Tabasco Hoy

La carta secreta

- LAUREANO NARANJO COBIÁN laureanoco­bian @hotmail.com

1993. El tiempo pasa implacable y la vida se va volando, pero la historia, serena y desafiante, se mantiene fuerte, fresca y rozagante. Un día de hace muchos años, estaba platicando con el licenciado Andrés Manuel en la sala de su casa de la calle Júpiter 123 fraccionam­iento Galaxia. Conversába­mos de sus próximas giras por el estado y a qué municipios iría yo con él acompañánd­olo. De todo esto hace apenas veintiocho años. De pronto, tocaron la puerta y me dijo el licenciado, -ve a ver quién es y qué quiere-. Salí y ahí estaba el entonces secretario particular de Roberto Madrazo: Ángel Buendía Tirado, el popular Lico, quien súbitament­e había llegado sin avisar. Al verme dijo Lico: -¿Qué haces aquí Laureano?-. -No-, le contesté. -¿Qué haces aquí tú? Porque yo trabajo con el licenciado. -Es que traigo una carta personal y privada para Andrés Manuel de parte del licenciado Madrazo-. -permíteme- le dije. -Voy a avisarle-. Entré a la sala y le informé a Andrés. -Dile que pase- me contestó amable.

Ya estando los tres ahí, Buendía Tirado le entregó la carta y entonces, sin abrirla, Andrés le pidió a Lico que se sentara y a mí me dijo que lo acompañara a su biblioteca que tenía ahí mismo en la planta baja, mientras Lico se quedó esperando en aquel viejo sillón de cuero. Lentamente abrió la carta y después de leerla tranquilam­ente me dijo: - ¿Qué te parece? Me invita a platicar en privado. A una reunión entre él y yo solamente. Donde nadie nos escuche. -¿Tú que dices?- -pues-, contesté como con inocencia,

-si quiere platicar pues bueno. Se puede platicar y explorar qué acuerdos quiere y escucharlo. Somos educados-. -¡¿Qué?!- Subió la voz Andrés. -Eso que acabas de decir es del PRI. Es una respuesta priísta. ¡¿Qué no te das cuenta que quiere platicar en privado para ofrecerme dinero o quien sabe que cosa?!-.

-Ah pues no lo había pensado-, le contesté. -Entonces dile que no-. Y ya. Salió Andrés y yo atrás de él. Le dijo a Lico: -Dile a Roberto que si quiere que platiquemo­s será en público. De frente a la gente. Que, con gusto, pero en privado no-. (No sé porqué se me hace que Roberto le quería ofrecer dinero, mucho dinero al licenciado). Un poco apesadumbr­ado, salió Lico de Júpiter 123. Y ya lo que sucedió después ya lo sabemos. Roberto se robó la gubernatur­a derrochand­o 239 millones de pesos (equivalent­e en aquella época a setenta millones de dólares) sacados de la caja de Finanzas. Todo comprobado. Y ahora aparece de nuevo. Se me hace que necesita subirse a un avión con rumbo a Monterrey.

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