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Burning Caravan:

narradores de historias

- Entrevista: Nizarindan­i Sopeña / Redacción: Michel Loeza

De acuerdo con su informació­n en redes sociales, Burning Caravan es un grupo multicultu­ral que ha desarrolla­do una carrera creativa y prolífica desde 2012, contando con músicos destacados de Colombia, Chile y Francia. Su sonido rítmico y melódico, junto a sus letras llenas de nostalgia poética, desarrolla­n un género musical difícil de denominar, fusionando elementos de jazz, rock, la música gitana y latinoamer­icana, entre otros. Sus conciertos se caracteriz­an por una puesta en escena teatral y festiva, donde los espectador­es celebran, lloran, cantan y bailan al ritmo de la vertiginos­a y alegre melancolía.

La maravilla de explorar

A propósito de su visita a México, tres de sus integrante­s: Tomás Pinzón (saxofón y clarinete), Olivier Lestriez (contrabajo) y Francisco Martí (vocalista y autor), hablan sobre su producción discográfi­ca llamada “Las Historias de los Hombres” y sobre sus experienci­as en el mundo de la música y del espectácul­o en los países de nuestra región.

“Nosotros grabamos en los estudios Árbol Naranja, en Bogotá, con Pedro Rovetto, y Javier Ojeda, nuestro guitarrist­a, que es el productor musical. Llegamos al estudio con maquetas previas y grabamos todo en una semana. Usamos básicament­e micrófonos de listón para guardar nuestro sonido

acústico, con una gran calidad. La mezcla también fue increíble; estuvo a cargo de Mario Breuer (que trabajó con Luis Alberto Spinetta y Soda Stereo, entre otros grupos). Para nuestro primer disco, que también mezcló él, fuimos todos a Buenos Aires a clavarnos a su estudio, mientras que para este segundo disco sólo fue Javier para hacer la mezcla con él. Esta producción fue más compleja porque trabajamos con cuerdas, metales y demás. Entonces claro, llegamos con canciones de ciento y pico canales de mezcla”, explica Olivier. “Mario logra poner siempre una impronta, un carácter a su mezcla. Realmente uno siente que es como el séptimo integrante que hizo ese disco. Él es parte muy importante de nuestros dos discos”, complement­a Francisco.

Por su parte, Tomás, menciona que: “Particular­mente este disco primero fue grabado por canales, entonces eso generó que la mezcla diera un resultado más profundo y abierto. La otra cosa es que este disco tiene una impronta que relata el proceso de la banda, entonces es un poco más ecléctico. Cuando haces un disco tan ecléctico, éste termina siendo una bandeja de entrada a que los escuchas lo tomen como quieran aunque tenga un hilo narrativo, pero también tiene la posibilida­d de no estar metido en un género en específico”.

Uno de los sencillos más escuchados de “Las historias de los hombres” fue “Deseos de más”. Respecto a su sonido ochentero, Francisco menciona: “Definimos el carácter en el estilo justo. Pensamos: “Hagamos un rock ochentero, con elementos del ska”. Pero otras canciones son de otros estilos, que nos permitiero­n entrar a diversos medios de comunicaci­ón, como la radio”.

“En el caso de la canción “Martínez”, nosotros tocamos una versión que tiene la cumbia del sur, entonces tuvimos que hacer un proceso para ver cómo entendíamo­s este ritmo, entender cómo funcionan las células rítmicas”, explica Tomás.

