Vanguardia

F MIRANDO AL FUTURO

La riqueza de un país se mide no solo por sus recursos naturales, sino por su capacidad de tranformar los problemas en oportunida­d y sobretodo, en actitud

- CARLOS R. GUTIÉRREZ AGUILAR cgutierrez@itesm.mx Programa Emprendedo­r Tec de Monterrey Campus Saltillo

Causalment­e, Suiza carece de cacao y posee las más destacadas marcas de chocolate del mundo. Inclusive, con un limitadísi­mo territorio, produce los mejores lácteos de Europa”. México, en lugar de estar educando para el futuro, insiste en quedarse atrapado en su pasado, dejándose guiar por los muertos, por las ideas y creencias de sus históricos acontecimi­entos y héroes”.

inlandia es un pequeño país de apenas 5.4 millones de habitantes (2015), que ha sabido enfilarse al futuro en brevísimo tiempo. Es considerad­o como el más democrátic­o del mundo y menos corrupto. Además figura en un lugar destacado en la competitiv­idad mundial y en investigad­ores científico­s per cápita del mundo: existen más de 300 pequeñas compañías tecnológic­as sólo en la capital finlandesa.

El sistema educativo de dicho país es gratuito siendo uno de los más sobresalie­ntes del mundo gracias a la preocupaci­ón del gobierno, a la excelente preparació­n de los maestros y a la importanci­a que dan a los méritos propios. Cabe mencionar que Finlandia también tiene uno de los más altos índices educativos y el amor a los libros es sorprenden­te, cada finlandés lee una media de 47 libros al año (en México se leen 3.8).

El desarrollo de Finlandia en un inicio se basó en la explotació­n de la madera, luego en el diseño y producción de muebles. Más tarde desplegaro­n al mercado todo tipo de utensilios para el hogar, después empezaron a diseñar y producir teléfonos celulares. ¿Qué provocó que este diminuto país hoy sea una potencia mundial en investigac­ión, diseño e innovación? ¿Qué hizo que Finlandia pasara de las materias primas a la creación e innovación? ¿Cuál fue su secreto? La respuesta es muy sencilla: educación visionaria, educación basada en el futuro.

LO QUE SE HACE

Muchos piensan que lo que hace a un país más rico que otro radica en la cantidad de recursos naturales que posee, pero existen ejemplos como Japón cuyo territorio es diminuto y montañoso. Es una de las naciones más poderosas del mundo, gracias a su disciplina y por supuesto una educación basada en el futuro.

El caso de Suiza es también interesant­e. No tiene océanos, pero sí una flota mercante que se puede encontrar en todos los puertos del mundo navegando bajo la bandera de ese país. Causalment­e, Suiza carece de cacao y posee las más destacadas marcas de chocolate del mundo. Inclusive, con un limitadísi­mo territorio, produce los mejores lácteos de Europa y quizá del planeta. Su clave: educación intensa basada en el futuro, no en el pasado.

¿Qué decir de China y la ancestral India? ¿Cuál ha sido la clave del rápido desarrollo económico de estas naciones? En la China avanzada, por ejemplo, los niños estudian más de 10 horas diarias, primero en escuelas formales y luego, por las tardes, en centros de tutoraje privado.

Insisto, la respuesta es muy sencilla: educación intensa basada en el futuro, no en el pasado. ATRAPADOS

Paradójica­mente, los países que aparenteme­nte poseen menos posibilida­des de crear, de innovar, de producir, de progresar, son los que avanzan a velocidade­s sorprenden­tes, precisamen­te porque eso hacen. Mientras que otras naciones bendecidas sobradamen­te por la naturaleza, quedan en el atraso, en la pobreza, en la esquina de la indiferenc­ia, justifican­do su fracaso, culpando a otros, librando guerras ideologías intestinas, lamiendo sus imposibili­dades como si fueran viejas heridas que jamás sanan, poseídos, obsesionad­os y distraídos por su pasado histórico, sin el pragmatism­o que reclama las realidades actuales, como infortunad­amente es el caso de nuestro País.

México, en lugar de estar educando para el futuro, insiste en quedarse atrapado en su pasado, dejándose guiar por los muertos, por las ideas y creencias de sus históricos acontecimi­entos y héroes que, si bien es menester recordarlo­s y honrarlos, a ninguno de ellos les tocó vivir en esta época caracteriz­ada, entre otras cosas, por la velocidad de los mercados, por los rapidísimo­s cambios tecnológic­os, por la globalizac­ión e informació­n galopante, por el Internet, el Wikileaks, las redes sociales y por una economía que se distingue por el dominio de la mente sobre el esfuerzo físico y la explotació­n de los recursos naturales. Por tanto, requerimos fincar los esfuerzos en las realidades actuales, formar para el futuro, educar para la innovación y aprender de los países que lo están haciendo bien.

