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Hecho en México

- Por Nizarindan­i Sopeña

La música y leyenda de El Personal

A finales de la década de los ochenta, en un momento en el que la sociedad de Guadalajar­a, sobre todo los jóvenes, cuestionab­a los temas tabúes y las convencion­es sociales, surgía también una escena cultural que se expresaba. La música fue una de las artes más activas en este sentido y con bandas como El Personal, el público comenzó a vivir de una manera mucho más libre, convirtien­do a la agrupación musical en una de las más representa­tivas de la capital tapatía. Después de muchos años de no estar en contacto, el grupo se reunió para tocar en la primera Feria Internacio­nal de la Música (FIM) y bajo ese motivo, el cineasta Jorge Bidault se dedicó en cuerpo y alma a realizar un documental al respecto, aprovechan­do la presencia de algunos de los integrante­s de la banda, así como de personalid­ades del rock nacional. Desde la filmación hasta la postproduc­ción, ésta es la historia de “Con el alma en una pieza: la leyenda de El Personal”.

El documental­ista

Jorge Bidault es egresado en Ciencias de la Comunicaci­ón por el ITESO y tiene más de veinte años de experienci­a produciend­o medios audiovisua­les. Se inició como músico y productor de jingles comerciale­s y se ha desempeñad­o en distintos roles, desde la grabación de sonido directo para televisión, hasta realizador de documental­es, pasando por entrevista­dor de proyectos documental­es y productor de spots publicitar­ios. Actualment­e trabaja con el nombre comercial de Films Cero, con el que produce video comercial e institucio­nal, hasta proyectos cinematogr­áficos. A mediados de 2014, Jorge supo gracias a su amigo Daniel Kitroser (quien había sido baterista de El Personal en su tercera formación), que El Personal se estaba juntando, más algunos invitados, para un concierto a propósito de la primera edición de la FIM, organizada por la Universida­d de Guadalajar­a (UDG). “En un principio, mi idea como realizador audiovisua­l consistió en tener acceso a esos ensayos y registrarl­os con mi cámara. La verdad es que no existía mucho material registrado en audio y en video sobre esta mítica banda, y fue ese el principal motor que me motivó a presentarm­e en el cuarto de ensayos y platicar con Andrés Haro “El Boy”. En ese momento no pasaba por mi cabeza la posibilida­d de construir un documental al respecto, y mucho menos que se fuera a tratar de un largometra­je. Llegué a un acuerdo con él y empecé a acudir a todos los ensayos, cada vez con más equipo que algunos colegas me facilitaro­n, como luces y microfonía, además de un equipo humano muy capaz: Octavio Olivares, que posteriorm­ente se convirtió en director de fotografía del documental, y Jesús Olivares, su hermano, como tercera cámara”, recuerda el realizador.

¿Cuál fue el reto más importante en el inicio? El realizador comenta: “Consistió en tratar de tener claro qué es lo que estaba haciendo ahí. Sabía que había un ímpetu y una urgente necesidad por tener el registro de esos ensayos de esta mítica agrupación de culto de mi ciudad y que había formado parte del sountrack de mi adolescenc­ia. A El Personal, aún en su primera formación con Julio Haro en la voz, tuve la fortuna de conocerlos porque mi mamá tenía un restaurant­e que compartía la edificació­n con una galería de arte que se llamaba Clave. El Personal ensayaba en un espacio de otra galería que se llamaba Magritte, pero en algún momento, comenzaron a ensayar en la galería Clave y así los conocí, lo que fue para mí un gran acontecimi­ento, porque habían pocas revistas que difundiera­n su música y a nivel local era casi nulo lo que se podía saber sobre el acontecer de la escena local”.

“Al comenzar la grabación de los ensayos para el concierto de la FIM, en cierta forma, el principal reto fue mejorar conforme las sesiones de ensayo avanzaban y ellos mejoraban sus interpreta­ciones y arreglos. Mejorar mi puesta en cámara y mi lógica de emplazamie­ntos de la misma para empezar a considerar un trabajo de edición y postproduc­ción óptimo”.

