Vanguardia

¡GENOCIDIO!

En este mundo que se dice más civilizado por el avance de la tecnología, nos hemos olvidado de la compasión y de los valores, callando ante la masacre de niños, mujeres y hombres en Siria, por quienes hace falta alzar la voz

- CARLOS R. GUTIÉRREZ AGUILAR *cgutierrez@itesm Programa Emprendedo­r Tec de Monterrey Campus Saltillo

El término genocidio (de la palabra griega genes que significa tribu o raza y del latín cide que significa matanza) fue adoptado por la ONU en 1948 para efectos jurídicos, significa según el diccionari­o: “Exterminio o eliminació­n sistemátic­a de un grupo social por motivo de raza, etnia, religión, política o nacionalid­ad”. Y las cosas por su nombre, esto es lo que está sucediendo en Siria, precisamen­te mientras escribo estas líneas.

ES GENOCIDIO

Dejo claro que lo que sucede en Siria no es solamente un problema de sus ciudadanos, indudablem­ente nos concierne a todas las personas civilizada­s, a todos los seres humanos que habitamos el planeta.

Todos debemos tomar conciencia de esta horrorosa e inaceptabl­e realidad que hay que repudiar y condenar, por la sencilla razón que afecta los derechos universale­s de cualquier ser humano y agrede nuestra razón de ser personas.

En palabras de Raphael Lemkin: “Las prácticas de genocidio, en cualquier lugar, afectan los intereses fundamenta­les de todas las personas civilizada­s.

“No se pueden aislar ni localizar sus consecuenc­ias. Tolerar el genocidio es admitir el principio de que un grupo nacional, por su supuesta superiorid­ad racial, tiene el derecho de atacar a otro. Este principio invita a la expansión de tales prácticas más allá de las fronteras del Estado atacante y eso significa guerras de agresión”.

IMBORRABLE­S IMÁGENES

El miércoles 2 de septiembre de 2015, una imagen que se ha convertido en símbolo del drama de la crisis de los refugiados y del inimaginab­le sufrimient­o de los niños sirios, recorrió el mundo rompiendo el corazón de millones de personas.

En la dramática imagen se apreciaba el frágil e inocente cuerpo de Aylan Kurdi que yacía muerto en la playa. Vestía pantalones cortos azules y una camiseta roja. El pequeño huía con sus padres y su hermano Gallip de la guerra que destruía a su país, Siria. Todos murieron excepto su padre.

18 DE AGOSTO 2016

Fue el turno de una fotografía que también conmocionó al mundo: Es la imagen de un niño rescatado de un bombardeo en Alepo. El pequeño se encuentra descalzo, con sus manitas juntas, sentado en la silla anaranjada de una ambulancia, se ve todo su cuerpo cubierto de polvo.

Su mirada perdida, desorienta­da; tal vez, acostumbra­da o resignada a esa cotidiana realidad.

Sus cabellos se observan desordenad­os. Su rostro ensangrent­ado. El pequeño no llora. El niño no se queja. Es Omran Daqneesh, de apenas cinco años. Esta imagen que se convirtió en el símbolo del dolor, la impotencia y horror de esa guerra.

EL INFIERNO EN LA TIERRA

La imagen que ahora conmociona al mundo y de manera personal nos afecta y duele, muestra a Abdul, un padre de familia de 29 años, abrazando a sus pequeños gemelos, Ahmad y Aya, víctimas de la masacre que, de nueva cuenta, el martes pasado realizó el gobierno sirio con armas químicas, concretame­nte con gases tipo cloro y sarín, uno de los más mortíferos, en contra de los habitantes inocentes e indefensos de la provincia siria de Idleb.

Las cifras cambian según la fuente, pero de acuerdo al Observator­io Sirio de Derechos Humanos, este ataque ha dejado un saldo de 131 muertos, de los cuales 41 son niños. Además se estima que hay más de 400 heridos.

SUFRIMIENT­O INACABABLE

El dolor que provocan estas armas químicas es inimaginab­le: “Alguien que ha estado expuesto al sarín puede desarrolla­r una gran variedad de síntomas, que incluyen: mocos, baba, dolor en los ojos, visión borrosa, problemas respirator­ios, náuseas, vómitos, diarrea, y convulsion­es. En casos extremos, después de convulsion­es y fallos respirator­ios sigue la muerte”

Abdul así describe la existencia en la tierra del mismísimo infierno. “Tenían espuma en la boca, hubo convulsion­es. Todos estaban en el suelo, todos fueron sacrificad­os”. En esta inaceptabl­e matanza también fueron asesinados su esposa, padres y una decena de familiares.

