Manifestación por la democracia
Democracia significa gobierno del pueblo.
Pero Morena ha olvidado esta premisa, no quiere que haya pluralidad, es intolerante a quienes pensamos diferente, menosprecia a las organizaciones de la sociedad civil y no soporta la existencia de otros poderes; en otras palabras, su único gran objetivo es convertirnos en una dictadura perfecta sin democracia ni libertades.
Recordemos que a finales del año pasado intentaron con una reforma constitucional desaparecer al INE y el actual sistema democrático que hoy permite procesos electorales transparentes, así como respeto absoluto al sufragio de cada uno de los mexicanos. Gracias a que la oposición se mantuvo unida, no obtuvieron votos suficientes y se logró salvaguardar nuestra carta magna de este atropello.
Sin embargo, tenían un “Plan B”: trasladar los alcances de esta reforma constitucional a modificaciones en cinco leyes secundarias y la expedición de otra en el ámbito electoral, y a través de un procedimiento legislativo desaseado y en “lo oscurito” aprobaron este paquete usando sus mayorías simples. Es la primera vez, en décadas, que se impone una ley electoral por el partido que gobierna y que no es fruto del diálogo ni del acuerdo.
¿Por qué es esto tan malo para la democracia? Porque ya no habrá capacitación de funcionarios de casilla, nada garantizará el cómputo íntegro de los votos, la actualización del padrón electoral pasa a ser responsabilidad del gobierno lo que genera desconfianza sobre el uso de los datos personales, se reduce la capacidad operativa, es decir, no se podrán instalar 160 mil casillas necesarias para las elecciones federales, incorpora la intervención directa del gobierno y sus funcionarios en las elecciones vulnerando su independencia, desaparece las 300 Juntas Distritales Ejecutivas, reduce las 32 Juntas Locales Ejecutivas y elimina más de 80% del personal que integra el Servicio Profesional Electoral Nacional.
Es importante aclararles que estas reformas ya están aprobadas, publicadas y son vigentes, sin embargo, son inconstitucionales. Por tanto han sido impugnadas por los partidos politicos de oposición, y tenemos que dar una ardua batalla desde cada frente para que el Poder Judicial heche para atrás estos retrocesos democráticos.
¿Qué es lo que queda pendiente del “Plan
B”? Lo único que falta por votar es la “cláusula de la vida eterna” para que se puedan transferir votos entre los partidos que integran una alianza, a pesar de que no hayan sido votados por los ciudadanos. Una vez más, esto es contrario a lo establecido en nuestra Constitución y, por tanto, en caso de que Morena use sus mayorías para aprobarla, también deberá ser impugnada.