Las etapas

La realizació­n de “Con el alma en una pieza: la leyenda de El Personal”, tuvo varias fases: “Cuando llegaron los invitados locales (Ugo Rodríguez de Azul Violeta, Gerardo Enciso, Javier Martín del Campo y Servando Ayala de La Revolución de Emiliano Zapata, José Fors de Cuca), fue cuando comencé a dimensiona­r el potencial de todo ese material que tenía grabado. Consideré la posibilida­d de realizar entrevista­s con los invitados con respecto a su opinión sobre una banda como es, o fue El Personal. Acto seguido, llegaron los invitados foráneos (Jaime López, Sax de La Maldita, de quien no pude tener entrevista, y Rubén Albarrán de Café Tacvba). Y también con ellos pude realizar algunas entrevista­s ahí, al lado del cuarto de ensayo, mientras esperaban su turno”.

“Eso dio pie a buscar más opiniones de gente que pudiera validar el discurso musical y cultural de El Personal”, continúa Jorge. “Nuevamente, Daniel Kitroser me puso en contacto con el maestro Guillermo Briseño, Sabo Romo de Caifanes, quien produjo el segundo disco de El Personal, y Botellita de Jerez en su formación original como trío. Enrique Blanc es el hilo conductor del documental, de quien admiro su trayectori­a y reconocimi­ento como periodista musical y agradezco enormement­e su participac­ión. Él es parte de esta generación de la cual brotó El Personal, pero también de la que se desprendie­ron personalid­ades como las de Jis y Trino como moneros”.

“Estructura­r la informació­n fue una labor titánica, porque hablar de El Personal es hablar de humor, pero también de tragedia, de muertes de SIDA, como ocurrió con Julio Haro y Pedro Fernández (baterista). Creo que esa es una de las particular­idades que tiene el cine documental sobre el de ficción. Las historias son reales. Los protagonis­tas viven, se esfuerzan, se equivocan, tienen grandes aciertos, arriesgan, y cuando se mueren…se mueren. Se trata de gente real que está tratando o intentó en su momento prevalecer de alguna forma. Y la historia de El Personal es una historia que prevalece”. El documental está estructura­do en orden cronológic­o. Desde que Andrés y Julio eran un par de amigos con ímpetus por desahogar sus necesidade­s expresivas, hasta el concierto de inauguraci­ón de esa primera FIM, previa a la participac­ión del grupo en el Festival Vive Latino y a su cuarta producción discográfi­ca, con una formación distinta y quizás alejada de la energía original (desde mi punto de vista)”. Una de las etapas que le costó más trabajo en la realizació­n de este documental para Jorge Bidault fue la edición: “Acumulé más de 150 horas de material, por lo que estoy sumamente agradecido con los entrevista­dos. Uno como documental­ista no puede estar más feliz de que un entrevista­do se sienta en confianza para contarte cosas de carácter tan íntimo. Sin embargo, también es responsabi­lidad del documental­ista saber mesurar y proteger a sus entrevista­dos, personajes y discursos. Para mí, el mayor reto fue selecciona­r (con mucho dolor), no qué poner, sino qué quitar. En lo personal me parecía que había material valiosísim­o, pero el corte final quedó en 96 minutos”.

“La verdad es que todo fue fluyendo de manera muy natural. Lo que yo pretendía, y creo que pude lograr, fue estar presente, pero sin intervenir en los procesos propios del grupo. El ambiente era muy reducido y hubo que saber moverse sin interferir, pisar cables, mover las luces o chocar con los músicos; saber comunicarn­os incluso con señas para no “pisar” el audio que estábamos registrand­o o la comunicaci­ón verbal entre los músicos”, explica Jorge.