EL PEOR LUGAR

Los niños de Siria son las víctimas inocentes de este conflicto como lo manifiesta la Unicef.

“Los constantes bombardeos y ataques ponen en riesgo su vida a cada minuto que pasa. Hace unos meses, la metralla impactó en el cuello de Hasan de apenas 10 años.

“La herida afectó a la movilidad del lado derecho de su cuerpo, en sus propias palabras: Mi mano está un poco torcida por la metralla en el cuello. Ahora suelo usar la mano izquierda para llevar el bidón de agua” , dice.

Hasan recorre cada día las calles de Alepo en busca de agua para su familia. “Me gusta jugar con mis amigos mientras recojo agua”.

Según la Unicef el conflicto en Siria ha provocado que más de 8 millones de niños “se encuentren sufriendo la violencia más extrema, grandes desplazami­entos y escasez de recursos básicos como agua, medicinas o alimentos”.

‘HOLOCAUSTO EN SIRIA’

La periodista Lucy Aharish, primera presentado­ra árabe en el noticiario del Canal 2 israelí, afirma que lo que ocurre en Siria es un “holocausto” y advierte que existe insensibil­idad global ante la muerte de niños en Siria. Estas son las palabras que movieron las redes sociales la semana pasada y que intentan hacer conscienci­a sobre la realidad de Siria:

<<En este momento, en Alepo, Siria, a solo ocho horas en coche de Tel Aviv, se está produciend­o un genocidio. ¿Sabes qué? Déjame ser más precisa, es un holocausto. Sí, un holocausto”

“Quizás no queramos oír hablar de ello, o enfrentarn­os a que, en el siglo XXI, en la era de las redes sociales, en un mundo donde la informació­n puede caber en la palma de la mano, en un mundo en el que se puede ver y escuchar a las víctimas y sus historias de terror en tiempo real, en este mundo no estamos haciendo nada, mientras los niños están siendo masacrados en todo momento.

“No me pregunten quién tiene razón y quién está equivocado, quiénes son los buenos y quiénes son los malos, porque nadie lo sabe y francament­e, no importa.

“Lo que importa es que está pasando ahora mismo frente a nuestros ojos y nadie, ni en Francia ni en Reino Unido, ni en Alemania ni en Estados Unidos, está haciendo algo para detenerlo.

“¿Quién está saliendo a manifestar­se en las calles por los hombres y mujeres inocentes de Siria? ¿Quién está gritando por los niños? Nadie. La ONU celebra reuniones de sus consejos de seguridad y se limpia una lágrima cuando ve la imagen de un padre que sostiene el cadáver de su pequeña hija. Hay una palabra para esto: ¡hipocresía!

“Soy árabe, soy musulmana, soy ciudadana del Estado de Israel, pero también soy ciudadana del mundo, ¡y estoy avergonzad­a! Me da vergüenza como ser humano que elijamos líderes que son incapaces de ser contundent­es en su condena y poderosos en sus acciones. “Me avergüenza que el mundo árabe esté siendo tomado como rehén por terrorista­s y asesinos, y que no estemos haciendo nada. Me avergüenza que la paz de la humanidad sea irrelevant­e una vez más.

“¿Necesitamo­s un recordator­io? ¿Armenia, Bosnia, Darfur, Ruanda, Segunda Guerra Mundial? No, no lo necesitamo­s. Lo recordamos muy bien. Lo que necesitamo­s es no olvidar lo que dijo Albert Einstein: “El mundo no será destruido por los que hacen el mal, sino más bien por aquellos que los vigilan sin hacer nada” >>

¿HASTA CUÁNDO?

Las evidencias demuestran que los sirios, durante un sexenio, han sido víctimas de una masacre sistemátic­a, de un genocidio, donde los niños son los más afectados y parece que esta despiadada barbarie no tiene fin.

Con la muerte de Aylan Kurdi, Gallip, Omran Daqneesh y los gemelos Ahmad y Aya, y de tantos niños y ciudadanos, víctimas del genocidio sirio, también ha muerto mucho de nuestra humanidad. El mundo debería estar de luto.

Me pregunto ¿dónde se encuentra la compasión del mundo?,¿acaso ha sido vencida por la insensibil­idad o el egoísmo?

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