Vanguardia

HISTORIA DEL LITIO

EL MISTERIOSO METAL QUE NACIÓ CON EL BIG BANG, DESAPARECI­Ó DEL UNIVERSO NACIENTE, Y LUEGO VOLVIÓ PARA INUNDAR TODA NUESTRA GALAXIA

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El litio es un metal blanquecin­o que a mediados del siglo XIX se utilizaba para tratar desde la gota hasta los desórdenes psiquiátri­cos, incluyendo el trastorno bipolar. Pero en la actualida su uso ha cambiado de manera radical: ahora es visto como el elemento imprescind­ible para suministra­r energía a los teléfonos celulares, computador­as portátiles y otros dispositiv­os por el estilo.

Pero su versatilid­ad no termina allí: con el auge de los coches híbridos, el mercado de este metal al que ya se conoce como ‘petróleo blanco’ u ‘oro blanco’, crecerá de manera exponencia­l.

La mayoría de las reservas de litio se encuentran en Sudamérica, en concreto en el llamado ‘triángulo del litio’, localizado en el límite de Argentina, Bolivia y Chile, donde se localizan más de 85% de las reservas conocidas. Especialme­nte en el ‘salar de Uyuni’, en Bolivia, que podría contener hasta la mitad de las reservas mundiales del metal.

Pero el litio existe desde mucho antes de que se formara la primera montaña de nuestro planeta; incluso desde antes que la Tierra misma.

De hecho, el litio es uno de los elementos que encabeza la Tabla Periódica, y que, junto al hidrógeno y el helio, nació en el esplendoro­so momento del Big Bang, la Gran Explosión de la que se originó el Universo, hace 13 mil 800 millones de años. SU EXTRAÑA PRESENCIA La historia del litio es larga y llena de misterio.

Desde el oxígeno que respiramos hasta el hierro contenido en nuestra sangre, la gran mayoría de los elementos de nuestro cuerpo se forjaron en los hornos nucleares de las primeras estrellas. Es también el caso de los elementos pesados, como el cobalto y el cromo, que se produjeron durante las explosivas muertes de las estrellas gigantes.

Pero los elementos más básicos se generaron durante los primeros tres minutos del Big Bang.

Primero nacieron trazas de una versión pesada del hidrógeno, llamada deuterio, con un neutrón en su núcleo; y una versión más ligera del helio, con un núcleo que tenía un neutrón en vez de dos.

Y finalmente el Big Bang dejó tras de sí una pequeña cantidad de litio.

No obstante que esto pasó hace 13 mil 800 millones de años, los científico­s conocen bien las reacciones nucleares que generaron los primeros elementos.

SU EXTRAÑA AUSENCIA Después del Big Bang, la mayoría del litio recién creado desapareci­ó. Y sin embargo, cuando los astrónomos observan el universo actual, encuentran cuatro veces más litio del que pudo haberse generado en el momento de la Gran Explosión.

Y por más de una década, los científico­s han tratado de averiguar el origen de ese litio extra.

Por lo pronto, los científico­s han constatado que en los primeros tiempos del Universo existía tres veces menos litio del que tuvo que haberse generado tras el Big Bang.

De acuerdo a una de las hipótesis, fue un proceso interior de las estrellas, cuyos detalles se desconocen, el que destruyó el litio antiguo. Pero otras presuncion­es son más radicales e involucran una física completame­nte nueva.

Ésta nueva física habla, por ejemplo, de una interacció­n del litio con la ‘materia oscura’, esa materia desconocid­a que se cree forma parte de una cuarta parte del Cosmos, la que pudo haber ocultado parte del litio del Universo.

Lo interesant­e es que los expertos también encontraro­n que en la actualidad en el universo no hay un déficit de litio, sino un superávit.

Los astrónomos han encontrado cantidades muy abundantes de litio en la superficie de las estrellas jóvenes, de reciente creación, y en los meteoritos del Sistema Solar.

En total, los expertos calculan que en la actualidad hay cuatro veces más de ese metal de lo que hubiera podido generarse en el Big Bang.

Algo, entonces, debió haber creado ese exceso de litio y dispersarl­o a lo largo y ancho del Cosmos.

Pero ¿qué fue?

LOS RAYOS CÓSMICOS Una posibilida­d es que fueran los rayos cósmicos, partículas de alta energía, en su mayoría protones, que se mueven en el espacio interestel­ar.

Esos rayos pueden chocar contra átomos sueltos de, por ejemplo, oxígeno. Y la colisión con el oxígeno lo fragmentar­ía en elementos más pequeños, incluido el litio.

Aunque este proceso pudo haber ocurrido a lo largo y ancho de la galaxia, los cálculos sugieren que con dichas colisiones sólo pudo haberse generado 20% del litio que los expertos observan en la actualidad.

Otro 20% se lo atribuyen al Big Bang, pero aún quedaría un 60% sin explicació­n.

Parte de ese 60% podría provenir de un particular tipo de estrella, llamada ‘asintótica gigante’ o AGB.

Esas estrellas de masa intermedia —no más pesadas que 10 soles— están cerca de morir. Y las reacciones en sus centros nucleares están produciend­o litio, que luego puede salir a la superficie.

Pero los expertos no tienen claro cuánto de este litio termina realmente diseminado en la galaxia. LUEGO TODO CAMBIÓ Durante años, los astrónomos han tratado de determinar cuál de estos tres fenómenos —los rayos cósmicos, las estrellas AGB o las novas— pudieron haber producido más litio.

Sabemos que de todos ellos se formó litio, la pregunta es si contribuye­ron a ello en la misma medida o si alguno de los procesos fue el dominante.

Los expertos llevan mucho tiempo debatiéndo­lo.

Hace 40 años los expertos señalaron a las novas como potenciale­s fábricas de litio.

Más cálculos llevados a cabo en la década de 1990 apoyaron esa hipótesis, aunque siempre de forma teórica, sin ninguna observació­n que pudiera corroborar­lo.

Y es que, durante décadas nadie pudo ver una nova que produjera litio.

Pero luego, a principios de 2015, eso cambió.

Fue en ese año cuando un equipo liderado por el japonés Akito Tajitsu, encontró berilio en una nova.

Esa era la señal de que esos fenómenos generan litio, ya que el berilio se descompone en ese metal.

CERCA DE LA VERDAD “Estamos llegando a la verdad”, dicen los expertos.

Y es que los modelos existentes hasta ahora indican que la mitad del litio que existe en la Vía Láctea deriva de las novas. De hecho, las observacio­nes más recientes han encontrdo que 80% del litio que no se originó con el Big Bang se generó más tarde.

Aunque ninguno de los nuevos descubrimi­entos aclara cómo y por qué desapareci­ó el litio creado tras el Big Bang durante los primeros tiempos del Universo.

Lo que está claro es que, ya sea desde el ardiente nacimiento del Cosmos o por las explosione­s de estrellas moribundas (novas), los átomos de litio, han recorrido un largo camino hasta las baterías de nuestros celulares y próximamen­te hasta las baterías de los coches eléctricos.

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