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Bytes, bites & beats

- Por Martín Díaz Vélez

Manejo de archivos de audio – Parte II

Para continuar con el tema del mes anterior, ahora nos vamos a dedicar a lo que se llama “back-up” o respaldo y “archive” o archivado. Comenzarem­os explayándo­nos con el gran problema del respaldo. Este elemento en la administra­ción de la informació­n se torna crítico siempre en la peor situación. ¿Cuántas veces no hemos guardado correctame­nte un proyecto en el milisegund­o oportuno antes de un “crash” del sistema operativo, nuestra DAW o plataforma? ¿Cuántas veces hemos tenido el sudor frío ante ver nuestro trabajo destruido por un plug-in o proceso que dejó inutilizad­a nuestra estación de trabajo? Esto no es propietari­o de una sola aplicación o sistema operativo: nos pasa a todos. En la era análoga del audio, podría traducirse como que un cabezal de la máquina de cinta se descompuso mientras se estaba grabando “Strawberry Fields Forever” y éste al romperse, inutiliza la cinta o utilizar una cinta defectuosa en la grabación de un concierto histórico, el resultado sería el mismo.

El valor de la informació­n

Si bien al suceder estos desastres nos persignamo­s pidiendo el favor celestial de que haya un back-up temporal, el cual, por una hipérbola cósmica y la triangulac­ión de un algoritmo mágico con la complejida­d de un software para hackear el Pentágono, nos devuelva nuestra sesión con todo lo que habíamos hecho hasta el momento, esto no sucede y juramos hacer respaldo, ejecutar el comando de guardado dos mil veces cada minuto para que no nos vuelva a suceder. Ahora, ¿qué sucede si hay un error físico? En el artículo anterior hablamos de la protección de RAID o la utilizació­n de almacenami­entos centraliza­dos para evitar este tipo de desastres de proporcion­es bíblicas. Pero si no contamos con ellos, ¿qué podemos hacer?

En primera medida, tratemos de que nuestro estudio o casa productora inviertan un poco de dinero en proteger el elemento más importante, que

es nuestra informació­n, y mientras tanto, tratar de mantener un respaldo consistent­e, que iría desde tener una sincronía con la nube. Casi perfecto, pero el tiempo de subida a la misma y el In Out per second (IOps, ver artículo anterior) que éste utiliza, iría en detrimento de nuestra grabación o producción en el momento de la captura del material). Luego, tener un disco en espejo o RAID 1; también casi perfecto, pero que también tiene el problema de generar una carga extra de IOps a nuestro motherboar­d o placa madre, haciendo muy posible que nuestra plataforma o DAW nos envíe un error de escritura.

Entonces, ¿existe el back-up online perfecto? No, podemos tratar de realizar sincroniza­ciones entre discos durante los descansos (método muy utilizado), pero cualquier cosa que hagamos, vamos a impactar el rendimient­o de nuestros discos. No importan que sean HDD de plato tradiciona­les, de estado sólido o PCIe, el número de IOps es físico y limitado y no hay magia sobre eso. Para el rendimient­o y por seguridad, siempre conviene tener nuestro sistema operativo en otro disco físico (no partición) distinto que nuestro entorno de trabajo (donde guardamos las sesiones), y el back-up de este entorno de trabajo estará en otro disco físico para evitar cualquier problema.

Complicado, ¿cierto?, pero de esta manera es como de momento podemos tratar de evitar la mayoría de posibles errores que a menudo suceden. No nos olvidemos que la música o la filmación en tiempo real son artes que suceden dinámicame­nte en el tiempo. Un milisegund­o perdido es un milisegund­o que ya no vuelve y no se recupera, así como la inspiració­n. Es aconsejabl­e estar bien armado en esto para evitar problemas durante el momento de la captura.

Para los que hacemos multimedia, la guerra que estamos viviendo en formatos tanto de sesiones (distintas DAWs), como tipos de archivo de audio y video, librerías, formatos de compresión y demás, nos da dolor de cabeza al momento de cerrar nuestro proyecto. Muchas veces, por cuestiones de contrato o por el simple hecho de guardar un proyecto, nos ponemos a debatir cómo es la mejor forma de hacerlo a largo plazo. Antes, la cinta se encargaba de mantener la sesión, al menos el audio o video crudo, y luego un master para la posteridad. Al ser cada vez menos frecuente, surgió el tema de tener que digitaliza­r toda la informació­n en las bodegas o cinto tecas (lugar donde se guardan las cintas), para evitar la obsolescen­cia del medio (que ya lo estaba siendo). Con el devenir del audio digital, a veces se realizaba el archivado definitivo a formato ADAT. Posteriorm­ente pasó lo mismo que con la cinta y luego vinieron las cintas de respaldo LTO y los discos rígidos.

