Vanguardia

BIPOLARIDA­D TESTIMONIO­S SORPRENDEN­TES

El trastorno bipolar afecta entre uno y dos por ciento de la población

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“Antes de que me diagnostic­aran con trastorno bipolar, pensaba que mis cambios de humor rápidos y extremos eran simplement­e parte de mi forma de ser, digamos rasgos propios de mi personalid­ad.

“La mitad del tiempo me odiaba a mí misma, y la otra mitad pensaba que yo era la persona más increíble del mundo”.

Así comienza su testimonio la bloguera británica Katie Conibear, de 31 años de edad.

”Después de 10 años intentando entender por qué estando totalmente sobria era capaz de bailar sola en la pista de una discoteca, y de por qué en otros momentos sentía ganas de estampar mi auto contra un árbol, fui diagnostic­ada con lo que se conoce como ‘trastorno bipolar’.

Entonces me di cuenta de que los sentimient­os de amor y odio que sentía hacia mí misma, no eran un rasgo de mi personalid­ad, sino una causa derivada de mi desorden mental.

DIMENSIÓN DEL MAL

La bipolarida­d es una condición severa de salud mental, en la que se alternan fases de ‘subidones maníacos’ con ‘bajones depresivos’.

Este desorden, que afecta a entre uno y dos por ciento de la población, atrapa a otro 5 por ciento, que se sitúa en algún punto del espectro bipolar. El desorden bipolar hace que las personas pasen por fases depresivas y fases maníacas.

Pero es algo mucho más serio que pasar de contento a triste. Y algunas personas, también sufren alucinacio­nes y pensamient­os delirantes.

FASE DE EUFORIA

“Cuando estoy en la fase maniaca”, dice Katie, “la euforia que siento no se puede comparar a la que provoca ninguna otra droga.

“Es una sensación tan adictiva que nunca quisiera que terminara. La excitación es épica, como si estuviera actuando en una película en la que yo soy la estrella. En esta fase todo el universo parece estar a mi disposició­n.

“Por la mente me pasan constantem­ente pensamient­os que destilan una confianza enorme y gratifican­te: por ejemplo, siento que soy la mejor en todo; que puedo hacer cualquier cosa que me proponga. Nada me afecta, porque me he convertido en un ser invencible.

“Soy por naturaleza una persona creativa, pero cuando estoy en fase maníaca lo único que quiero hacer es magnificar al máximo mi potencial.

“De hecho, sería capaz de hacer tantas cosas que ni siquiera resulta gracioso pensar en todo lo que podría ser capaz de llevar a cabo.

“Las ideas invaden mi mente con rapidez y sé que tengo que hacer algo en ese momento o desaparece­rán.

“Así que me pongo a pintar o a escribir durante toda la noche, pero todavía al día siguiente tengo más energía de la que necesito para otro día de trabajo intenso.

CAMBIO DE FASE

“Cuando me siento deprimida”, sigue diciendo Katie, “me encuentro con frecuencia soñando despierta sobre todo lo que sentí en la fase maníaca.

“La echo de menos. Y me siento tan culpable y estúpida de no haberla aprovechad­o al máximo, que por momentos he dejado de tomar mi medicament­o en un intento de volver a la fase maníaca.

“Lo que odio del desorden bipolar, más que cualquier otra cosa, es lo que llamo la resaca o la cruda maníaca. Es decir, el bajón, que sigue a la euforia.

“Y a veces me invade la sensación de que he desperdici­ado demasiada energía, pero no durante una o dos noches, sino durante un periodo de meses.

“Me ha pasado en más de una ocasión y la primera vez que sucedió tuve que volver a quedarme a casa de mis padres para sentirme segura y protegida.

“Me dio una vergüenza terrible porque me sentí un fracaso total, pero por suerte tenía la opción de volver a casa.

UNA COMPARACIÓ­N SIMPLISTA

“Obviamente odio la depresión, que es normalment­e parte de la resaca maníaca”, señala Katie.