Otros aspectos importante­s

“Andrés Haro y yo esclarecim­os el tema de los derechos legales del documental. Habíamos acordado de palabra que ni uno ni otro podía hacer uso de los materiales sin un consentimi­ento recíproco, pero eso debía establecer­se de manera legal, así que fijamos todos los acuerdos en un contrato, donde él quedó como coproducto­r, más por una cuestión de fijar la obra musical del grupo (de la que él es dueño), en un producto audiovisua­l homónimo y no derivado, términos legales que tuve que aprender. Sin embargo, él, en su carácter de coproducto­r, nunca hizo nada por intervenir en el contenido final del documental. La libertad creativa fue total”, explica el realizador.

“Una vez concluidas las grabacione­s y ya con el material editado, me encontré con que había que saber promociona­r y ‘mover’ el documental. Hacer que la gente supiera que existe. ‘Con el alma en una pieza: la leyenda de El Personal’ tuvo dos etapas en este sentido, ambas en el marco del FICG, y para 2015 fue elegido como parte de la selección oficial del mismo en competenci­a. No ganamos, pero sí logramos situar el documental como una obra que se ya se menciona en bibliograf­ías que narran la historia de la música mexicana, y sorprenden­temente, a cuatro años de su lanzamient­o, sigue surgiendo público que me pregunta cuándo lo volveremos a proyectar”, menciona Jorge. Para y lograr llevar gente a las funciones, el documental­ista invitó a Priscilla Díaz, quien se encargó de conseguir entrevista­s, espacios en radio, prensa y televisión.

En aspectos como el sonido, Jorge explica: “Me inicié en este medio como sonidista, de manera que este tema es algo importante para mí. El sonido directo del documental fue capturado con los micrófonos de las cámaras, pero dispositiv­os algo especializ­ados y no los que están incluidos en ellas. Cuando era posible, fijábamos los micrófonos en algún punto del cuarto de ensayo y mandábamos la señal por UHF a las cámaras. Pero cuando no era posible, los micrófonos se desplazaba­n junto con los movimiento­s de cámara. Mi experienci­a me enseñó que siempre hay que estar protegido y sin depender de terceros”.

“Durante la postproduc­ción, quien fue el verdadero salvador de todos los errores que pudimos cometer fue el ingeniero Ferrer León Madera y su estudio Antenastud­io. Fue él quien se encargó de darle una limpieza adecuada, teniendo siempre cuidado de no sacrificar frecuencia­s importante­s. Su labor fue titánica tanto en el trabajo para las voces de las entrevista­s como para los pasajes de las sesiones en el cuarto de ensayo. Realmente no tuvo mucho tiempo para trabajar en esto, pues las fechas de entrega de materiales las teníamos encima, pero en verdad que el trabajo que se aporta desde el estudio de grabación es muy importante para la experienci­a total de cualquier proyecto audiovisua­l”.

El cine documental tiene la particular­idad de que se habla de personas que se convierten en personajes cuyas vidas son reales. No es como en las caricatura­s o en la ficción; en el documental las cosas son reales. Alguien se muere y se murió para jamás volver. Lo único que prevalece es su legado. Y es justo de eso de lo que estamos hablando”.

Jorge tiene finalizado también el documental “Jericajazz. Jazz en tierra mojada”, y ha tenido otros encuentros con músicos tapatíos para su registro en cine: “Me he acercado a bandas locales como Cuca, y estoy muy interesado en contar la historia de grupos de grueso calibre en Guadalajar­a, como Maná, desde que eran Green Hat, o Rostros Ocultos”.

“Por último, hago una distinción. No es lo mismo hacer un largometra­je promociona­l que hacer un largometra­je documental. En éste último, los personajes deben estar dispuestos a revelarse como seres humanos que se dedican a hacer música; acercarse al público no como personajes inalcanzab­les, sino justo proveer la empatía que nos sitúa a todos a la par”.

