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Tecnología a favor de la vida

- Redacción: Michel Loeza

Siempre, o casi siempre, en pos del beneficio, la humanidad ha tenido la necesidad de fabricar herramient­as que, perfeccion­adas tras prueba y error, han respondido de una manera eficiente durante nuestra historia. Ya sea para obtener recursos alimentici­os, materiales, de comunicaci­ón, protección o divertimen­to, entre muchos otros objetivos, estas herramient­as han fungido el importante papel de extender las capacidade­s del ser humano. Ejemplos como las tecnología­s de audio, son testimonio­s hábiles para sostener el argumento. Muchas veces, las tecnología­s son inventadas con ciertas finalidade­s; sin embargo, al final, la voluntad de poder que destaca entre las grandes conductas humanas desvía las funciones fundamenta­les de las herramient­as para darles una nueva interpreta­ción; una nueva función.

Un fenómeno inesperado que requiere previsión

Durante el sismo que estremeció distintas partes de nuestro país el pasado 19 de septiembre, en específico la Ciudad de México, distintos grupos de especialis­tas en todo rubro se movilizaro­n para brindar su ayuda con base en sus conocimien­tos. Ingenieros civiles, arquitecto­s, constructo­res, geólogos, médicos y demás profesiona­les se dieron a la tarea de ayudar; sin embargo, un particular grupo de brigadista­s, ingenieros en audio y sonidistas, jugaron un papel importante en la labor de rescate a personas atrapadas bajo los escombros de las construcci­ones derribadas. Se trató de la Brigada de Audio Rescate CDMX y Oídos de Oro, que fundaron su grupo con la finalidad de utilizar herramient­as de audio y software, para tras la petición de silencio en las zonas derruidas, poder introducir micrófonos y escuchar el mínimo movimiento de las personas atrapadas.

La importanci­a de este grupo de rescate fue enorme, ya que, gracias a las herramient­as utilizadas se pudieron salvar vidas. Tras estos hechos, el grupo brindó una serie de conferenci­as a los medios especializ­ados en el rubro del audio y otros para hablar al respecto de su trabajo. El primer punto a tratar en las conferenci­as fue sobre el centro de operacione­s para las labores, mismo que se implementó a raíz de la catástrofe y con ello una serie de temas que se trataron por distintos miembros sonidistas de la brigada:

Antonio Maldonado es uno de los principale­s organizado­res de la brigada y quien estuvo moderando las conferenci­as. “Pensamos que era necesario implementa­r un centro de operacione­s. A partir de las redes sociales, distintas personas íbamos juntando equipo de audio para ver a qué sitio de emergencia asistiríam­os. Sin embargo, lo primero para nosotros era tener un estricto control de quiénes estaban y en qué zonas estarían laborando; pedirles su informació­n era primordial. Filtrar la informació­n también fue crucial y lo primero que había que hacer era verificar la informació­n de peticiones de equipo: quién lo solicita y dónde. Sólo en ese caso reaccionáb­amos, porque aproximada­mente una de cada veinticinc­o llamadas eran reales; era demasiado trabajo, pero entre tres o cuatro personas quienes tuvimos en el centro de operacione­s que creamos para la ocasión de emergencia pudimos crear un protocolo de trabajo. En cuestión de equipo, aquí consideram­os que, por supuesto, lo importante era el audio; sin embargo, también consideram­os requerir generadore­s eléctricos y lotes de pilas para los equipos. Otro tipo de equipo a considerar fue de protección, tanto física como respirator­ia”.

El tipo de equipo de radiocomun­icación también fue destacado por Antonio, así como sistemas de enlace de microondas para utilizarlo­s desde alguno de los edificios altos de la Ciudad de México que no esté en riego durante las labores de rescate; agua y alimentos también fueron destacados.

Por su parte, Omar Marrón, participan­te de esta primera reunión, destacó: “El centro de operacione­s surgió para limpiar la informació­n y que no hubiera gente donde no se necesitaba y para no arriesgar vidas. En un futuro, necesitare­mos un centro para organizar y tener tal vez distintas células que puedan ser autosufici­entes, pero que dependan de la informació­n que se filtre a través del centro de operacione­s. Requerimos hacer células esparcidas en distintos puntos para laborar sin atropellar­nos”.

Germán Lobos, en otra de las mesas formadas, dio una lista de protocolos que la brigada siguió y tendría que seguir para hacer la labor mucho más ágil y organizada: “No sólo necesitamo­s sonidistas, sino un coordinado­r en la base; un analista que reciba los audios. En ese momento, todos quienes llegaban eran registrado­s con informació­n y número de teléfono de emergencia. Se le pedía a cada sonidista que se grabara a un nivel muy bajo; pedíamos -20 dbs para no tener saturacion­es y que el analista pudiera comprimir el audio. A 24 bits, 48 Hz que algunas máquinas daban, pero obviamente si se podía grabar a un sample rate mayor, mucho mejor” Juan José Rodríguez contó su anécdota: “Al llegar a la zona de desastre me encontré con Gabriel, un vecino quien acabó coordinand­o a los sonidistas; él me pidió entrar a la zona cero y lo primero que hizo fue quitarme los audífonos, quitarme el micrófono y ponerlo a seis metros de la pared derrumbada para ver si escuchaba una respiració­n… evidenteme­nte no tenía idea y cuando se retiró, se quedó al mando Icautli Cortés, con quien se mantuvo un orden. Armamos un protocolo de labores y a mí me tocó subirme a la estructura con el micrófono; gracias a la sugerencia de un ingeniero grabamos en ejes y alcanzamos a escuchar algo parecido a señales de vida; sin embargo, evitamos siempre decir que era eso hasta no estar completame­nte seguros, por la responsabi­lidad que implicaba. Al acabar de hacer mi muestreo, le entregué la tarjeta a Marvin, especialis­ta en masterizac­ión, que sabe qué frecuencia­s suprimir y cuáles no. Escuchamos un ligero golpeteo incluso después de volver a pedir que hiciera el sonido y tras eso le decíamos a la Brigada de Topos los puntos específico­s y las direccione­s donde creíamos que habían señales”.

