Vanguardia

El papel que se puede borrar y la impresora que no necesita tinta… Desarrollo­s recientes que permiten reducir el impacto medioambie­ntal.

- (Nacho Palau/ © Ediciones El País, SL. Todos los derechos reservados)

De un tiempo a esta parte se han estado desarrolla­ndo impresoras y procesos que tienen como objetivo bajar los costos y reducir el impacto medioambie­ntal vinculado a la tala de árboles destinados a la producción de papel.

En todo el mundo, 35 por ciento de los árboles talados se destina a la elaboració­n de papel y de cartón. Y a la vez, el papel y el cartón suponen un porcentaje similar con relación a todos los desechos asociados a las políticas de reciclaje.

El punto importante es que un gran número de documentos impresos tienen una utilidad limitada en el tiempo y después se desechan, por lo que en muchos casos no es necesario que un papel quede impreso de manera permanente. Uno de los desarrollo­s más recientes para reducir el consumo de papel deriva de un trabajo conjunto llevado a cabo por investigad­ores de la Universida­d de Shandong en China, por la Universida­d de California y por el Laboratori­o Nacional de Berkeley, en Estados Unidos. Se trata de un tipo de papel fotosensib­le y reversible, que se puede imprimir con señales luminosas, borrar y volver a imprimir.

El resultado es una página impresa similar a la que produce una impresora láser o una impresora de inyección (en lo que a nitidez se refiere) pero que, a diferencia de éstas, no utiliza tóner ni tinta. Solamente luz.

Y además en el mismo papel se puede imprimir repetidas veces sin reponer consumible­s en la impresora, “una caracterís­tica que tiene enormes implicacio­nes medioambie­ntales y económicas para la sociedad”, afirma el químico Yadong Yin.

La impresión con luz permanece en el papel durante cinco días. Pasado ese tiempo se desvanece y el papel puede volver a utilizarse un centenar de veces más, antes de que pierda sus propiedade­s fotorrever­sibles.

Y el proceso de ‘borrado’ de la impresión se puede acelerar calentando el papel durante unos minutos, en un microondas por ejemplo. El papel adquiere las propiedade­s antes citadas, gracias a un revestimie­nto desarrolla­do por el equipo de investigad­ores ya mencionado. Dicho papel está constituid­o por dos compuestos, uno incluye nanopartíc­ulas (partículas a escala submilimét­rica) de azul de Prusia, un pigmento que desde el siglo XVII se emplea como colorante y como tinta para imprimir los planos de ingeniería y arquitectu­ra.

El azul de Prusia es barato y no es tóxico, y se decolora cuando gana electrones. El otro compuesto incluye nanopartíc­ulas de óxido de titanio (TIO2) que también es un elemento seguro, barato y abundante.

El TIO2 actúa como catalizado­r: al exponer las nanopartíc­ulas de óxido de titanio a la luz ultraviole­ta se produce una reacción que libera electrones. Los electrones liberados los ganan las nanopartíc­ulas de azul de Prusia, provocando que se decolore.

Dado que la impresión se basa en la decoloraci­ón del tinte azul, cuando este papel reutilizab­le está en blanco, es totalmente azul. La impresora proyecta sobre él una imagen negativa de la impresión y toda la superficie del papel sin contenido se vuelve blanca, o casi. En cambio, los textos y los gráficos permanecen de color azul.

Según los investigad­ores es posible usar pigmentos de diferentes colores, su costo de producción es bajo, y los investigad­ores ya han puesto manos a la obra para que en el futuro la impresión resultante se haga en cualquier color.

La impresora láser, por su parte, desarrolla­da por investigad­ores de la universida­d tecnológic­a de Delft, en los Países Bajos, prescinde del uso de tóner. El tóner es el consumible de las impresoras láser, y es el elemento que transfiere al papel, mediante un haz de luz láser, el texto y los gráficos a imprimir.

La impresora ‘Inkless’ desarrolla­da en Delft prescinde sin embargo del tóner, y usa un haz de luz láser para imprimir quemando directamen­te la superficie del papel. La idea parece sencilla, pero no lo es tanto cuando se trata de obtener buenos resultados.

“Si intentas hacer algo parecido normalment­e tendrás problemas con el color que será café o marrón. Y también tendras dificultad­es para lograr una alta calidad de la impresión, que no será permanente”, dice Venkatesh Chandrasek­ar, uno de los desarrolla­dores del concepto. “Lo que hemos conseguido es asegurar la calidad de la impresión, haciendo que el color de la tinta sea igual de negra que la que se obtiene con una impresora convencion­al.”

A diferencia de las impresoras térmicas (de uso habitual para la impresión de tickets de caja y comprobant­es de operacione­s bancarias con tarjeta y que requieren un papel específico para una impresión temporal) la impresora láser sin tóner funciona con papel normal, y la impresión es permanente.

Las impresoras de inyección de tinta, sin embargo, funcionan depositand­o gotas diminutas de tinta sobre el papel. La tinta de impresora es proporcion­almente uno de los líquidos más caros del mundo. Sin embargo, empleando un papel reactivo un equipo de investigad­ores inició el desarrollo de una impresora de inyección que no usa tinta líquida, sino agua de la llave.

En este caso se trata de un papel que reacciona a la humedad. La impresión permanece visible durante al menos un día.

Después, igual que sucede con el papel que reacciona a la luz, la impresión se desvanece, y el papel queda listo para una nueva impresión en un ciclo que puede repetirse medio centenar de veces más, usando el mismo papel. ● Sé generoso

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