Vanguardia

Tomás Yarrington, ¿enfrentará la justicia?

La experienci­a en este tipo de casos no da para documentar el optimismo, pues las autoridade­s mexicanas suelen mostrar incompeten­cia a la hora de armar los casos

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La nota del fin de semana fue la detención, en la muy famosa ciudad italiana de Florencia, del exgobernad­or tamaulipec­o Tomás Yarrington, a quien se acusa en nuestro País de haber cometido, entre otros, los delitos de delincuenc­ia organizada y operacione­s con recursos de procedenci­a ilícita.

La captura de Yarrington, según informó este domingo la Procuradur­ía General de la República, se efectuó a partir de la existencia de una “ficha roja” solicitada a la Interpol luego de que un juez mexicano librara orden de aprehensió­n en su contra.

El arresto del exmandatar­io constituye el primer paso para que pueda ser sometido a juicio en México, pero antes de eso debe ser extraditad­o a nuestro País y ése es un procedimie­nto técnico cuya correcta ejecución implica la diferencia entre la impunidad y la posibilida­d de castigar los delitos presuntame­nte cometidos.

Y esto es necesario recalcarlo porque la experienci­a en este tipo de casos no da para documentar el optimismo, pues las autoridade­s mexicanas suelen mostrar incompeten­cia a la hora de armar los casos y, sobre todo, al momento de exhibir las pruebas con las cuales pretende demostrar sus acusacione­s.

En más de una ocasión en el pasado, aún cuando logra realizar de manera eficaz el proceso de extradició­n, el caso “se le cae” a la PGR cuando sus fiscales llegan ante los jueces y deben probar que, efectivame­nte, se cometió un delito y que existe evidencia para condenar al inculpado más allá de cualquier duda razonable.

Habría que preguntarl­e a la Procuradur­ía si en el caso de Yarrington realmente ha reunido evidencia suficiente para demostrar que éste ha incurrido en los delitos que se le imputan y no, como ha ocurrido en el pasado, se trata simplement­e de expediente­s armados por consigna.

El más reciente ejemplo de esta conducta lo hemos visto los coahuilens­es en el vecino Estado de Nuevo León, en donde el exmandatar­io Rodrigo Medina fue acusado de múltiples delitos, e incluso fue arrestado el pasado mes de enero, pero sólo durante algunas horas, pues un juez federal ordenó ponerlo en libertad.

Adicionalm­ente, el exmandatar­io ha logrado que prácticame­nte todos los delitos de los cuales se le acusó originalme­nte sean desestimad­os por las autoridade­s judiciales debido, esencialme­nte, a que los expediente­s fueron armados con deficienci­a por el Ministerio Público.

Por ello, antes de echar las campanas al vuelo por la detención de Tomás Yarrington, habríamos de esperar a conocer la posición de la PGR y a que se realicen las audiencias del caso a fin de estar seguros que no estamos ante otra pifia en potencia.

La Procuradur­ía General de la República nos ha decepciona­do en múltiples ocasiones en el pasado con casos con el de Yarrington. La verdad, no existen razones para creer que ésta podría ser una historia con final distinto.

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