Un like, Chilo
“Cuida tu kairós”, decía el sabio Aristóteles a su pupilo Alejandro, hijo del rey Filipo II de Macedonia. Aristóteles insistía en señalar: “el éxito es la consecuencia de tu kairós”. Alejandro Magno, asumiendo la responsabilidad total a los 16 años de edad, en cuanto defender y extender el reino, tuvo que demostrar su destreza militar obteniendo victorias rápidas al mando del ejército macedonio con cinco mil soldados.
Los antiguos griegos tenían dos formas de conceptualizar el tiempo: cronos, de donde viene la palabra cronómetro, significaba medir el tiempo en forma secuencial. La naturaleza de cronos era cuantitativa. En cambio, la naturaleza de kairós era cualitativa, ya que se refería al momento preciso y propicio de utilizar al máximo el aquí y el ahora, teniendo claro lo que puedes hacer con lo que está sucediendo. Acción inteligente, acción estratégica, acción oportuna.
Encontrándose al borde de la muerte, Alejandro Magno convocó a sus generales y les comunicó sus tres últimos deseos:
1. Que su ataúd fuese llevado en hombros y transportado por los mejores médicos de la época.
2. Que los tesoros que había conquistado (oro, plata, piedras preciosas) fueran esparcidos por el camino hasta su tumba.
3. Que sus manos quedaran balanceándose en el aire, fuera del ataúd y a la vista de todos.
Uno de sus generales, asombrado por tan insólitos deseos, le preguntó a Alejandro cuáles eran sus razones. Alejandro le explicó:
Quiero que los más eminentes médicos carguen mi ataúd para así mostrar que ellos no tienen, ante la muerte, el poder de curar.
Quiero que el suelo sea cubierto por mis tesoros para que todos puedan ver que los bienes materiales aquí conquistados aquí permanecen.
Quiero que mis manos se balanceen al viento para que las personas puedan ver que vinimos con las manos vacías e, inexorablemente, con las manos vacías partimos cuando se nos termina el más valioso tesoro, el tiempo-vida.
Al morir, nada material te llevas, el tiempo es el tesoro más valioso que tenemos porque es limitado.
Podemos producir más dinero, pero no más tiempo… Cuando le dedicamos tiempo a una persona, le estamos entregando una porción de nuestra vida que nunca podremos recuperar. Irrecuperable para los saltillenses habrán sido estos cuatro años de “mandato”.
¡Decídete a ser feliz hoy!