Tabasco, ¡ahora o nunca!...
Tabasco es una tierra muy generosa que ha permitido a muchas generaciones vivir “rascándose los tenates”. Merced a esa irresponsabilidad la Federación nos quitó todos nuestros privilegios.
Y se los dio al norte, al centro y al poniente del país para que se desarrollaran. A nosotros nos apendejaron “regalándonos” asfalto. Que gran mierda. Con el dineral que se llevaron de aquí hubiéramos construido todo de concreto. Pero somos conformistas. Antes del petróleo, el cacao y el plátano eran nuestras palancas de desarrollo.
Cuando el petróleo apareció, los cacaoteros se fueron a “ganar dinero de veras” a PEMEX. Pero a nosotros nos gusta más destruir. De 1880 a 1935 cinco familias madereras tabasqueñas tumbaron todos los árboles del estado. Circunstancialmente, hubo un regreso con mucha gloria cuando funcionó muy bien la UNPC.
No solo se cultivó el mejor cacao del mundo (el Carmelo I), también nos integramos al mercado internacional. Enormes cantidades de dinero circularon por dos rutas principales, la Chontalpa y la Sierra. Tabasco además, empezó a ganar dinero con las ganancias petroleras. Hasta que los genios de las matemáticas nos partieron la madre en tiempos de Neme Castillo.
Repítole: las ciudades del norte, centro y occidente de México crecieron con el oro negro tabasqueño mientras nosotros empezamos a ver “cómo vivir” de los festivales del queso y del chocolate.
Andrés Manuel es hombre de huevos. Sabe que este es el tiempo del sureste y de Tabasco. Cuando él se vaya nadie más volteará a vernos. Piensa que solo el petróleo puede salvarnos. Por eso la refinería de Dos Bocas. Por eso el anuncio del yacimiento de Ocuilzapotlán. Trata de decirnos, “anímense, cabrones; ayúdenme a ayudarlos”.
AMLO es nuestro líder, no hay otro. Sus batallas no solo son por liberar a CFE y PEMEX. Son también para liberarnos de nuestra “sempiterna hueva”. Por eso este jueves 18 de marzo es por demás significativo. Nunca más Tabasco volverá a tener otro presidente de la república. Es nuestra última oportunidad. ¡Aprovechémosla!...