Diario de un nihilista
Teogonía del fragmento: su número puede ser igual al de las estrellas que componen el cielo.
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Los sueños se realizan mediante el delito. Todo sueño que se cumple es un crimen.
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El hombre se escuda detrás de la religión o de las ideologías para cometer sus crímenes: como si les hicieran falta pretextos tan vastos y tan sofisticados.
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Toda la metafísica del ebanista se cumple en un solo mueble.
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Llega a mis oídos el estrépito de la nota roja ontológica. Estoy a punto de acostarme.
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¿Madrugan para delinquir? No se han dormido todavía.
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El juicio inaugural ocurrió cuando Caín mató a Abel. El juicio final tendrá lugar después de que Abel se levante para matar a Caín.
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Juzgar al ángel malo fue fácil. Los cielos lloraron cuando hubo que juzgar al hombre bueno.
* Más que gratuito, es impiadoso escribir libros en un país donde no se practica la lectura.
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Un diccionario ordenado según las últimas letras de las palabras y no según las primeras: sería igual de arbitrario y absurdo, pero al menos serviría para hacer versos.
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Angustia del diccionario: palabras triviales que se repiten mezcladas con palabras anómalas y absolutamente desconocidas.
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No se es poeta por vocación o destino, sino en ratos, de mala gana y con resultados casi siempre mediocres. Por mi parte, soy poeta cuando leo gran poesía, ya que ésta es un rito de comunión.
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La retórica no enmascara la realidad, sino que la estructura. Es un emblema abierto, que contiene explícitas sus propias claves.
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No es el éxito, sino el éxtasis del fracaso, lo que nos permite ser felices y libres.
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No el acto de magia, sino la magia de no actuar. El ocio es la palanca que mueve al planeta.