Vanguardia

‘Venden zapaterías calzado desechable’

- Armando ríos

“Vale todo” y “Todo vale”, las dos modalidade­s de créditos de calzado, han ayudado a que la demanda de este sector comercial crezca en el centro de la ciudad, gracias a la tentadora promesa de un pago a meses sin intereses a cambio de productos muchas veces de baja calidad.

Para las tiendas de calzado las temporadas altas se alojan en el inicio del ciclo escolar, el Buen Fin y la entrega de aguinaldos. Según Édgar, gerente de una de las zapaterías de mayor convenienc­ia en la zona centro de Saltillo, estima que en esas épocas ingresen por lo menos 2 millones de pesos a la semana, incluyendo el ingreso que se adquiere por medio del crédito en vales.

Esta modalidad de pago se ha convertido en una de las favoritas para los fanáticos del calzado, y actualment­e, durante la temporada alta se canjean al menos 500 vales al día con créditos de hasta 7 mil pesos, y existen alrededor de 30 zapaterías que aceptan esta modalidad de pago, y ha perjudicad­o oficios, negocios y productos locales.

José Arturo Celestino, zapatero y talabarter­o ubicado en el Mercado Juárez, comenta que el calzado que se produce hoy en día y se importa a Saltillo, está fabricado para que pueda desecharse al poco tiempo, de manera que los consumidor­es tendrán que adquirir un par nuevo, y esto sucede sin distinción de marcas ni tiendas. Dice que en la mayoría de las ocasiones el calzado se desgasta antes de que las personas terminen de pagarlo.

“Los zapatos los hacen cada vez más económicos o desechable­s para que se acaben más rápido y tengas que comprar más seguido”, asegura.

La situación de los “zapatos desechable­s” ayudó a que el negocio de José Arturo fuera a la baja; ha disminuido hasta en un 50 su actividad. También han sido afectadas otras zapaterías locales y productos de calzado que se elaboran en Saltillo de manera artesanal, como el de las botas vaqueras.

Los zapatos los hacen cada vez más económicos o desechable­s para que se acaben más rápido y tengas que comprar más seguido”. José Arturo Celestino, zapatero.

Comenta que de 10 años para acá, la situación ha cambiado mucho en los oficios y los productos que se consumen, “el calzado de piel es muy raro que te lo traigan a arreglar”, dice.

Dice, que en la cuestión económica, el negocio ha tenido considerab­les pérdidas.

“La gente prefiere comprarse un par de zapatos nuevos que arreglar los que ya estaban usando, pero en el oficio, usamos suelas de piel y se hacen ajustes para que puedan durar un par de años más”, explica.

La reparación de calzado tarda aproximada­mente 3 horas, dependiend­o el uso y el material. El negocio de José Arturo repara alrededor de 30 pares de zapatos a la semana, mientras que hace apenas 10 años, reparaba más de 60 pares de zapatos en promedio.

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