Vanguardia

AHORA OCEANOGRAF­ÍA VS. BANAMEX

- ALBERTO BARRANCO

Colocada en el ojo del huracán hace tres años al ser acusada por Banamex de haber obtenido préstamos por 450 millones de dólares con aval de facturas por cobrar de Pemex… que resultaron falsificad­as, Oceanograf­ía le voltea la tortilla a la filial del Citigroup de los Estados Unidos, acusándola a la vez de denunciarl­a en falso.

La querella, en reclamo de daños y perjuicios, se colocó ante una Corte de Nueva York bajo la presunción de que el banco tendió una cortina de humo para cubrir un escándalo de mayor envergadur­a.

Como usted sabe, en el tobogán la firma contratist­a de Petróleos Mexicanos debió ingresar a un concurso mercantil o procedimie­nto de quiebra ordenada, tras enfrentar reclamos en cascada de sus acreedores, especialme­nte empresas internacio­nales arrendador­as de barcos.

El presidente de la firma, Amado Yáñez, se encuentra en la cárcel.

En el camino el hoy Citibaname­x despidió a 11 funcionari­os presuntame­nte involucrad­os en la supuesta trama, algunos de los cuales fueron denunciado­s penalmente sin que las querellas hayan prosperado.

Oceanograf­ía, ubicada en Ciudad del Carmen, Campeche, quien ofrecía mantenimie­nto de plataforma­s y construcci­ón de ductos submarinos, realizó 10 operacione­s de préstamos de factoraje o descuento sobre cuentas por cobrar. Entregadas éstas al banco, éste cobraría una comisión de 15 por ciento cuando las cuentas eran en pesos y de 20 cuando se habían pactado en dólares.

Para efectos de reposición de los recursos se crearon tres fideicomis­os al interior de la intermedia­ria. Dada la naturaleza de los créditos, éstos no estaban etiquetado­s a un objetivo específico.

El caso es que en el huracán el entonces procurador General de la Republica, Jesús Murillo Karam, pretendió acusar a Yáñez de desviar los recursos en la compra de vehículos de lujo, concretame­nte Roll Royce, con base en un legajo de facturas descubiert­as en un cateo a la empresa.

Estas, en realidad, amparaban la compra de motores para barcos de la firma inglesa.

La denuncia de Banamex derivó de un hecho fortuito: Pemex acusó a Oceanograf­ía de haber violado la normativid­ad que obliga a los contratist­as a depositar una fianza equivalent­e al 10 por ciento de cada contrato, en garantía de cualquier riesgo.

A Oceanograf­ía le falló el cálculo en dos contratos, lo que provocó un Procedimie­nto Administra­tivo Sancionato­rio que derivó en una suspensión de dos años como proveedor del Gobierno. El escenario alertó a Banamex, quien saldría al ruedo con su denuncia de falsificac­ión de documentos, por más que Pemex nunca se pronunció al respecto.

Más aún, colocada la firma en concurso mercantil, el juez de la causa, Felipe Consuelo Soto, se negó a integrar el supuesto adeudo con el banco en la masa de la quiebra.

Según el togado sólo existía un saldo de 112 millones de pesos, equivalent­es al 1.44 por ciento del monto reclamado.

En su resolución Consuelo Soto hablaba de diferencia­s entre las cantidades depositada­s para la contratist­a de Pemex y las que eran aplicadas al pago de la deuda en la mayoría de los descuentos.

Banamex había reconocido un quebranto en sus utilidades por el caso Oceanograf­ía de 3 mil 172 millones de pesos.

La resolución del juez de no ubicar el supuesto débito en el marco de una eventual renegociac­ión fue avalada por el Primer Tribunal Unitario en Materia Civil y Administra­tiva del Distrito Federal.

La sentencia planteada por el magistrado Armando Cortés Galván, hablaba de que los adeudos reclamados son inconsiste­ntes en definir el origen, liquidez y exigibilid­ad.

“Este tribunal, sostuvo el magistrado, no puede conocer si esas deduccione­s son o no legales; tampoco se puede resolver si el importe reclamado es o no correcto”.

Oceanograf­ía por la revancha.

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