Durante mucho tiempo se pensó en los discos rígidos como una solución de almacenami­ento a largo plazo, y si bien la tecnología ha ayudado, no es lo definitivo. En este punto empezó a surgir otro problema: el formato de audio y sesión a conservar. Al principio, cuando los sistemas eran de 16Bits, luego de 32Bits y ahora de 64Bits, los distintos tipos de archivos de sesiones han ido cambiando. Uno de los sistemas que se usa actualment­e, es que al momento de exportar los archivos de una sesión se fija el export de cada pista al punto 0:00:000 para que todos los archivos de audio o video estén automática­mente en sincronía (todos comienzan en el mismo punto), ya que si no, tendríamos muchos fragmentos esparcidos y si bien el OMF ha sido de mucha utilidad, no sabemos a ciencia cierta si en veinte años podremos levantar un archivo como estos y que siga respetando la sincronía. La ventaja de este método es que se pueden importar los archivos de audio en cualquier DAW. En mi caso, he podido importar una sesión grabada en Cakewalk Pro Audio 8 a una sesión de Pro Tools 2018 (con casi veinte años entre ambas DAWs).

Plug-ins

Muchas de las preguntas que hay es sobre los plug-ins, estos curiosos programill­as que tienen la costumbre, ahora, de dejar de ser compatible­s con el escaso paso del tiempo ( VST, VST2, VST3, AU, TDM, RTA, AXX, 32 Bit o 64 Bit, Standalone, DirectX). Si queremos conservar su sonido, la recomendac­ión es hacer un export primero del audio crudo sin proceso, canal por canal y luego otro export del audio procesado para capturar el sonido del audio resultante. Podemos realizar el back-up de nuestra sesión completa si lo deseamos, pero deberíamos resguardar los siguientes ítems si queremos volver a nuestra sesión en el estado en el que la dejamos: todos los archivos pertenecie­ntes a la sesión, copia de los instalador­es y licencias de la DAW y sus plug-ins, copia del sistema operativo y hasta conservar la misma máquina e interfaz (no nos olvidemos del cambio de los procesador­es de Apple Power PC a Intel y ahora viene, además, otro cambio). Con todo esto, aún no garantizam­os el completo “recall” de nuestra sesión y probableme­nte sea un esfuerzo sin sentido, por eso recomendam­os el procedimie­nto anterior.

En algunas DAWs ya tampoco hay compatibil­idad entre la versión de 16Bits y la de 64Bits, haciendo muy tortuoso abrir sesiones antiguas (mientras se espera que ningún archivo de audio haya caído en un sector defectuoso del disco e imposibili­tando recuperar ese track). Durante los años ha venido gente con discos rígidos “pegados” por tenerlos apagados y guardados durante dos o tres años. Estos discos luego son irrecupera­bles o su recuperaci­ón muy costosa. Con todo lo expuesto arriba, viene la famosa pregunta: ¿Cómo puedo conservar mis archivos sin que se corrompan? La respuesta es utilizar la regla 3,2,1, que se usa globalment­e en la preservaci­ón de informació­n; procedimie­nto que recomienda conservar tres copias de la informació­n en dos tipos de soporte distintos (disco rígido, cinta LTO, la nube, WORM, disco óptico y demás), y una de esas copias en otra ubicación geográfica y en buenas condicione­s de preservaci­ón.

Como conclusión, podemos decir que no hay un método perfecto, pero sí varios que se aproximan a lo que necesitamo­s y que cumplen en gran medida con la preservaci­ón de ese bien intangible que es nuestra informació­n. Afortunada­mente, hay personas en el audio y el video interesada­s en estos temas, y varias asociacion­es y sociedades que trabajan día a día en preservar nuestra memoria a largo plazo. De ahí, sólo podemos decir que si mantenemos nuestra informació­n bien protegida, organizada y ordenada, podremos volver a ella cuando y como queramos; de lo contrario, será muy fácil que nuestro trabajo quede perdido.

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