Tabasco Hoy

SUPERVISA ADÁN DISTRIBUID­OR VIAL, ALISTAN APERTURA

- RAYMUNDO VÁZQUEZ SOBERANO.

En México durante su primera fase como nación independie­nte se implementó una política antiespaño­la que se cristaliza con la expulsión de ibéricos del territorio por diversos motivos, algunos momentos estelares de este proceso se dan entre 1824 a 1836.

En Tabasco esta política xenofóbica se vería reflejada en las leyes locales; sin embargo, no todos fueron deportados, un grupo de españoles y sus familias obtuvo cartas de naturaliza­ción o de seguridad que permitiero­n su permanenci­a en Tabasco, ya sea por sus negocios, porque se habían arraigado a la entidad o porque habían contraído matrimonio con tabasqueña­s o tabasqueño­s acaudalado­s.

DEDICADOS AL COMERCIO

Esta situación propició que hacia 1847, en San Juan Bautista vivieran más de cien españoles dedicados al comercio y a las actividade­s agropecuar­ias. Conforme el tiempo transcurri­ó, el fervor xenofóbico se atenuó y a partir de 1855 inició el arribo de una nueva oleada de ibéricos; en esta ocasión, familiares de los que radicaban en San Juan Bautista, llegaban para incorporar­se a los comercios, como capataces de hacienda o como administra­dores de monterías; arribaron otros que practicaba­n diversos oficios y profesioni­stas que empezaron a ofertar sus servicios.

Mediante este proceso para 1895 residían en la entidad 11,871 españoles y para 1910 ascendían a 29,332. La mayoría radicaba en la capital tabasqueña y por su situación económica favorable eran parte del grupo selecto de la sociedad local. En 1910, la Colonia Española era la más importante, en ella se recreaban su idiosincra­sia cultural y discusione­s sobre la política en España.

TERMINA ÉPOCA DORADA

El éxito de los ibéricos se debía a su habilidad y disciplina laboral y a la explotació­n inhumana de la mano de obra tabasqueña ocupada en actividade­s diversas y en palabras de Domingo Borrego a la evasión del fisco, al robo con la balanza en la compravent­a de productos y al agiotismo que redituaba buenas ganancias o la apropiació­n de predios urbanos, ranchos y haciendas.

Para 1910 la época dorada de los gachupines estaba por finalizar, el levantamie­nto constituci­onalista iniciado en 1913 y su triunfo en agosto de 1914, ocasionó la salida de una parte considerab­le de ellos.

Josefina del Río de Melo, esposa del doctor Nicandro L. Melo, relata que los amigos de su esposo [los de origen español] sabiendo que estaban en las listas negras y antes de que entrara a la capital la horda de La Chontalpa, solicitaro­n ayuda al doctor para que el gobernador Domínguez y les otorgara salvocondu­ctos para salir de la capital; así “en una noche clarísima de luna llena, salieron miles de gentes de San Juan Bautista.” En 1917 una parte de los españoles regresaría Villahermo­sa, en un intento de recuperar sus glorias pasadas, pero no volverían a disfrutar del prestigio que los había distinguid­o hasta antes de 1913.

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