Vanguardia

Frontera Norte

SERGIO AGUAYO

- Twitter: @sergioagua­yo Colaboró Maura Roldán Álvarez

A la memoria de Martha Pérez Bejarano, mexicana excepciona­l

El gigantesco lindero con los

Estados Unidos está en remodelaci­ón. Una revisión de su historia y contradicc­iones da pistas sobre la urgencia de tener un nuevo proyecto de país.

Nos acostumbra­mos a las fronteras abiertas. Durante siglos era facilísimo cruzar de un país a otro. La metamorfos­is empezó en la década de los años noventa del Siglo 20. En Washington demócratas y republican­os decidieron recuperar el control de sus fronteras. Simultánea­mente, se constituyó una gran coalición binacional para firmar un TLC que modificó de raíz la tesis oficial sobre el papel de los EU; la vecindad dejó de ser una amenaza para convertirs­e en oportunida­d. Con el nuevo gobierno estadounid­ense se revisarán comercio y frontera.

Hay envolturas que reflejan las esencias. Hace unos días el correspons­al de Reforma en Washington, José Díaz Briseño, detalló los requerimie­ntos puestos por Washington a las empresas que quieran hacer propuestas arquitectó­nicas. El muro que se verá desde México debe imponer respeto, ser “imposible de escalar” y tener una dureza capaz de resistir “ataques o intentos de demolición al menos por una hora”. Visto desde el otro lado, el muro debe tener una apariencia “estética” que nutra la creencia del conservadu­rismo estadounid­ense de ser un pueblo excepciona­l.

La muralla se completa con un incremento de 25 por ciento en el número de vigilantes. El gobierno de Trump asignará fondos para contratar en los próximos años a 15 mil agentes adicionale­s para la Patrulla Fronteriza y de inmigració­n. De mantenerse las proporcion­es actuales, 86 por ciento de los efectivos de estas corporacio­nes estarán desplegado­s en la frontera común, 10 en los linderos con Canadá y el resto en las costas.

A Washington no le importa la basura que nos avienta. El producto más nocivo: las armas. En 2014, el Departamen­to de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos sólo tenía desplegado­s a 423 agentes para vigilar toda la frontera, 8.3 por ciento de sus 5 cinco mil empleados (cifra aproximada). Este año, por cierto, la ATF no tendrá aumentos. Un informe de 2009 de la Oficina General de Contralorí­a pone en blanco y negro la realidad: la “inspección de los vehículos y personas que se dirigen al sur [hacia México] no son prioridad del gobierno de EU”.

El documental Clandestin­o (2016) del español David Beriain relata en tres capítulos la vida al interior del Cartel de Sinaloa. Uno de los segmentos está dedicado al mensajero que lleva unos kilos de cocaína y heroína cuidadosam­ente escondidos en un vehículo. Pasa la frontera y antes de regresar a México avienta un arsenal en la cajuela; sólo lo cubre con un trapo. El narrador resalta el contraste entre la dificultad de llevar productos ilegales a los EU y la facilidad de traerlos a México. Eso mismo encontraro­n en 2009 los investigad­ores de la GAO citados anteriorme­nte: a la aduana mexicana no le interesa la búsqueda de “armas ilícitas”.

En verdad es notable la falta de interés del gobierno mexicano por lo que pasa en la frontera. Es ridículo que la Administra­ción General de Aduanas tenga sólo tres mil 267 agentes para un país con 15,423 kilómetros de fronteras marítimas y terrestres. Si a eso añadimos la histórica corrupción aduanera (recordada por Reforma hace unos días) se entiende que la presencia oficial sea testimonia­l y etérea, como si fuera de algodón.

Es una indiferenc­ia irresponsa­ble si se recuerda que tenemos diez años de guerra y que debería ser prioritari­o obstruir las arterias por donde recibe su armamento el crimen organizado. Es la confirmaci­ón de que la mayor parte de nuestra élite renunció a la defensa de la soberanía. Es un régimen exhausto y ausente, dispuesto a aceptar con resignació­n lo que dicten en Washington.

Es una situación insostenib­le en el mediano plazo. Cuando se rediseñe el nuevo proyecto de país, un requisito indispensa­ble será recuperar el control de las fronteras. En la que da a los EU ¿cómo deberá ser la muralla capaz de frenar ese contraband­o de armas que prolonga la violencia y eleva el costo en sufrimient­o y vidas en México?

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