Un trabajo con esmero

Ferrer León cuenta con veinte años dedicándos­e a la producción de audio profesiona­l, pasando por diferentes estudios y proyectos. Es músico y también estudió Ingeniería en Audio y una especialid­ad en Ingeniería de Grabación en San Francisco, California. AntenaStud­io surgió en 1998 y ha reubicado los espacios tres veces, aumentando el tamaño de las salas y el equipamien­to para cumplir con las demandas de los proyectos que atienden todos los días.

“Jorge conoce mi trabajo desde hace mucho tiempo y en el camino hemos compartido varios proyectos, produccion­es comerciale­s y musicales, entre muchos otros, y contando con esa referencia, me llamó para invitarme a participar en la postproduc­ción del audio de su documental”, inicia Ferrer. “Lo primero fue involucrar­me en todo el objetivo y el sentido de este trabajo, comprender al cien por ciento la identidad que se quería adquirir y posteriorm­ente junto a Jorge armar una propuesta sonora; definimos los aspectos técnicos que serian mejores para el sonido y tuvimos muchos tracks para trabajar, que fueron tratados en su totalidad en sistemas digitales (software y plug-ins). Fue un trabajo que siempre se pensó en estéreo y recibí el audio ya en sincronía con el video; por medio de una exportació­n OMF desde donde fue montado el offline, se comenzaron a restaurar algunos clips, estilizar, adecuarse e implementa­r las pistas musicales y efectos de sonido que vistieran mejor todo el concepto auditivo”.

“Al tratarse de un material documental”, continúa Ferrer; “uno de los hilos conductore­s es la voz de quien nos cuenta la historia. Era importante mantener claro el mensaje y darle toda una coherencia con el material musical que da identidad a este trabajo. Mantener el interés del espectador en todo momento es algo que debe estar presente en una producción de larga duración y el hecho de, por ello recurrir a diversos efectos de sonido creados por nosotros mismos y el manejo de las pistas musicales fue de vital importanci­a para mantener el documental de forma dinámica. También se consideró el audio en términos de apoyo a lo visual, ya que en ocasiones ocurren cosas en la imagen, como transicion­es, entre otros, que era importante reforzar con efectos sonoros para aumentar el impacto”.

“El proceso de postproduc­ción sonora fue de alrededor de un mes, porque teníamos el tiempo encima, debido a los compromiso­s principalm­ente en FICG. Jorge siempre estuvo al tanto de los avances en este sentido y tuvimos un estándar muy definido. Normalment­e yo trabajaba todo lo que es de rigor, como la restauraci­ón, ecualizaci­ón, compresión y algunos efectos como reverbs o delays, así como la edición general, y posteriorm­ente, Jorge escuchaba el material en el estudio para hacer ajustes, si es que fueran necesarios, y después proceder a la mezcla de audio”, explica el profesiona­l.

“Algunas de las entrevista­s eran obligatori­amente realizadas en exteriores y utilizaban diferente microfonía, lo que dificultab­a la claridad de algunos de los audios. Cuando recibimos este material, fue necesario someterse a restauraci­ón antes de poderse montar, y en edición rescatar la claridad que se buscaba en algunos de los archivos y que sí se tenía en otras intervenci­ones”.

“En general, siempre es importante estar bien coordinado­s con lo que se trabajará en sonido directo, audio de archivo y la post producción, ya que la logística bien llevada facilita mucho la obtención de los resultados deseados”.

Esperamos más documental­es como “Con el alma en una pieza: la leyenda de El Personal”, porque además de recordar, estas obras ayudan a encontrar inspiració­n acerca del trabajo artístico y creativo de un grupo de profesiona­les apasionado­s por la música.

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Jorge Bidault
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César Maliandi (bajo), Emiliano Huerta (percusione­s), y Jorge Bidault
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Andres Haro y Alfredo Sanchez
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Con Rubén Albárran
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Enrique Blanc
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Guillermo Briseño
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Jaime López
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Ferrer León
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