Cómo evitar que tus hijos mientan
Imagina que no habrá mayor satisfacción para un hijo adulto que recordar a un padre o madre honorables y honestos, quienes les servirán de ejemplo y guía a lo largo de toda su vida
Los seres humanos aprendemos a mentir alrededor de los tres años de edad, aproximadamente, pues en ese tiempo comenzamos a distinguir entre lo que hacemos y lo que hace felices a los adultos, y aquello que les provoca malestar. El niño entiende que recibe mimos si cumple las expectativas que se tienen de él. O viceversa. Conforme crece, también se da cuenta de que cuando no cumple esas expectativas hay desagrado y malestar.
Mentir también es una conducta aprendida. Los niños mienten para escapar de problemas, evitar trabajos desagradables como las tareas (los deberes escolares) y otros más complicados; mienten para culpar a otros por algo que hicieron como es el caso de quienes tienen hermanos y están en constante competencia con ellos.
Algunas personas sostienen que mentir es una cuestión normal, y que inclusive es una habilidad que se debe desarrollar en la vida. Sin embargo, la experiencia nos dice que esto no es cierto, que mentir tiene consecuencias personales y sociales.
En mi experiencia docente es muy común encontrar niños que exageran, mienten, que ocultan la verdad o que la dicen a medias a sus padres y maestros. Cuando entrevistamos a los padres junto con sus hijos, a los primeros nunca deja de sorprenderles cuando a uno de sus hijos se le sorprende en una mentira frente a ellos.
¿Qué podemos hacer para evitar que esta debilidad de carácter se convierta en un problema serio? En principio, trata de vivir de manera cotidiana estos principios y hacerlos parte de tu vida:
De cualquier manera; los niños saben cuando se les dice una mentira. La verdad puede ser dicha en el momento correcto, de la manera apropiada y con las palabras precisas. Decir a un niño la verdad le ahorrará muchos problemas en su vida adulta. Decir una mentira necesitará de una más para cubrir la primera.
No justifiques “las mentiras piadosas”, no hay piedad en mentir por muy romántico que suene la frase de “mentir para hacer feliz” a alguien.
No les pidas que mientan por ti a tus acreedores, familiares, amigos, maestros, vecinos y conocidos. Si haces de esto una práctica habitual aceptable, no te debe sorprender que tu hijo te mienta a ti también.
Explicar sencillamente las consecuencias de mentir: Por medio de una fábula, un cuento, una experiencia de la vida real; de cualquier cosa puedes valerte para enseñar lo correcto.