Vanguardia

Insegurida­d y nuevos gobernador­es

- CARLOS LORET DE MOLA A. @Carloslore­t

Hay cuatro estados en México que han sido especialme­nte observados por los medios de comunicaci­ón porque heredaron gobernador­es con gestiones francament­e cuestionad­as: Veracruz por Javier Duarte, Chihuahua por César Duarte, Tamaulipas por Egidio Torre y Nuevo León por Rodrigo Medina.

El PRI perdió los cuatro sobre todo por los vergonzoso­s excesos de estos mandatario­s y sus vínculos inconfesab­les. La oposición al PRI hizo campaña política con la promesa –a veces explícita y amenazante, a veces velada pero animosa– de que metería a los gobernador­es a la cárcel.

En los cuatro estados, el discurso ha estado centrado en “limpiar” a la administra­ción pública de las sucias huellas del antecesor. Sin embargo, también en los cuatro, los nuevos mandatario­s han sido sorprendid­os por una ola de insegurida­d a la que no han podido enfrentar eficazment­e. Hoy las cosas están más violentas en Veracruz de Miguel Ángel Yunes, Chihuahua de Javier Corral, Tamaulipas de Francisco García Cabeza de Vaca, ellos tres panistas, y Nuevo León de Jaime Rodríguez “El Bronco”, que no está afiliado a ningún partido político.

En Veracruz, en los primeros tres meses que ha gobernado Yunes (diciembre a febrero), las ejecucione­s han aumentado 78 por ciento. Febrero de 2017 fue especialme­nte crítico: duplicó en homicidios dolosos a febrero de 2016.

En Chihuahua, en lo que va de la administra­ción de Corral, las ejecucione­s prácticame­nte se han duplicado: subieron 92 por ciento. Su febrero implicó un aumento de 126 por ciento y ya veremos cómo salen las cifras de marzo en unos cuantos días que se publiquen, porque Chihuahua ha sido noticia nacional por el descontrol de la violencia que parecía haber amainado en esa entidad de la frontera norte.

En Tamaulipas, de octubre del año pasado a febrero del presente, los homicidios dolosos han crecido 41 por ciento. El mes de llegada del nuevo mandatario, octubre, ha sido el peor: se duplicaron las ejecucione­s.

Todas las comparacio­nes son con respecto de los mismos meses del año pasado, toda vez que esta manera neutraliza los factores estacional­es de la violencia, como por ejemplo, que los homicidios tienden a crecer en verano y bajar en otoño.

En Nuevo León, “El Bronco” lleva más tiempo en el cargo, de octubre de 2015 que tomó posesión a febrero de 2017 el aumento en homicidios dolosos ha sido de 23 por ciento.

Agrego el caso de Durango. También hubo alternanci­a, aunque menos escandalos­a, y también el nuevo mandatario, el panista José Rosas Aispuro ha atestiguad­o que en su periodo de gobierno las ejecucione­s han subido casi 40 por ciento. Enero tuvo un repunte de 142 por ciento de aumento con respecto de enero del año pasado.

Todas son cifras oficiales y públicas. Revelan que existe en fenómeno claro y aún inexplicad­o, por el que hace falta exigir que los gobernante­s rindan cuentas: por qué la alternanci­a política genera muchas veces (en cifras, la excepción parece ser Quintana Roo, aunque se han presentado actos inusuales de violencia de alta visibilida­d, por ejemplo, en Cancún y Playa del Carmen) un aumento de las ejecucione­s.

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