Tabasco Hoy

Le pidió cambiar música y enojado la apuñaló

La víctima es una mujer de origen nicaragüen­se. Estaban bebiendo por separado. Detienen al presunto criminal, su cuñado y hermana.

- FÉLIX NOLASCO

TAPACHULA, Chiapas.Juan Carlos llegó sólo a la coctelería El pez dorado, ubicada en el centro de la ciudad, en la tarde, pretendía beber unas cuantas cervezas en lo que bajaba el sol y luego retirarse a dormir a su cantón.

Con una cerveza tras otra, no se dio cuenta que ya hacía un rato el sol se había ocultado, y el bochorno comenzaba a bajar. Era jueves —15 de abril—, y El pez dorado no estaba ni la mitad de lleno. Apenas unas mesas ocupadas, separadas entre sí por otras vacías.

Juan Carlos por hacer algo se dirigió a la rocola, comenzó a mirar las canciones que estaban disponible­s, luego de un rato se decidió por una. Sacó de sus bolsillos la redonda moneda, programó la canción para que sonara tres veces y regresó a la mesa donde estaba.

La música comenzó a sonar. Él llamó a la mesera y pidió otra cubeta porque la que le habían puesto, tenía las botellas verdes vacías.

Sus dedos y pies seguían el compás de la música. Aunque no era originario de la ciudad, se sentía feliz de haber llegado aquí.

Al principio, su hermana y cuñado lo habían recibido, con su ayuda también había sido posible que él encontrara un empleo y pudiera finalmente rentar un cuartito.

Antes de que acabara la canción por una tercera vez, Juan Carlos se levantó de su mesa y volvió al aparato de luces multicolor­es y teclas grandes. Esta vez depositó dos monedas y programó la misma canción para que sonara seis veces.

Apenas volvió a escucharse la música, algunas voces en las mesas apartadas, se rieron. No faltó quien volteara a verlo y lo felicitara desde lejos con el brazo alzado y el dedo pulgar extendido. Él simplement­e devolvió el saludo con una sonrisa y siguió bebiendo.

Ya no pensaba en el calor ni en volverse a su casa para dormir temprano y levantarse al día siguiente a trabajar. Su cabeza seguía la letra de la canción y él la tatareaba siguiendo el ritmo.

Juan Carlos pidió una cubeta más, a estas alturas ya empezaba a sentir los efectos del alcohol: hablaba muy alto con la mesera y tardó en sacar los billetes para pagar.

Mientras traían sus cervezas, se paró con dificultad y caminó hacia la rocola que hacía un rato había dejado de sonar.

Cuando sacó la moneda de su pantalón se encontró de frente con la mujer. Al principio no entendió qué es lo que ella quería. Luego de un rato de escuchar sus gritos entendió lo que la desconocid­a pedía.

«Yo pongo cuantas veces sea lo que se me da la regalada gana», gritó. «Es mi dinero, sino quieres oír la canción, vete a otro lado o pon tu música con tu dinero», le espetó.

La mujer, que también estaba tomada, comenzó a pelear con Juan Carlos. Los ánimos se calentaron. Los comensales en las otras mesas voltearon a ver la pelea y comenzaron a reírse. Nadie vio el cuchillo que sacó Juan Carlos y asestó contra la desconocid­a. Sólo oyeron los gritos de dolor que ella profería, y la vieron caer al piso, en medio de un charco de su propia sangre.

Juan Carlos sacó un celular de su bolsillo y llamó a su cuñado y hermana. El alcohol se le había bajado. Salió afuera y espero unos minutos. No tardó en llegar su cuñado manejando una combi, y su hermana. Se subió a la unidad y desapareci­ó.

La Fiscalía General del Estado informó que, tras una revisión de las cámaras de vigilancia de la ciudad, siguió la ruta de escape de Juan Carlos.

Luego de llegar al domicilio de su cuñado y hermana, el presunto criminal fue dejado en la terminal para que se escondiera en su natal Comitán.

Una vez ubicado, el lunes 26 de abril, la fiscalía obtuvo una orden de captura. Juan Carlos fue detenido en Comitán, mientras su hermana y cuñado también eran asegurados en esta ciudad por complicida­d. La mujer apuñalada fue identifica­da por sus familiares como Ceira «N», de origen nicaragüen­se, pero con residencia en esta ciudad.

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