El campeón aún sigue dormido
MONTERREY.- León pasó anoche por el Universitario y le robó las pocas chances que aún tenía Tigres para mantenerse con vida en el torneo.
Pese a estar diezmado y hundido en las posiciones, el León se paró frente al multiestelar Tigres con ganas de hacerle la vida imposible y lo consiguió por deseo, criterio y convicción.
Un letal contragolpe de Elías Hernández al 67’ enmudeció el Universitario y le cargó a Tigres un pesadísimo lastre en esta recta final del semestre.
El equipo de Ferretti, que hace tres partidos de que no gana de local y que volvió a ser abucheado por su gente, se estancó con 12 puntos, muy lejos de los 24 que necesita, como mínimo, para entrar entre los ocho mejores del torneo.
Al León ni siquiera su segundo triunfo en el torneo le sirvió para salir del fondo –suma 9 unidades-, pero al menos ha conseguido un guiño revitalizador en medio de tanta penuria por malos resultados, pero también agudizado por la cantidad de futbolistas lesionados.
A Tigres le costó todo. Tuvo un exagerado manejo para no conseguir nada. La inutilidad de su juego se retrató en la poca generación y en las escasas oportunidades de gol que se le presentaron.
Tigres sintió que tenía el control, pero se mostró revolucionado. Quiso encontrar más rápido el gol, pero no tuvo caminos claros.
Apostó por las bandas con Sosa y Aquino, pero no resolvió el último pase. Buscó perforar con Dueñas, Pizarro o Zelarayán, pero chocó con un bloque defensivo rocoso que dejó pocas ranuras para acciones combinativas del adversario.
Ni el recurso de la pelota parada fue una opción decente. Probó Zelarayán, después Juninho y hasta Gignac, pero nada comprometedor para un atento Yarbrough.
Tigres creyó hacer méritos desde la posesión, pero fue más una estrategia distractora, como casi siempre. El manejo se vuelve estéril si no hay profundidad. Y al León ni cosquillas le hizo ese dominio sin peso, sin determinación.
Tan esa así, que los de Torrente aguantaron con orden y comenzaron a sacar feroces latigazos de contragolpe en el complemento, liderados por Luis Montes y el mejor hombre del partido, Elías Hernández, quien en la soledad del ataque se mostró combativo y determinante.
Lo de Tigres fue una actuación fantasmal y el triunfo del León, meritorio. No siempre el que insiste gana. A veces paga mucho más y mejor el oportunismo.