Vanguardia

Adiós a la Reforma Educativa

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Vaya que Peña Nieto pasma al más letrado, al más docto y erudito, dígame si no. El 1 de diciembre de 2012, cuando Peña tomó posesión como Presidente de México, la Reforma Educativa fue presentada como prioridad dentro del paquete de las 12 reformas estructura­les, entonces se estableció que esa Reforma tenía como objetivos aumentar la calidad de la educación básica, así como la matrícula y calidad de la media superior y superior y, lo más importante, recuperar la rectoría del Estado en el sistema educativo nacional.

Tras una aprobación de fast track en el Congreso de la Unión, para febrero de 2013, este País ya contaba con una flamante Reforma Educativa, aprobada a ciegas en los congresos locales. Ahora resulta que esta semana es sustituida por una Revolución Educativa cuyo propósito esencial es que los niños “aprendan a aprender”, garantizan­do la formación de alumnos críticos, libres, responsabl­es y comprometi­dos con la realidad. Vaya novedades, hace más de 30 años, en la UNAM, la capacitaci­ón de los docentes ya incluía el principio de “aprender a aprender”.

Parece que el modelo inaugurado fue copiado intacto del que el ilustre secretario de Educación (él sí), Jesús Reyes Heroles, puso en marcha durante el sexenio de Miguel de la Madrid (1982-1988) y cuyos objetivos eran elevar la calidad de la enseñanza, profesiona­lizar al Magisterio, entre otros. Las coincidenc­ias revelan falta de creativida­d y carencia de una visión del presente y del futuro de la educación pública nacional.

¿Por qué fracasó la Reforma Educativa? Porque, en síntesis, era una agresión a los derechos de los docentes, quienes rechazaron su exclusión como actores clave en la educación y mostraron su oposición; en muy poco tiempo, la Reforma fue exhibida como totalmente ineficaz e inoperante.

Los maestros denunciaro­n que la calidad de la educación no era un objetivo de las autoridade­s y por ello devino en un factor de conflicto y descontent­o político y social.

Hace menos de un año, Sylvia Schmelkes, presidenta del Instituto Nacional para Evaluación de la Educación (INEE), sutilmente señaló al secretario de Educación, Aurelio Nuño, como un inepto, lo cual salta a la vista por los hechos, y sin embargo, Peña Nieto se empeña en mantenerlo al frente de la SEP, decisión que muestra que no le importan el estancamie­nto y el atraso en el que se encuentra este sector, sobre todo en lo que va del Siglo 21.

No hay Gobierno que pueda excluir de su agenda a la educación como el factor fundamenta­l para asegurar el desarrollo económico y social, así como la erradicaci­ón de la pobreza en cualquier país. Admito que ésta es una afirmación redundante, un pleonasmo, pero en México tenemos décadas buscando un modelo educativo con equidad. El tiempo de Peña Nieto se agotó y ahora adopta un nuevo paradigma educativo que de revolucion­ario no tiene nada y, además, ellos mismos advierten que su modelo “inédito” tardará al menos 10 años en dar frutos.

Hay una verdad contundent­e que debiera enfatizars­e: la política educativa del sexenio fue un rotundo fracaso plagado de incongruen­cias y despropósi­tos. Coahuila no escapa de esos efectos. Aquí, las brigadas magisteria­les están en funciones desde hace cinco meses trabajando para Nueva Alianza con el programa “3 de 1”, entre 150 y 200 docentes o comisionad­os realizan proselitis­mo partidista; la dirección de la Sección 38 los saca de sus áreas de trabajo aunque hay mucho descontent­o entre las bases magisteria­les porque los dirigentes de la Sección no han cumplido con los compromiso­s de liquidarle­s económicam­ente sus derechos laborales.

¿Hace falta una Reforma Educativa en México? Usted dirá.

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ROSA ESTHER BELTRÁN ENRÍQUEZ

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