¡Un abogado fregón!

Era un abogado tan fregón, que cuando supo que a Chuchita la bolsearon, metió a la cárcel a los ladrones y recobró la bolsa. Sacó a Ladrillo de la cárcel, quien cayó por un tango hecho por Caruso y cantado por Gardel. Cuando salió, Ladrillo le prometió regenerarse y se integró a Esa Pared, de Leo Dan. Por una cláusula andorrana resolvió un problema de compra venta entre sapos y ranas de los pantanos de Centla; llevó la defensa de pánico gay de una diputada homofóbica. En sus ratos de ocio nadaba y pescaba en las lagunas jurídicas, pero además era chistoso, porque en sus juicios le concedían gracia. No era guapo, pero en la ley galesa tenía muchas Galanas; con la Curatela ayudó a rezurcir daños a la asociación de sastres y costureras; fue el primer abogado en sacar una cerveza del bote; creó al grupo musical La Ley. Suya es la iniciativa de la Ley del Talón que protege y concede la venganza a las prostitutas en el famoso caso de ojo por ojo, y a los pacientes de los dentistas, en lo de diente por diente, cuando por error le sacan el bueno y no el podrido. Era muy recto y cada que iba al juzgado, le de-

cía al chofer que se fuera por la vía civil o por la penal, pero jamás por recovecos o atajos. Tuvo un alto sentido de igualdad y conocimientos del derecho, cuando ingresó a la facultad y le preguntaron en qué rama quería estudiar, respondió que en ninguna, simplemente en pupitre, como todos. La maestría la logró con la tesis: el derecho de nacer, y el doctorado con el tema: Operación con un Cero a la Izquierda. No todo fue felicidad, tuvo un hijo jorobado que al bailar tenía dos pies izquierdos. En el Juicio Final conoció a su más fuerte rival, el abogado del Diablo, y aunque le hizo varias diabluras, a los dos los mandó al infierno. Ingenuamente se tiró en un vacío legal y feneció; por ser tan derecho, hoy está sentado a la derecha del Juez Supremo, él fue don Usufructo Flagrante.