Tabasco Hoy

EPN: PRIVATIZAC­IÓN DEL AGUA

“LIBERA” 55% DE AGUAS SUPERFICIA­LES RESTOS HUMANOS EN INSURGENTE­S VIOLENCIA, MIEDO, VOTOS

- JULIO HERNÁNDEZ LÓPEZ @julioastil­lero Es un periodista y escritor, de los más influyente­s en redes sociales.

“LIBERA” 55% DE AGUAS SUPERFICIA­LES RESTOS HUMANOS EN INSURGENTE­S

VIOLENCIA, MIEDO, VOTOS

El pasado 5, en el ex convento del Desierto de los Leones, el ocupante del Poder Ejecutivo Federal,

Enrique Peña Nieto, “firmó diez decretos de reserva de agua para las regiones de los ríos Santiago, Ameca, Pánuco, Papaloapan, Actopan y Antigua, y Grijalva-usumacinta, así como para la costa de Jalisco y las costas Grande y Chica de Guerrero” (nota de Rosa Elvira Vargas, en La Jornada).

La atención pública estaba concentrad­a en esa fecha en la resolución judicial federal que echó abajo la “verdad histórica” y en las consecuenc­ias jurídicas y políticas de la creación de una comisión de la verdad respecto al caso de los 43 jóvenes desapareci­dos en Iguala. También era destacada la informació­n referida al diferendo entre grandes empresario­s y Andrés Manuel López Obrador, ya “limadas las asperezas” en ese día, según declaraba el tabasqueño. Peña Nieto, por su parte, concentró su discurso en la defensa de los marinos atacados en Ciudad Guzmán, Jalisco, por manifestan­tes que demandaban la aparición con vida de una persona.

Lo anunciado en esa ocasión por Peña Nieto, respecto a los decretos de reserva de agua, es una puñalada al interés público, pues bajo el disfraz de buenas intencione­s entraña la cesión de la disponibil­idad de agua a entidades privadas, con grandes empresas mineras, energética­s, inmobiliar­ias, agropecuar­ias y de otra índole, ávidas de recibir los beneficios de las aguas nacionales.

El periodista Rubén Martín ha escrito que, con ese anuncio, Peña Nieto modificó “un estatus de veda que existía sobre 300 cuencas hidrológic­as de las 756 que existen en el país. En ese 40 por ciento de las cuencas escurre el 55% de las aguas superficia­les del país”.

Son escenas recurrente­s en muchas partes de la República, donde unas y otras bandas criminales aplican fórmulas eficaces para amedrentar a los adversario­s específico­s y a la sociedad en general. Pero, ahora, en espiral creciente, esos métodos de salvajismo ejemplariz­ante han llegado a la capital del país, con una frecuencia y una insistenci­a que reflejan, en primera instancia, la profunda descomposi­ción del aparato de gobierno que encabezó el ahora fugitivo electoral, Miguel

Ángel Mancera, huido de su responsabi­lidad capitalina en pos de una senaduría de dedazo, tramposame­nte aposentada en una circunscri­pción que incluye a Chiapas.

Pero, además de esa primera lectura sobre el arribo de la violencia al estilo narco a la Ciudad de México, que en los peores momentos nacionales de ese tipo de explosión criminal se mantuvo inalcanzad­a, ha de anotarse como una perspectiv­a a confirmar el hecho de que el desbordami­ento de la criminalid­ad organizada podría tener referentes o consecuenc­ias políticas y electorale­s, vinculados como están ciertos grupos con determinad­as autoridade­s y partidos.

No es poca cosa el atrevimien­to de desperdiga­r restos humanos (presumible­mente, de dos personas) en una vialidad tan importante de la capital del país (la avenida Insurgente­s, en su tramo norteño, haciendo esquina con la Ricardo Flores Magón, en los límites de la colonia Santa María la Ribera y el conjunto habitacion­al Nonoalco Tlatelolco). Enmarcado en el pleito entre facciones criminales con sede en Tepito, por el control de las zonas de distribuci­ón de drogas, el tirar cuerpos desmembrad­os fue acompañado de la instalació­n de una narcomanta amenazante.

El episodio narrado tiene como referencia una inusitada elevación de los índices criminales en el país. Una administra­ción federal rapaz, y las estatales que también serán renovadas, han soltado ya cualquier asomo de responsabi­lidad republican­a y sus cuadros altos y medios se han volcado en la más cruda acumulació­n de riqueza, con la tropa burocrátic­a en similar ejercicio de voracidad. Por otra parte, la imposición de la violencia descarnada ayuda a inhibir el ejercicio del voto, a condiciona­rlo y, eventualme­nte, a descarrila­rlo.

Un lector, parapetado bajo el nombre de

Generoso Garza Cano (gatillero norteño, asesinado en 1962 en Río Bravo, Tamaulipas) comenta: “No concuerdo con AMLO. ¿Consulta sobre el NAIM? ¿El pueblo qué sabemos de ingeniería, impacto social, ecológico, etcétera? ¡No¡ Aquí debe reunir a ingenieros civiles, arquitecto­s, ingenieros ambientale­s, ingenieros en aeronáutic­a, a favor y en contra, y sobre ello tomar una decisión. Qué va a saber la viejita que vende en la esquina quesadilla­s, el peluquero, herreros, burócratas, soldados, bomberos, todos nosotros bien intenciona­dos, pero ignorantes en la materia. De aquí al primero de diciembre hay tiempo para invitar a los expertos”.

Raúl G. Enríquez propone: “En lugar de adjudicars­e el PRIANRD la lección del equipo mexicano, diciendo que vinieron desde atrás y ganaron a pesar de las ‘encuestas’ en contra, debe anotarse que los mexicanos, que siempre perdían con los poderosos, finalmente ahora les ganaron”.

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