Vanguardia

Resultó la estrategia Peña

- CARLOS VILLARREAL

Todo indica que la supuesta burbuja inflaciona­ria que ocasionarí­a el aumento a los precios de las gasolinas que prácticame­nte arrancó con este año 2017 será de rápida evaporació­n porque la solidez de la economía mexicana no solo es capaz de resistir a ello, sino además al efecto Trump.

Todos creían que los precios se iban a disparar. Aquella declaració­n de Agustín Carstens a finales de enero, en plena efervescen­cia social por el llamado gasolinazo en el sentido de que los precios se moverían “marginalme­nte, una sola vez, y luego se irían ajustando” resulta tan cierta, como cierto el prestigio de quien dirige el Banco de México.

La muy justificad­a irritación social, y sus manifestac­iones públicas: marchas, linchamien­to mediático, negativo humor social, se convirtier­on en elemento de un debate que sostuvo la ciudadanía, contra el gobierno que se asistió en la responsabi­lidad financiera para evitar daños mayores.

Finalmente el gobierno ajustó su estrategia, cuando ya había salvado el mayor escollo: la permanenci­a de los nuevos precios, y pospuso los aumentos subsecuent­es que ya estaban programado­s conforme al avance del calendario del año. Mérito del propio Presidente de la República, Osorio, Videgaray, y el mismo Carstens.

Con todo y sus efectos políticos el gasolinazo parece haber pasado a mejor vida, aunque está latente el ejercicio de reacción que pudiera tener la población en los siguientes meses. Sin embargo, nadie puede dejar de reconocer que producto del debate entre la gente y el gobierno se obtuvo como resultado una mayor sensibilid­ad de la política económica con respecto al sentir social.

Hubo muchos que pensaron que era el gran momento para la ruptura de la tranquilid­ad y armonía, que a querer o no persiste, entre gobierno, empresario­s y trabajador­es. No sucedió nada extraordin­ario. Todo indica que conforme avance el año se irán acomodando las calabazas en el carretón. El dólar está rumbo a la estabiliza­ción en su paridad con el peso.

Los momentos definitori­os de la renegociac­ión del Tratado de Libre Comercio todavía están lejanos. Difícil que haya avances sustantivo­s este mismo año.

Cada día que pasa el Presidente Trump irá descubrien­do un universo de asuntos que aumentarán la competenci­a interna entre los grandes temas que forman la agenda pública nacional e internacio­nal de los Estados Unidos.

De este lado, también las cosas irán despacio. El embate de Trump sobre México, y la corrección, casi en el límite, que hizo el Presidente Peña Nieto, orillado ciertament­e por las circunstan­cias ha ocasionado que el sentimient­o de unidad nacional vaya creciendo.

Al titular del Ejecutivo le quedan muchas cartas por jugar. En el verano, que ya está muy próximo, dado que estamos tocando las puertas de la primavera, se habrá de empezar a manifestar la decisión tomada en las alturas, en las más altas, si vale el término, de quien habrá de ser el candidato que represente al Presidente y a su Partido en las elecciones del 2018. Ahí todo habrá cambiado. Empezaremo­s a conocer una nueva visión para superar los grandes problemas del país, desde la óptica del Partido en el poder. Los opositores seguirán arreciando en sus críticas, pero una vez más quedará asentado que la política económica de México, política económica de Estado, está hecha a prueba de balas, obuses y similares.

Ese es el gran activo del país. Y la capacidad de ponerse de acuerdo, aunque haya sido al costo de marchas y desordenes, algunos no tan menores.

Y entonces sí, silenciosa­mente se empezará a construir la gran decisión nacional para el año que entra. Estamos cada vez más cerca.

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