¡El violador eres tú, ERES TÚ!
En México, la violencia y el abuso sistemático se ha vuelto una práctica sumamente normalizada por la sociedad. Aquella frase que se hizo icónica, ¡el violador eres tú, ERES TÚ! pasó de un cántico de súplica, a una realidad silenciada por este gobierno. Día a día, los mexicanos nos levantamos con nuevos casos en los que mujeres, niñas, niños y adolescentes son despojados de sus derechos constitucionales, aplastados en su dignidad, y quedando indefensos ante agresores que, en muchas ocasiones, se ocultan al amparo del poder público.
Hoy, esto lo vemos en el caso de Félix Salgado Macedonio, que buscaba la gubernatura de Guerrero después de ser acusado por múltiples agresiones en contra de mujeres, incluyendo violación; lo vemos en el caso de David Monreal, aspirante a la gubernatura de Zacatecas, que flagrantemente apareció en un video tocando, de manera indebida, a otra candidata en un acto de campaña; y lo vemos en el caso del Diputado Benjamín Saúl Huerta quien fue acusado valientemente por un menor de 15 años de abuso sexual y después fue liberado al contar con el fuero constitucional; fuero que MORENA ya dijo no le va a quitar.
Como mujer y como madre me siento muy indignada por lo que está pasando en México, y yo me pregunto, si nuestras autoridades no son sujetas a los mismos estándares legales, de ética y de moralidad que todos los demás, ¿qué infierno vivirán millones de mujeres, niñas, niños y adolescentes en la vida cotidiana? ¿Sin autoridades cercanas en qué confiar o acudir? Es lamentable pensar en ello y muestra la urgencia de consolidar un verdadero estado de derecho.
La violencia y el abuso que hoy permea en nuestro país no puede ser algo normalizado. Es nuestro deber ciudadano levantar la voz y exigir que las autoridades le den la justa importancia a la erradicación de estas prácticas, algo por lo que, como Diputada Federal, seguiré luchando. Un manoseador o un violador no puede ser gobernador, un agresor no puede ser la voz de un pueblo que, durante años, ha sido violentado y despojado de sus derechos. Es hora de dejar las palabras y compromisos vacíos atrás, ahora es el momento de actuar.