Gasolinazos de la 4T
Casado con la mal llamada “soberanía energética”, mi paisano, el Presidente López Obrador, sigue insistiendo en privilegiar a las empresas del gobierno y, ahora, le toca a PEMEX. Con la iniciativa que reforma la Ley de Hidrocarburos, enviada a la Cámara de Diputados, el presidente nuevamente nos muestra su indiferencia a lo mandatado en nuestra Constitución y los tratados internacionales que México ha suscrito, así como su testarudez de impulsar prácticas retrógradas que no tienen cabida en un mundo globalizado.
Grosso modo, lo que esta iniciativa busca es fortalecer a PEMEX a partir de la expropiación de los recursos e instalaciones de empresas privadas que participan en el mercado de hidrocarburos, además de dotar de facultades metaconstitucionales a la SENER y a la CRE para que éstas puedan, de manera discrecional, suspender las actividades de importación, comercialización, distribución y venta de gasolinas, diésel y otros combustibles.
Como Diputada Federal he insistido que el fortalecimiento de la empresa productiva tiene que hacerse a partir de la competencia económica, no con dádivas ni privilegios, porque regresarle el monopolio a PEMEX es una práctica que afecta los bolsillos de los ciudadanos, quienes estaremos a expensas de recibir un producto al precio y a la calidad que el gobierno, como único proveedor, determine. Si hoy consideran que el precio de la gasolina es alto, esperen a que esta iniciativa se apruebe, ya que será la llegada de los ¡peores gasolinazos que hemos visto!
Lo más lamentable de todo esto es que MORENA sigue ignorando a los especialistas, limita la participación ciudadana, y trata de silenciar el debate que queremos dar los diputados de oposición. Por eso impidieron la realización de un Parlamento Abierto, convocando tan sólo a un simple y limitado diálogo en lo oscurito; con lo que estarán en posibilidades de someterla a una aprobación “fast-track” en este último periodo ordinario. Como economista e integrante de la Comisión de Energía en la Cámara de Diputados, es mi responsabilidad alertar a la ciudadanía de las terribles decisiones que este gobierno está tomando para el sector energético y que, de seguir así, podrían causar un daño irreparable que nos costará mucho, especialmente a los ciudadanos.