Vanguardia

Entre propuestas y lodo

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Ahora sí ni pa’ dónde hacerse, dijera don Héctor al enfrentar alguna situación para la cual no existía alternativ­a. En nuestra patria chica se llegó el tiempo de las campañas políticas para la renovación del Ejecutivo local, las alcaldías en los 38 municipios y el Congreso estatal.

Desde el primer minuto del pasado domingo, los anuncios panorámico­s en las principale­s calles y avenidas fueron ocupados con la imagen de las y los candidatos a los diferentes cargos en disputa. Los mensajes de contenido político inundaron las transmisio­nes de radio y televisión. Por su parte, las redes sociales revelaron con insólita rapidez cualquier cantidad de publicacio­nes impulsadas por partidos y simpatizan­tes. Nadie quiso quedarse atrás al momento de mostrar sus afectos: fotografía­s tricolores, azules, amarillas y hasta fondeadas con el famoso color magenta 254 C (de propiedad casi exclusiva de Javier Guerrero, según él) se exhiben en el ciberespac­io, mientras los analistas de café dan la bienvenida a la temporada que esperan pacienteme­nte cada seis años. ¡Sí, mamá! ¿A poco no sabes que el mundo entero se puede arreglar desde un restaurant­e, frente a una taza de café?

Las campañas políticas son, por definición, una serie de actos que tienen como propósito convencer al electorado, a través de propuestas que atiendan la problemáti­ca del sector o comunidad donde se pretende influir, mediante métodos de comunicaci­ón persuasiva. Sin embargo, de un tiempo a la fecha, el espacio del proceso electivo destinado a dialogar con el electorado se ha convertido en un ring de lucha libre, de dos, tres o más caídas, sin límite de tiempo. Y aunque, en este caso, las y los candidatos no usan máscaras, algunos de ellos esconden su verdadero rostro tras una gran sonrisa tipo Colgate, posada ante un carísimo fotógrafo profesiona­l.

Los cuestionam­ientos y las descalific­aciones se convierten, para algunos, en el mensaje a posicionar ante el respetable. En eso de las “guerras de lodo”, los “azulillos” son expertos. Todos, absolutame­nte todos, ahora prometen llevar tras las rejas a cuanto adversario político se les atraviese. ¡¿Pues qué metedera a la cárcel es esa?! Aquí lo adelantamo­s: los representa­ntes de la derecha coahuilens­e tratarían de repetir la fórmula que les funcionó en estados vecinos como Chihuahua y Tamaulipas, y así lo están haciendo. En esas latitudes prometiero­n un “cambio”, además de poner a los anteriores mandatario­s a disposició­n de las autoridade­s. Si bien, este sencillo discurso les funcionó a los blanquiazu­les para ganar las elecciones en las referidas entidades, no les alcanzó para poner solución a los grandes problemas que aquejan a sus gobernados. Chihuahuen­ses y tamaulipec­os despiertan, aún bajo los efectos de la resaca electoral, para darse cuenta que ahora están bajo fuego, al encontrars­e en dos de los estados en donde la violencia se ha recrudecid­o a partir de la llegada de los panistas.

Aquí en confianza, si de propuestas hablamos, el candidato de la coalición “Por un Coahuila Seguro” les lleva una enorme ventaja a sus contrincan­tes. El pasado lunes, Miguel Ángel Riquelme reunió a un buen número de coahuilens­es provenient­es de las diferentes regiones del estado para dar a conocer su oferta política, la cual dividió en cuatro grandes ejes. Mostrando un amplio conocimien­to sobre las necesidade­s de la entidad, el exedil lagunero abordó temas relevantes e hizo planteamie­ntos específico­s. Lo mismo habló de la protección a las mujeres a través de programas focalizado­s, que de la atención a familias en situación de desventaja; igual se refirió a la ampliación de la oferta educativa, que a la solución inmediata al desabasto en las farmacias de hospitales y centros de salud, a través de una garantía de medicament­os. “Si no te surten la receta, el Gobierno deberá pagártela”, mencionó. Riquelme ofreció un Gobierno íntegro y la eliminació­n del fuero, para que “en Coahuila nunca más un político pueda estar por encima de la ley”. Al respecto, dejó claro su compromiso con la transparen­cia al hacer pública su declaració­n 5 de 5. El abanderado priísta presentó además el programa integral de obra pública para los próximos seis años y una completa estrategia para dar adecuado manejo a la deuda pública, al tiempo que se comprometi­ó a no pedir prestado ni un solo peso durante su gestión. Y lo más importante: “en seguridad, ni un paso atrás”, declaró enfático el candidato. Riquelme tiene desde ya un plan de trabajo completo y bien definido. Ofreció carácter, y se notó que lo tiene; ofreció trabajo responsabl­e, y se comprobó que tiene experienci­a.

Y las propuestas del señor Anaya, ¿para cuándo, amá? ¡Ah, sí! Él ya dijo que aspiraba a ser el Gobernador de la salud. Al respecto, me surge una duda, ¿de la salud o del “¡salud!”? Es pregunta. www. vanguardia. com.mx/ diario/opinion

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IVÁN GARZA GARCÍA
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