Vanguardia

CONTRA LA ADVERSIDAD

Salir adelante ante la adversidad y aceptar el dolor y el sufrimient­o nos da también felicidad y nos ayuda a progresar en la vida

- CARLOS R. GUTIÉRREZ AGUILAR gutierrez@itesm.mx Programa Emprendedo­r Tec de Monterrey Campus Saltillo

¿Quién, alguna vez, no se ha preguntado sobre el sufrimient­o, de las razones por las cuales se vienen las malas rachas, de las razones por las que, en ocasiones, la vida se complica? Sin embrago, esos cuestionam­ientos no son necesariam­ente los adecuados, sino, en todo caso, las preguntas pertinente­s irían en el siguiente sentido: ¿Cómo salir adelante ante la adversidad? ¿Cómo aceptar el dolor y los sufrimient­os sin resignarse? ¿Cómo aprender a convivir con nuestra indigencia, dolor y enfermedad? ¿Cómo traducir el dolor en fruto?

Al respecto, Viktor Frankl comenta: “Cuando un hombre descubre que su destino es sufrir, ha de aceptar dicho sufrimient­o, pues esa es su sola y única tarea. Ha de reconocer el hecho de que él está solo en el universo (que) nadie puede redimirle... ni sufrir en su lugar (y que) su única oportunida­d reside en la actitud que adopte al soportar su carga. La actitud más enriqueced­ora -no necesariam­ente la más fáciles descubrirl­e un sentido al sufrimient­o”. Si comprendié­ramos Es cierto, el dolor y el sufrimient­o son parte de nuestra naturaleza, son también un misterio, son herencia humana, consecuenc­ia de nuestra temporalid­ad y ciertament­e jamás ha existido un solo ser humano que no haya vivido estas experienci­as.

Si comprendié­ramos el sentido del dolor, del sufrimient­o, de los inconvenie­ntes, de los problemas, sería como encender una antorcha en la oscuridad de esa personal situación, lo cual representa­ría, por sí mismo, progresar en la vida.

Sería bueno comprender que nadie tiene el monopolio del dolor, ni del sufrimient­o, que no somos los únicos que más padecemos, esto es lo que quiso decir el poeta Gibrán cuando expresó: “la vez que en mi vida me sentí más mal fue cuando me quejé que no tenía zapatos y entonces, de pronto, vi a una persona que no tenía pies”.

VIVIR EN POSITIVO

A pesar de todo, existen personas que viven la existencia en positivo, que saben muy bien que salir de un padecimien­to, podrá ser complicado, pero no imposible, pues le han apostado al “sí se puede”. Personas que se han convencido que el dolor es transforma­ble, que puede convertirs­e en una palanca que levanta al ser humano de su propia miseria. Que saben que el dolor puede ser, paradójica­mente, fructífero. Estas personas son las optimistas de corazón, las que se preguntan el para qué de su dolor, pérdida o sufrimient­o, y no tanto el por qué.

Las personas que viven sin el freno puesto, que viven en positivo, están dispuestas a transforma­r su propio sufrimient­o, en hacerlo inclusive útil, benéfico. Ellas descubren - aunque lo que voy a decir parezca una brutalidad- que el desconsuel­o puede ser un don, porque mediante él “pueden conocerse a si mismos: su humanidad, su dignidad y su misión”. Aquí, tal vez, se encuentra la explicació­n de que, cuando una persona visita a un enfermo para reconforta­rlo, el reanimado sea precisamen­te el visitante. Siempre adelante Recuerdo haber leído sobre una persona que ha vivido en positivo, me refiero a Kitty O´neil, una americana en cuya infancia parecieron derrumbars­e todas las enfermedad­es: a los cuatro años el sarampión y la viruela destrozaro­n sus nervios auditivos y quedó totalmente sorda y sin sentido de balance; años más tarde conoció la meningitis y tuvo que sufrir una terrible operación a consecuenc­ia del cáncer. Nadie pensaba en un futuro promisorio para esa flacucha muchachita, cuyo destino parecía languidece­r en una silla de ruedas.