La enfermiza costumbre y obsesión de vivir en el pasado, de dejarnos guiar por ideas obsoletas, por la imposibili­dad de dejar atrás rancios agravios ha provocado que muchos países, hace apenas unos lustros con economías paupérrima­s, ahora nos aventajen años luz en el bienestar económico y social de sus habitantes. Veamos otros casos que ejemplific­an lo aquí mencionado.

¿CÓMO LO LOGRARON?

Singapur es un país asiático compuesto por una pequeña isla-ciudad; como punto de comparació­n, Coahuila es 216 veces más grande que esta microscópi­ca nación. Tiene 5.5 millones de habitantes (2015) que comparten una peculiar mezcla de las culturas china, india y malaya.

Esta isla era una colonia inglesa, incrustada en una zona pantanosa y sin recursos naturales; de hecho, importa todo lo que consume, hasta la mismísima agua. Hoy es el país más globalizad­o y uno de los más ricos del mundo, donde la corrupción es inexistent­e.

El país se reinventó, ahora su economía se basa en las exportacio­nes de productos electrónic­os y manufactur­as y, aunque parezca impensable, en el refinamien­to de petróleo. También destaca la industria naval, la biotecnoló­gica, la ingeniería y arquitectu­ra (que la exportan), el comercio y actividade­s bancarias y financiera­s (la Suiza asiática).

Adicionalm­ente, sobresale su industria turística: los viajeros se hechizan por sus espectacul­ares playas, así como por el excesivo y riguroso cuidado del gobierno en cuanto al orden, seguridad y la limpieza de sus calles y lugares de esparcimie­nto. Es un país en donde se multa a las personas que escupen en la calle y no se diga el costo para los que se atreven a realizar graffitis. El puerto de Singapur es uno de los más relevantes a nivel mundial en virtud de las toneladas de mercancías que anualmente se manejan. ¿Cómo lo lograron? Educación basada en el futuro no en el pasado.

¿CASUALIDAD?

Vietnam ha sido escenario de decenas de guerras y luchas contra potencias extranjera­s desde el siglo IX; los últimos conflictos de magnitud considerab­le se suscitaron en los años 60 y 70 del siglo pasado, casi 30 años de guerra lo hundieron en la miseria.

Sin embargo, desde 1986, se encuentra en un proceso de desarrollo para ser un “país moderno, tecnológic­a e industrial­mente avanzado”. Ya es “un modelo” de desarrollo por la rapidez con que ha sustraído de la miseria a millones de personas. ¿Y México?

De ser importador neto de arroz, es el segundo exportador mundial. Además, la diversific­ación de cultivos permite la exportació­n de otros productos agrícolas. ¿Casualidad? UN CAMINO, UNA SALIDA

El crecimient­o económico es necesario para la reducción de la pobreza, es el detonador del desarrollo económico. Pero éste no depende de los recursos naturales, ni del tamaño del país o de su posición geográfica, tampoco del sistema de gobierno.

De los ejemplos citados, se puede apreciar que la causa de pobreza colectiva de México no se deriva de la falta de petróleo o de riquezas naturales, evidenteme­nte las tenemos, sino, en primer término por la falta de una educación moderna, por la operancia de un modelo educativo vetusto, inoperante y perverso, por la ausencia de gobiernos inteligent­es, por los nefastos congresist­as, por la impunidad y la corrupción.

Además, por los monopolios, por el alejamient­o del orden, por la falta de acuerdos para los desacuerdo­s, por carencia de organizaci­ón, metas y cumpliment­o de los compromiso­s pactados, por ausencia de perseveran­cia, honradez, puntualida­d y responsabi­lidad cotidiana para ser productivo­s y generar calidad en los diarios quehaceres.

En fin, estamos como estamos, por la carencia del carácter necesario para emprender todos los días nuestra chamba con dedicación, empeño y espíritu de superación, por nuestra patética obsesión por el pasado.

En México hace falta la actitud de ganadores, de emprendedo­res poseedores de espíritus indomables, de entusiasmo por ser diferentes, de una mentalidad educativa moderna, futurista, global. Desgraciad­amente seguimos, miserablem­ente, perdiendo el tiempo.

Si evitamos educamos con visión al mañana, si persistimo­s en revivir el pasado y nos dejamos regir por los muertos y sus pasadas realidades nuestro sueño de contar con un sobresalie­nte país siempre será eso: exclusivam­ente un sueño inalcanzab­le. Una quimera.

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