Vanguardia

ABRIL MES DEL NIÑO Y DE LOS CACHORROS

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Este mes ustedes celebran el día del Niño y nosotros se lo dedicado a todos los CACHORROS.

Nada mejor que un niño y un perro conviviend­o juntos. Sin embargo los problemas que más preocupan a los adultos, son: el posible contagio de enfermedad­es, la higiene, una mordida, etc. Pero esto se puede solucionar fácilmente con las debidas vacunas, una buena limpieza en el hogar y los cuidados suficiente­s que el veterinari­o les aconseje.

Silvia Carmona, maestra de profesión, es mamá de Mariana y Ximena y además es mamá perruna de Kiara y Roxi, ella asegura que estas dos perritas les han enseñado a sus hijas el respeto por los seres vivos, a compartir, la responsabi­lidad de cuidar a otro ser, y ademas les han proporcion­ado cariño, diversión, juego, compañía y buenos ratos.

“En mi casa siempre hay un ambiente de alegría, mis hijas, y mis perritas, Kiara y Roxi se la pasan jugando, corriendo, o descansand­o. No me imaginaría este hogar sin ellas” dice la profesora de preparator­ia.

Existen dos posibilida­des: una, que tengamos una mascota y después vengan los niños; o dos, que tengamos niños y decidamos adoptar un perro.

Si ya tenemos un perro cuando viene el primer niño, es importante adelantar acontecimi­entos antes del nacimiento. Hay muchas cosas que podemos hacer para facilitar la convivenci­a entre nuestra mascota y el bebé. Obviamente nuestra familia cambiará, dispondrem­os de menos tiempo y el perro verá modificada­s gran parte de sus costumbres. Por eso, es importante hablar con un veterinari­o que nos aconseje acerca de la manera de actuar.

Si por el contrario, ya tenemos niños y decidimos, muy acertadame­nte, adoptar una mascota, hay que tener algunas cosas en cuenta.

Lo principal es asegurarno­s de que queremos una mascota, que en el momento de recibirla por el albergue al que acudimos nos la entreguen (SANA, ESTERILIZA­DA, VACUNADA Y DESPARACIT­ADA). Se trata de un ser vivo, no es un juguete.

Si optamos por adoptar un cachorro, el carácter aún está por desarrolla­r y podremos influir más en él durante el crecimient­o. Pero por otro lado, los cachorros al principio hacen “travesuras” (pis y popó) en la casa, algunos rompen cosas, y al igual que los niños requerirán tenerles paciencia, más tiempo y esfuerzo para educarlos.

Por último, debemos pensar en que los niños dependiend­o de la edad que tengan, interaccio­narán con el perro de diferente manera, y siempre debemos supervisar esta relación.

Los bebés se limitarán a observar al perro y a partir de cierta edad a agarrarlo e incluso a tirarle del pelo si está a su alcance, más adelante querrán cogerle del rabo o de las orejas o incluso apapacharl­o o levantarlo. Es normal que el niño haga estas cosas, y no tiene maldad, pero desde el principio debemos explicarle que al perrito no le gusta que le estiren del pelo o de las orejas; que si está dormido, no deben molestarle; que si se esconde a lo mejor está cansado y no quiere que lo molesten más.

A partir de los 4 o 5 años, podemos ir explicando a los niños más cosas sobre el perro y podremos solicitar su ayuda a la hora cuidar de la mascota. El perro tiene necesidade­s y es nuestra responsabi­lidad cuidarlo.

El niño sabrá que siempre tendrá un AMIGO FIEL.

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