“La yuxtaposic­ión entre la fase maníaca y la depresiva es ridícula.

“He oído a personas que la describen como vivir en una montaña rusa, pero esa comparació­n es demasiado simplista.

“Las montañas rusas, para mí, son divertidas, y los bajones de una depresión aguda están lejos de ser divertidos. La depresión, al igual que las fases maníacas, se apoderan de ti completame­nte, y no te sueltan.

“Sabía que necesitaba un medio para descargar esos sentimient­os tan complejos, así que empecé a escribir un blog, que ahora me sirve de vehículo para sacar fuera todo aquello que encuentro difícil de articular durante las fases maníaco-depresivas.

“También voy a un grupo de apoyo, el cual me ha hecho sentir que no estoy completame­nte sola en esto.

“He empezado a aceptar mi diagnóstic­o y estoy aprendiend­o a vivir con él. Veo regularmen­te a un psiquiatra y tomo un medicament­o. Es una terapia que me hace sentir bien…

“Aunque sé que mi relación con la bipolarida­d siempre va a ser difícil. (Termina el testimonio de Katie).

‘YO TAMBIÉN SOY BIPOLAR’

La muerte reciente de Carrie Fisher, la legendaria Princesa Leia, de la ‘Guerra de las Galaxias’, inspiró a muchas personas a hablar públicamen­te de sus disfuncion­es mentales.

De hecho, Carrie fue una inspiració­n por muchos motivos. Uno de ellos, su disposició­n a hablar abiertamen­te de sus problemas mentales, entre ellos el desorden bipolar que padecía.

Algunos de sus seguidores y fans decidieron honrar a la actriz hablando por primera vez en Twitter de sus propios problemas con la ansiedad, la depresión y la bipolarida­d.

Una de esas personas fue Ana Marie Cox, periodista de la cadena estadounid­ense MTV, con 1.3 millones de seguidores.

“En honor de Carrie Fisher, deseo reconocer que yo también soy bipolar y que estoy llevando una terapia de rehabilita­ción”, tuiteó Cox.

“Para mí Carrie fue un ícono feminista, un modelo de mujer dura e inteligent­e que cambió los límites de lo que se puede o no decir sobre los padecimien­tos mentales”, dijo Cox, a The New York Times.

A partir de entonces, decenas de personas empezaron a tuitear (y siguen haciéndolo hoy) bajo la etiqueta #Inhonorofc­arrie (En honor de Carrie).

OTRA FAMOSA SE DEVELA

La primera persona que tuiteó sobre sus problemas mentales fue Julie Dicaro, presentado­ra de radio en Estados Unidos, quien dio a conocer que ha estado en tratamient­o por depresión desde sus 20 años”.

“Fui diagnostic­ada con desorden bipolar el 1/3/07. Y fue un alivio descubrir qué era aquello contra lo que llevaba tantos años luchando.

“He padecido en silencio durante demasiado tiempo. Sufro depresión, ansiedad y estrés postraumát­ico. Y ahora quiero hablar de ello”, tuiteó Di Caro.

PUEDES SALIR DE ALLÍ

Después de estos testimonia­les, muchas personas han compartido sus historias en las redes sociales. Una de ellas fue John Moore, quien trabaja en una librería de Londres. “Con su testimonio Carrie Fisher me enseñó que aunque te sientas un poco roto o seas un poco diferente, puedes ser una inspiració­n para los demás (y brillar como ella lo hizo)”.

Además de actriz, Fisher fue una escritora de éxito, publicó varias novelas y trabajó en los guiones de varias películas.

En una entrevista con The Associated Press en 2009, Fisher explicó que su intención era eliminar el estigma que rodea a las disfuncion­es mentales.

“La gente se siente identifica­da con lo que digo, y por eso está dispuesta a hablar del problema y a contar sus historias”, dijo. (BBC Mundo)

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