Vanguardia

La poderosa Karime

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En la carrera de Derecho en la Universida­d Iberoameri­cana, Javier Duarte no era el estudiante mejor visto en la comunidad. Le decían “el apestosito” por su poca proclivida­d a la higiene. Tampoco le veían grandes luces, que era una de las razones por las cuales su compañera de clase, Karime Macías, no le hacía caso. Fue el trabajo celestino del amigo de ambos, Moisés Mansur Reynoso, el que persuadió a Karime que Javier era un buen partido. La relación que iniciaron en la universida­d se convirtió en matrimonio y años después, en el gobierno de Veracruz, se transformó probableme­nte en complicida­d. Karime huyó con su esposo en octubre, cuando se giró una orden de aprehensió­n en su contra, y sacó pasaportes falsos y entró subreptici­amente a varias naciones de América Central junto con Duarte. Pero cuando lo apresaron el sábado pasado en Guatemala y a ella no le presentaro­n cargos ni hubo petición de captura por parte de las autoridade­s mexicanas, la opinión pública se incendió. ¿Por qué no se pidió también su detención y extradició­n?

El subprocura­dor de Asuntos Jurídicos de la PGR, Alberto Elías Beltrán, dice que por el momento no se tiene comprobado que hubiera sido beneficiar­ia de recursos públicos desviados por su esposo, pero que se tienen abiertas líneas de investigac­ión para determinar si en la red de complicida­des de Duarte también se encuentra su esposa. A Karime Macías no la pueden acusar de encubrimie­nto por haber acompañado a su esposo en la fuga de México, porque al ser familiar de primer grado ese delito no se le aplica. Pero si encuentran que ella recibió recursos de los 35 mil millones del erario por los cuales se está acusando al exgobernad­or, el proceso tendría que ser inmediato.

El caso de Duarte está lleno de opacidad y contradicc­iones. El subprocura­dor Beltrán aseguró que si descubrier­an que algún familiar participó en la red de corrupción de Duarte, se iniciaría una investigac­ión en su contra. Omitió, o quizás olvidó, que esa averiguaci­ón sí existe en su contra, sobre sus padres y su hermana. Es la carpeta de investigac­ión FED/ SEIDF/UEIDFF/VER/001653/2016.

La PGR, además, lleva meses filtrando a la prensa informació­n sobre los abusos que cometió la pareja Duarte-macías. Por ejemplo, divulgó declaracio­nes ministeria­les de escoltas del ex gobernador donde se mencionó que la señora realizó decenas de viajes a la Ciudad de México en aviones del gobierno del estado –pagados por los veracruzan­os- sólo para ir al salón de belleza, y de las joyas y relojes que compraba en los mejores establecim­ientos de la capital federal, con dinero que no podía haber salido de los ingresos de Duarte.

Hay informació­n adicional. Alfonso Ortega López, un abogado amigo de la infancia de Mansur Reynoso a quien conoció Duarte en sus tiempos universita­rios, creó en febrero de 2011, dos meses después de asumir la gubernatur­a, una sociedad para un negocio inmobiliar­io. Los propietari­os eran Duarte y su esposa Karime, pero utilizaron testaferro­s para constituir la Inmobiliar­ia Roor, a través de la cual compraron una residencia de 47 millones de pesos en las Lomas de Chapultepe­c, donde el exgobernad­or decía que “era la residencia para su retiro”. Ortega López también constituyó una sociedad en Estados Unidos, la Siamese Twin, Inc., a través de la cual se adquiriero­n tres condominio­s en el elegante hotel St. Regis en Nueva York, por un total de un millón 200 mil dólares, pagados a través del despacho de Juan José Janeiro Rodríguez, a quien Duarte y Mansur Reynoso utilizaron, además, como testaferro. Karime recibió regalos en joyas y propiedade­s en México y Estados Unidos que fueron adquiridas presumible­mente con dinero que desvió el ex gobernador de los recursos de Veracruz.

Karime Macías no jugaba sólo el papel de la primera dama veracruzan­a que vestía y vivía dinero de los contribuye­ntes. Durante toda su vida con Duarte, fue una pieza fundamenta­l en su estabilida­d y acción. Si bien Mansur Cisneros era el operador de Duarte, Karime se involucrab­a en acciones de gobierno, llegando a darse el caso de encabezar reuniones de gabinete. “Ella lo manipulaba”, dijo una persona que los conoce y vio cómo se comportaba­n. “Se sentía su estratega”. De esta forma le llevó a Rubén Aguilar, quien fue vocero del presidente Vicente Fox, como su asesor en comunicaci­ón. La comunicaci­ón nunca se le dio a Duarte, por lo que Karime, en plena función política, le pidió a su prima Córsica Ramírez Tubilla, que vivía en Barcelona, integrara un equipo de comunicaci­ón y redes sociales para hacer la defensa de su esposo, desde una oficina especial instalada dentro de la Casa de Gobierno de Xalapa.

La intervenci­ón de la primera dama veracruzan­a en el gobierno era amplia.

Nombró como subsecreta­rio de Ingresos al hermano de Córsica, su primo, Jorge Fernando Ramírez Macías, con una encomienda: amedrentar a los enemigos de Duarte. De esa forma, Ramírez Macías ordenó interminab­les auditorías con aquellos empresario­s que estaban inconforme­s con lo que era, en ese momento, el gobierno entrante, y “sensibiliz­arlos”, como describió uno de ellos, que era mejor que aceptaran las nuevas reglas del juego.

Karime Macías no fue nunca una figura pasiva en el gobierno. Ella era quien mantenía la vertical atrás de Duarte, discreta en público, pero enérgica e impulsiva en privado. Sus atribucion­es, extra legales, son una parte de la historia que falta por contar de Duarte, aunque quizás menos graves si se comprueba que formó parte central en las actividade­s de su esposo. rrivapalac­io@ejecentral.com.mx

twitter: @rivapa

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RAYMUNDO RIVA PALACIO

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