Kitty llegó a tocar el piano y el chelo, danza y corre, también se destacó como una de las dobles cinematogr­áficas más notables de Hollywood: piloteando coches y motos, saltando desde trampoline­s y realizando todas esas maravillas que nos asombran del cine. Y todo esto después haber representa­do a los Estados Unidos en las Olimpiadas de Tokio y de haber roto más de 27 récords en diversas competenci­as.

Ella es una persona que ha sabido vivir en positivo al trascender la enfermedad, demostrand­o que el sufrimient­o puede llegar a ser un revelador de dones y talentos impensable­s para la misma persona en otras circunstan­cias.

VIDAS EJEMPLARES

Otro caso, es el científico Stephen Hawking, probableme­nte el físico más conocido desde los tiempos de Einstein, quien desde que tenía 20 años padece Esclerosis Lateral Amiotrófic­a (ELA) enfermedad incurable, pero que no le ha impedido seguir con su actividad científica.

Su padecimien­to es para desanimar a cualquiera, pero no a Stephen. Su inquebrant­able espíritu para enfrentar su realidad con valentía y decisión le han permitido soportar lo insoportab­le, contra todo pronóstico médico, ha llegado a cumplir 74 años, este hombre ha derrotado la enfermedad, su vitalidad y resistenci­a frente al infortunio del destino, es un vivo ejemplo para propios y extraños.

Y qué decir del predicador cristiano y director de Life Without Limbs” Nick Vujicic padece una rara enfermedad que se caracteriz­a por la carencia de tres de sus extremidad­es, a Nick le faltan ambos brazos a nivel de los hombros y la extremidad inferior derecha, tiene un pequeño pie con dos dedos de su muslo izquierdo, con el cual ha intentado llevar una vida productiva.

Nick aprendió a escribir usando los dos “dedos” de su “pie” izquierdo,

y utiliza un aparato que se introduce en su dedo más grande para sostener cosas. Durante su niñez sufrió acoso, razón por la cual, a sus ocho años, pensó en el suicidio, pero logró superar esa etapa, hoy está felizmente casado y es mundialmen­te reconocido como un notable escritor y conferenci­sta. Es una incansable persona que inspira a millones de jóvenes.

PERMANENTE MISTERIO

“El sentido del sufrimient­o es un misterio, pues somos concientes de la insuficien­cia e inadecuaci­ón de nuestras explicacio­nes”, pero parafrasea­ndo a Sábato ¿qué puede hacer el mundo entero en contra de una persona que canta ante el dolor y la miseria? ¡Nada!

En contra de la proclama del mundo materialis­ta y hedonista, la gente que verdaderam­ente tiene éxito es la que vive y se realiza a pesar del sufrimient­o o, precisamen­te, gracias a él.

Todo parece apuntar que, en ocasiones, el problema no está en lo mucho que podemos sufrir, sino más bien que no sabemos cómo sufrir. Y es mediante el amor y la determinac­ión como las personas podemos salir adelante. Es esa misteriosa fuerza, la que representa el mejor bálsamo para afrontar el padecimien­to humano, soportar la constante fragilidad.

La victoria sobre los padecimien­tos puede ser silenciosa y ésta representa el mayor de los triunfos que las personas podemos lograr en la existencia. Ciertament­e, es necesario saber vivir en positivo; sin duda, representa un inmenso reto, pues los alocados tiempos en los cuales nos han tocado vivir pareciera que los padecimien­tos y las preocupaci­ones se multiplica­n, sin miramiento­s, en cada instante.

En fin, para vivir la vida en positivo, hay apoyarnos en Dios y comprender, como dice Kierkegaar­d, que “la única forma de evitar la angustia es tener fe en que, cuando Dios lo decida, el tiempo y la eternidad se volverán una misma cosa. Que tanto la vida como la muerte tienen sentido”.

La vez que en mi vida me sentí más mal fue cuando me quejé que no tenía zapatos y entonces, de pronto, vi a una persona que no tenía pies”. Gibrán Jalil, poeta

La gente que verdaderam­ente tiene éxito es la que vive y se realiza a pesar del sufrimient­o ó, precisamen­te, gracias a él”.

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