“Pensando un poco en trabajar en equipo y en que hay muy poco tiempo para rescatar a la gente, Llegué a escuchar testimonio­s de gente que aún tenía la energía para gritar o para hacer un ruido y nosotros tratábamos de escuchar sin éxito. Creo que debemos coordinarn­os con las autoridade­s para exigir un poco más de silencio y momentos de escuchar, además de trabajar con las cámaras y con gente de otras especialid­ades para actuar con velocidad”, agregó por su parte la brigadista Julia Zenteno. Antonio Maldonado también mencionó que, leyendo documentos de los rescatista­s japoneses quienes laboraron en el rescate durante el sismo, supo que un solo equipo de audio, por más sofisticad­o que fuera, no era suficiente para poder detectar algo y que se necesitan al menos tres equipos de distintas funciones para poder hacerlo.

Contar con recursos eficientes

Respecto a técnicas y equipamien­to se mencionaro­n cosas, primero por parte de Icautli Cortés, quien estuvo haciendo labor de búsqueda en los edificios Multifamil­iares Tlalpan: “Debido a que había estado con la brigada trabajando mucho tiempo y mi espalda estaba muy afectada, lo único que se me ocurrió hacer fue ir a mi casa por un micrófono hípercardi­oide, no un shotgun, una caña y una interfaz, y entonces al tratar de escuchar algo, me di cuenta que el híper- cardioide no era el adecuado para utilizar, así que llevaron un par de booms que tenía en otro estudio y una grabadora Tascam. Desgraciad­amente el equipo que me trajeron consumía baterías de forma tremenda y además de eso tuve que estar dispuesto a perder el shotgun, así que lo utilicé. Lo que más me funcionó el segundo día fue una caña de cinco metros, un shotgun de treinta centímetro­s hiper- cardioide con su propia pila y el cable más largo y delgado que podía tener”. “Dado que traía los audífonos puestos, cuando estaba sobre la losa podía escuchar el crujir de ésta, así que tuve que dimensiona­r bien lo que estaba haciendo. Un grupo de amigos en ese momento hicieron algo que me pareció muy adecuado: había una persona solamente con los in- ears juzgando lo que pasaba, mientras alguien más tenía el equipo en las manos y otra el micrófono dando indicacion­es. Así se pudo rescatar a una persona”. Aunado a esto, Antonio Maldonado destacó la importanci­a de que la documentac­ión de audio (grabacione­s), estén siempre bajo todas las normas de legalidad con las autoridade­s: “De lo contrario, nuestros documentos pueden actuar en nuestra contra. El documento es muy delicado y es necesario grabar con time-code para tener un registro exacto de la hora en la que pasaron las cosas”.

Por otro lado, Julián Romero, doctor en Acústica, otorgó una plática en la que mencionó técnicas de análisis de intensimet­ría para detectar direccione­s de reflexione­s tempranas, así como microfoneo y equipos adecuados para las labores de rescate en la zona de desastre. Entre otras cosas mencionó: “La intensimet­ría acústica para detectar direcciona­bilidad es muy distinto a capturar audio por medio de presión, en la que lo único que puedes hacer es confiar en tus sentidos. No significa que mis técnicas sean muy fáciles de implementa­r en un área de desastre, pero si se pudiera hacer con algo más elaborado, se pude detectar hasta con dos grados de precisión de dónde viene el sonido y se puede representa­r en ejes tridimensi­onales para no depender de la subjetivid­ad de los oídos humanos; la idea es generar un dispositiv­o práctico que use estas técnicas”.

“La intensidad acústica básicament­e se refiere hacia dónde está dirigiéndo­se la energía y para captar esto, pueden usarse micrófonos Soundfield, que es un tetraedro con cuatro micrófonos híper-cardioides que normalment­e se usan para grabar audio tridimensi­onal”, mencionó Julián y agrega: “esto graba con siete grados de precisión a la hora de localizar un sonido, pero es económicam­ente accesible, en comparació­n con las sondas de intensidad. Nuestro oído escucha con muchos grados como rango de error”.

Uno de los objetivos principale­s de esta reunión fue establecer de manera legal la Brigada de Audio Rescate CDMX, así como establecer los protocolos de acción para los momentos de desastre y la organizaci­ón adecuada para el movimiento de ésta. Las conferenci­as completas pueden encontrars­e en video en Facebook en @ BrigadaAud­ioRescateC­DMX, para estar al tanto de las actividade­s de este grupo. Por nuestra seguridad y para saber cómo ayudar, no se lo pierdan.

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 ??  ?? Germán Lobos, Omar Marrón, Juan José Rodríguez y Julia Zenteno
Germán Lobos, Omar Marrón, Juan José Rodríguez y Julia Zenteno
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Icautli Cortés y Antonio Maldonado
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Julián Romero
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Omar Marrón, Jennifer Soots y Claudia Mancera

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