EL LUJO DE TENER UN ESPACIO VERDE
Aquéllo que inició como una moda, hoy es un símbolo de conciencia colectiva, que da la oportunidad no solo de contar con un lugar acogedor, espiritual y lleno de paz, sino de tener la oportunidad de gozar de una vida más saludable.
Estos son algunos de los beneficios que brinda tener un espacio amigable con el ambiente, pero desde la comodidad de tu hogar. Por ejemplo, en un metro cuadrado de jardín puedes levantar un huerto con hortalizas, leguminosas, árboles frutales, incluso, plantas ornamentales.
Con el tiempo, las familias o parejas jóvenes han adoptado estas dos grandes oportunidades para crear un hogar verde, que, además de mejorar la imagen de sus exteriores, revolucionan los hábitos de consumo y alimentación.
A pesar de que su mayor limitante es el espacio, en la actualidad se cuenta con una serie de técnicas y métodos que permiten hacer realidad esta iniciativa, como la permacultura urbana, que permite a los ciudadanos desarrollar sistemas agrícolas que puedan ser sustentables.
DISEÑAR EL MEJOR JARDÍN
Esto no es tarea sencilla. Estos consejos te ayudarán a tener un jardín ideal. El primer paso es preguntarte de qué manera lo vas a usar: si en él habrá reuniones familiares o fiestas; si buscas un espacio más productivo con árboles frutales, huerto y hierbas aromáticas, o si requieres de espacio para que jueguen tus niños o se realicen actividades deportivas. Las funciones que le quieras dar al jardín influirán en la zonificación, en la circulación y en su diseño final.
CUÁNTO DINERO DESTINARLE
Este sector del hogar suele tener designado un presupuesto -por lo general- limitado, ya que se piensa en él al terminar de construir la casa. Lo aconsejable es que inviertas en un suelo de buena calidad o mejorar el existente. Una buena materia prima para la tierra es esencial para que las plantas crezcan en su máximo potencial. Un segundo paso es la inversión en el tipo y calidad de los árboles y plantas, el cual dependerá del diseño elegido para el jardín.
EL DISEÑO, LA CLAVE DEL ASUNTO
Lo importante de buscar y encontrar un equilibrio es que, si tienes un jardín simétrico, armónico y sin contrastes, puede aburrirte. Por otro lado, un espacio plagado de contrastes y movimiento puede inducir al estrés o la fatiga visual. La idea es lograr que sea un espacio lo más agradable posible.
Lo ideal es repetir tres veces un elemento o característica (como por ejemplo el color, la textura o la forma) en lugares estratégicos. Para darle variedad a tu jardín puedes tomar dos caminos: el primero es aportar movimiento al diseño a partir de diagonales o curvas; el segundo es generar contrastes a partir del color, follaje, textura, forma y tamaño de los materiales que se usan.
EL TURNO DE LAS PLANTAS
Visita viveros o jardines vecinos y obtén información a través de libros y revistas especializadas para conocer cómo serán las plantas en su forma final, o sea, unos años después de haber sido plantadas. Así podrás diseñar y proyectar que cada cosa quede en su lugar y que el follaje no invada espacios que no le correspondan o que proyecten sombra en lugares no deseados. Esto permite que no gastes dinero extra en comprar una excesiva cantidad de cultivos que posteriormente debes quitar.
Es importante que estés al tanto de las necesidades de mantenimiento de las plantas porque, de acuerdo a cómo las mantengas, lograrás un espacio florecido todo el año y que el diseño pensado permanezca en el tiempo.
CÓMO QUIERES TU JARDÍN
Una de las pautas a definir es si quieres que el jardín esté verde todo el año o que vaya cambiando con la llegada de cada estación. Para la primera opción, elige árboles y arbustos persistentes o herbáceas perennes de poca o nula floración. En cambio, la elección de plantas que florecen sin hojas o con floración llamativa va a marcar los distintos períodos del año con sus coloridos esquemas.
CÓMO USAR LOS COLORES
Para que un jardín vibre con los colores de los árboles y las plantas es fundamental tener presente aquellos tonos que ya existen en el terreno como los que se usaron para pintar las paredes de la casa, los techos y las construcciones vecinas, entre otros. La coloración se puede aportar por medio de las flores o por el follaje.