana Carolina Costilla) dijo ‘armense para cuidar a su pueblo’ pues según no tenía posibilidades de apoyarnos”, sostuvo la víctima de desplazamiento forzado.
Susana añadió que tanto ella, como otros habitantes han pedido la intervención de la Guardia Nacional, del Ejército y de Evelyn Salgado Pineda; no obstante, nadie ha atendido las llamadas de auxilio de los terrerenses.
Aunque la cifra aún es indeterminada, las víctimas aseguran que al menos la mitad de los habitantes de El Terrero abandonaron sus bienes, ganado y cultivos de maíz para huir de la violencia.
Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, señalan que en esta comunidad del municipio de Juan R. Escudero habitaban cerca de mil 99 habitantes antes de que el grupo armado se apoderara del pueblo a finales de 2023.
“Ellos quieren entrar en otros pueblos, mandar, vender la droga sin que nadie les diga nada”, expuso Susana, quien detalló que en esta región las localidades de Tierra Colorada, La Palma, Michapa y Tlayolapa enfrentan escenarios similares de violencia con grupos de civiles armados encabezados por los sicarios apodados como “Garza” y “Comandante Oso”, presuntamente afines a la Federación Guerrerense y a Los Ardillos.
Mientras Susana es testigo a la distancia de cómo El Terrero se convierte en un pueblo fantasma, el tiempo de asilo en Estados Unidos se le agota, pues en seis meses evaluarán su caso y si no se alarga su estancia, enfrentará una deportación inmediata hacia la violencia de la que escapó.
En seis meses más de 500 personas huyeron de la comunidad de El Terrero por la incursión de un grupo criminal que impuso su ley de plomo