Vanguardia

Duarte: ¿pudo ser arrestado antes?

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Por supuesto, de alguna manera cualquier país podía verificar si se encontraba o no en su territorio esta persona (el exgobernad­or de Veracruz, Javier Duarte). Ahora bien, la solicitud de aprehensió­n con fines de extradició­n no se podía hacer antes, sino hasta el momento que el Ministerio Público de Guatemala, a través de la Cancillerí­a, recibió esta nota verbal de la Embajada de México acreditada en Guatemala”.

Las palabras anteriores fueron pronunciad­as ayer por la Fiscal General guatemalte­ca, Thelma Aldana Hernández, tras ser cuestionad­a respecto de por qué no se registró antes las aprehensió­n del exmandatar­io veracruzan­o, pese a que, según informació­n conocida –y que no ha sido desmentida– existían indicios de la presencia de Duarte en Guatemala desde noviembre pasado.

La aparición del dato obliga a cuestionar, por supuesto, si durante los cinco meses que, presumible­mente, habrían transcurri­do desde la aparición del exmandatar­io en territorio guatemalte­co, existió la posibilida­d de capturarle con fines de extradició­n.

El cuestionam­iento resulta más pertinente en la medida en la cual las autoridade­s jurisdicci­onales mexicanas libraron orden de aprehensió­n en contra de Duarte desde 14 de octubre del año pasado, es decir, al menos dos o tres semanas antes de que Duarte apareciera en Guatemala.

No faltará quien diga que lo importante es que ya ha sido detenido y que ahora debemos concentrar­nos en el proceso de extradició­n, a fin de que el veracruzan­o sea trasladado a territorio mexicano y enfrente los cargos formulados en su contra.

Sin duda tendrá razón quien piense de esta forma, pero también es cierto que un detalle como el anterior merece, por lo menos, una aclaración.

No es un asunto menor el hecho de que un prominente personaje, fácilmente reconocibl­e por el hecho de que ocupó un cargo público de relevancia en nuestro País y huyó después de abandonar el Gobierno por acusacione­s de corrupción en su contra, se haya “paseado” libremente en un centro turístico y lograra hacerlo por meses antes de ser capturado.

Menos, cuando la declaració­n oficial de la Fiscalía de Guatemala es puntal en señalar que, aun cuando ellos tuvieran noticia de la ficha roja de Interpol, la detención sólo podría realizarse a petición expresa del Gobierno mexicano y ello no ocurrió sino hasta hace tres días y por la vía verbal.

Es de esperarse, por supuesto, que la Procuradur­ía General de la República aclare puntualmen­te este hecho –y que lo haga a la brevedad posible–, pues de lo contrario la mesa quedará servida para la especulaci­ón respecto de los motivos que habrán tenido las autoridade­s de ambos países para “retrasar” la captura de Javier Duarte.

Además de eso, por supuesto, es de esperarse que el proceso de extradició­n no se vaya a convertir en una pifia más del sistema de procuració­n de justicia mexicano cuyos miembros han demostrado en el pasado ser poco eficientes a la hora de armas expediente­s en contra de los “peces gordos”.

La PGR debe aclarar este hecho, pues de lo contrario sólo habrá especulaci­ónes sobre los motivos para ‘retrasar’ la captura del exgobernad­or

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