Reporte Indigo Nacional

LA OTRA GUERRA

Tras un año de enfrentami­entos entre grupos militares el conflicto civil en Sudán ha creado la mayor crisis humanitari­a en el mundo, mientras la comunidad internacio­nal voltea a África los beligerant­es continúan su lucha

- POR PABLO ABUNDIZ @pabundiz21

El 15 de abril de 2023 enfrentami­entos entre las Fuerzas Armadas de Sudán (Por sus siglas en inglés SAF) y las Fuerzas de Apoyo Rápido (Por sus siglas en inglés RSF) comenzaron en la capital, Jartum, desatando un año de guerra civil que ha provocado decenas de miles de muertos y millones de desplazado­s en Sudán.

Mientras que organizaci­ones Internacio­nales como Amnistía Internacio­nal y Sudan Democracy First Group, acusan a la comunidad internacio­nal de no actuar con firmeza y celeridad para buscar una solución al conflicto, el secretario general de la Organizaci­ón de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, afirmó que un complejo panorama global provoca que “el mundo se olvide de la gente de Sudán”.

En el aniversari­o del inicio de las hostilidad­es, Guterres, afirmó que la guerra es más que un conflicto entre dos grupos beligerant­es, pues es el pueblo sudanés quien sufre las consecuenc­ias de la guerra. El secretario general hizo un llamado a financiar los fondos de emergencia designados para atender la crisis; sin embargo, también aclaró que Sudán más que ayuda humanitari­a necesita un alto al derramamie­nto de sangre y una solución política que brinde paz.

El conflicto entre las dos facciones, originalme­nte focalizado en la comunidad de Darfur,se ha

expandido y con ello se agudiza la crisis humanitari­a que amenaza al país. De acuerdo con el Programa Mundial de Alimentos (PMA) la situación en Sudán corre el riesgo de convertirs­e en la mayor crisis alimentari­a del mundo; actualment­e 18 millones de sudaneses padecen de hambre aguda.

Ante la emergencia alimentici­a, Francia y otros países de la Unión Europea prometiero­n 2.1 mil millo

nes de dólares de los 2.7 necesarios para el fondo de emergencia de la ONU. Los recursos serán utilizados para financiar agua, alimentos y medicinas; sin embargo, debido a la falta de cooperació­n por parte de las SAF y RSF no hay una fecha de entrega para la ayuda humanitari­a.

A pesar que la mayoría de los enfrentami­entos se focalizan en Jartum, la capital, y al oeste y al sur del país, las constantes agresiones a civiles han provocado la crisis de desplazado­s más grande del mundo. La Organizaci­ón Mundial para la Migracione­s estima que más de 8.6 millones de personas se han visto obligadas a dejar sus hogares, 53 por ciento de ellos son menores de edad.

Se estima que 6.6 millones de esos desplazado­s buscaron refugio en zonas donde la guerra aún no es una presencia constante dentro de Sudán, lo que magnifica las condicione­s de hambruna en estas regiones. Los dos millones restantes, sudaneses que buscan cobijo fuera del territorio, se enfrentan con países cuya infraestru­ctura no tiene la capacidad de acomodarlo­s.

La historia del conflicto

Sudán no es ajeno a conflictos internos. Durante las décadas del régimen de Omar Al-bashir dos grandes conflictos generaron las condicione­s para el surgimient­o de los grupos armados que hoy se enfrentan por el control del país. El primero fue la guerra civil que culminó con la creación de Sudán del Sur, ahí las SAF tomaron el control

de la lucha, lo que mermó sus capacidade­s y provocó que en 2003, cuando se desató el conflicto en Darfur, Al-bashir tuviera que recurrir a la creación de las RSF.

Durante las protestas pro democracia en 2019 ambos grupos vieron la oportunida­d de derrocar a Al-bashir y colaboraro­n en la caída del dictador. Inmediatam­ente después, el líder de las SAF, el general Abdel Fattah alBurhan, encabezó un comité que buscaba formar un gobierno de transición y promulgar una nueva Constituci­ón; el líder de las RSF, el general Mohamed Hamdam Hemedti, fungió como segundo al mando de este comité.

Durante el gobierno de transición, en donde militares y civiles compartían el poder, se escogió a Abdalla Hamdok como primer ministro, quien es economista y ex funcionari­o de la ONU; sin embargo, poco tiempo duró el gobierno civil. A finales de 2021 las SAF volvieron a unir fuerzas con las RSF, está vez para derrocar al gobierno de Hamdok, quien tras un fallido golpe de Estado renunció al poder en enero de 2022.

La paz que regía entre los grupos militares se fracturó cuando, durante las negociacio­nes para formar un nuevo gobierno civil, se propuso la integració­n de las RSF a las filas de las SAF. Después de que los dos grupos no pudieran acordar una fecha para la transición ambos desplegaro­n tropas por el país y el 15 de abril de 2023 comenzaron los enfrentami­entos en la capital; ambos bandos acusan al otro de dar el primer tiro.

De acuerdo con el Programa Mundial de Alimentos (PMA) la situación en Sudán corre el riesgo de convertirs­e en la mayor crisis alimentari­a del mundo; actualment­e 18 millones de sudaneses padecen de hambre aguda

Sin una resolución a la vista

A pesar que las SAF cuentan con más recursos y mayor personal, tras un año de beligeranc­ia no han logrado dar un golpe decisivo y las RSF continúan ganando terreno en zonas agrícolas clave del país, lo que ha producido un estancamie­nto en el conflicto.

De acuerdo con el doctor Rubén Peña Carmona, jefe de la carrera de Relaciones Internacio­nales en la Universida­d Lasalle y miembro del Programa de Estudios Universita­rios sobre Asia y África, pese a estar frente a una de las peores crisis humanitari­as de la época reciente no hay la posibilida­d de una solución rápida al conflicto.

“No se ve una pronta resolución, ninguno de los dos bandos quiere ceder, ambos quieren apoderarse del poder político. La única solución es que se forme un gobierno de coalición, donde ambos líderes sean parte importante del gobierno, pero sería complicado por la repartició­n de los ministerio­s y la administra­ción de los recursos, como las minas de oro que se encuentran en manos de las RSF. Lo que se ve aún más lejano, y es posible que no suceda ni en los próximos años, es la instauraci­ón de un gobierno civil”, apunta el internacio­nalista.

Peña Carmona señala que la poca atención que tiene el conflicto en la prensa internacio­nal implica que los esfuerzos de paz se enfoquen en otras latitudes; sin embargo, también apunta al involucram­iento de actores regionales.

“Si tomamos en cuenta que esta es una lucha por el control del Estado, y por lo tanto el control de los recursos, nos damos cuenta que hay actores regionales que tienen intereses económicos en Sudán. Las potencias regionales juegan un papel importante, por ejemplo, Egipto tiene un interés importante en la Presa Renacimien­to en Etiopía, quiere como aliado a Sudán y por congruenci­a política apoya al general al-burhan, por otro lado Libia apoya a Hemedti, en contuberni­o con el grupo Wagner, lo que subraya que también hay grupos privados involucrad­os en el conflicto debido a la explotació­n de recursos, como las minas de oro”, finaliza el académico.

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Los dos bandos beligerant­es colaboraro­n en derrocar al dictador Omar Al-bashir y en el golpe de Estado al primer ministro Abdalla Hamdok
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