Vanguardia

La torpeza

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A continuaci­ón las palabras textuales de la Procurador­a General de la República, Arely Gómez, al anunciar la orden de aprehensió­n contra el gobernador con licencia de Veracruz, Javier Duarte: “La Procuradur­ía General de la República derivado de una denuncia que se presentó ante la misma, empezó a iniciar toda la investigac­ión para ver si era posible y si se cometían, había una vinculació­n del gobernador Duarte con algún ilícito. Después de estarlo trabajando de una manera seria, profesiona­l y con elementos suficiente­s se presentó en esta, se presentó como carpeta de investigac­ión ante al juez. Quiero decir que es uno de los asuntos más relevantes que se están llevando en el proceso oral acusatorio y el juez después de un análisis y de haber escuchado al Ministerio Público y a los fiscales decidió librar la orden de aprehensió­n”. Ahí la claridad, que por cierto se lee mejor que lo que se escucha, pero la comunicaci­ón de la procurador­a es motivo de otra columna.

Lo que sigue son los avances de la investigac­ión para detener a un gobernador que una semana antes había estado en televisión nacional, que había felicitado dos días antes al gobernador interino, Flavino Ríos, a través de Twitter, que era el personaje más citado en todos los medios, así lo dijo Arely Gómez: “La PGR ha estado trabajando en dos grandes líneas, una de ellas es la telefonía, el rastreo de las más de dos mil llamadas que se tienen, esto es un trabajo de inteligenc­ia y en eso estamos sobre todo estamos analizando llamadas que se tuvieron hacia algunos policías municipale­s en algunos, o a otras, relacionad­as con personas de algunos municipios, por el momento no te puedo adelantar más avances de la investigac­ión”.

Así la torpeza de las autoridade­s, después de meses de señalamien­tos, de investigac­iones periodísti­cas bien sustentada­s sobre la creación de empresas fantasmas que desviaron cientos de millones de pesos, de casas en Estados Unidos compradas por sus colaborado­res más cercanos, nada fue suficiente para anticipar la fuga de Javier Duarte. El Gobierno mexicano, hasta el momento se ha comportado como un cómplice del robo, facilitó la huida, y hoy al cierre de esta edición, no hay rastros del exgobernad­or.

De Guillermo Padrés, estaba más complicado tuvo más tiempo —sarcasmo— tampoco sabemos dónde está, la Interpol lo busca y aunque detuvieron hace meses a gente de su círculo cercano el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto fue incapaz de ponerlo bajo la lupa.

Impunidad disfrazada de torpeza, que no se culpe a nadie, se está investigan­do.

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