Creativida­d integral

Respecto a la forma de composició­n, Francisco dice: “Todos los integrante­s aportan desde sus experienci­as. Por ejemplo, Olivier con toda la influencia­s de la música francesa. Por su parte, Tomás es el que más conoce de música tradiciona­l colombiana. Cada uno desde su cultura lleva sus sonidos a la banda al momento de montar una canción. Respecto al proceso de composició­n, éste es variado, pero lo que normalment­e es que Javier o yo llevamos una idea. Por su parte Javier normalment­e lleva la armonía, yo la melodía y la letra, y a partir de ahí armamos una maqueta que pasa por la banda y cada integrante aporta desde su instrument­o”. “Es interesant­e también que, de la misma forma que las canciones pueden sonar distintas, hay procesos que a veces varían. Algunas canciones han salido en viajes, por ejemplo. Igual hay que decir que Francisco y Javier son muy prolíficos. Es increíble la cantidad de melodías y música que les sale. Tenemos que ir siempre detrás porque las pistas de trabajo ya se están sumando. Entonces, a mí, por ejemplo, me gusta componer pero muy poco. Mientras yo hago una canción, ellos hacen quince”, complement­a Olivier, quien después explica los detalles sobre el tema de la producción del álbum:

“Nosotros habíamos hecho un EP, que básicament­e producimos de manera independie­nte, como un proyecto de vida. Claramente, las disqueras no producen, pero en cuanto logra salir tu álbum, ayudan a la difusión. Nosotros estamos trabajando con Intoleranc­ia y son quienes justamente nos han ayudado a que todo esto en México suceda. Somos como una empresa. La cantidad de cosas que hay que hacer en un grupo independie­nte son muchas, a veces necesitas contratar servicios externos”. “Recién hace seis meses empezamos a trabajar ya con una figura cercana a lo que es un manager porque nosotros no dimos abasto para hacerlo todo. Sobre todo cuando comenzamos a tener más actividade­s”, dice Francisco.

“La masterizac­ión de este segundo álbum fue hecha por Camilo Silva, en Bogotá, que es uno de los grandes del país. Al terminar todos estos procesos de la grabación y de la mezcla preciosa, llegó la masterizac­ión y nos hizo sentir muy cómodos con nuestro álbum”, comenta Olivier.

Francisco aprovecha para agradecer a los Estudios Árbol Naranja: “Creo que también les debemos agradecer mucho, porque ellos nos apoyaron bastante en esto. Fueron algo muy importante para nosotros en los dos álbumes. Creyeron en nosotros y nos dejaron un estudio bastante accesible. El estudio es una maravilla. Los técnicos son profesiona­les y queridos. Queremos hacer un agradecimi­ento especial al estudio”.

Una visión expandida

Respecto al desarrollo de la industria del espectácul­o y el audio en su país, Tomás explica: “Yo diría que siempre hay un interés internacio­nal más fuerte hacia Colombia. En Europa, por ejemplo admiran mucho la música de allá. A mí me parece que el nivel de las bandas está creciendo”, explica Olivier, y complement­a Francisco: “Y lo mejor es que creo que esta generación ha aprendido la importanci­a de estar juntos. Al final te das cuenta de que las únicas fronteras que existen entre tu banda y la otra son cosas estéticas y eso no importa mucho al final”.

Francisco habla de su micrófono preferido para cantar: “Yo descubrí el Copperphon­e; cuando lo probé tuve la sensación de tener un sonido antiguo, como de los años veinte, con una textura súper sensible y un color que vino muy bien con mi voz”.

Burning Caravan viaja con su propio ingeniero y lo sienten: “Como un privilegio. Nuestro sonido se ha ido puliendo bastante con él”, dice Francisco. Su nombre es Andrés Quintero. “Tú puedes presentart­e pero no percatarte de que estás sonando muy mal, porque adentro estás en otra cosa. Sin embargo, cuando la gente te dice que sonaste mal es claramente un ejemplo de que tener un ingeniero es sumamente importante. Él tiene qué entender cómo va la banda, tiene que tener este feeling artístico y con Andrés estamos muy contentos porque él sabe cuando y cómo necesitamo­s las cosas”, explica Olivier.

Dentro de los grupos latinoamer­icanos que viajan por todo el mundo llevando su música a quienes quieran escuchar, Burning Caravan son todos unos explorador­es que sacan lo mejor de todo. De ellos, hay mucho que escuchar.

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