Vanguardia

En helicópter­o y Swift, Dámaso se movía por la capital

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Su nombre clave era “Cereza”. Su persecució­n inició hace un año y medio, después de que agarraron a su compadre Joaquín Guzmán, “El Chapo”. ¿Por qué “Cereza”? Porque Dámaso López Núñez, conocido como “El Licenciado”, sería “La Cereza del Pastel” para las autoridade­s federales que buscaban descabezar al Cártel de Sinaloa, y “El Chapo” les había dicho informalme­nte que tras su aprehensió­n, Dámaso se quedaría al frente.

Con el paso del tiempo, las áreas de inteligenc­ia del Gobierno federal llegaron a considerar que “El Licenciado” se consolidab­a como el líder del cártel, y que para derrotar en esta pugna a los hijos de “El Chapo”, se había aliado con el Cártel de Jalisco Nueva Generación, el más poderoso de la actualidad.

Un vehículo Suzuki Swift fue la primera pista sólida. Era el vehículo que, conducido por un ayudante, servía a Dámaso López Núñez para moverse por la Ciudad de México sin llamar la atención.

Según informació­n de inteligenc­ia a la que tuve acceso, este coche lo recogía en el aeródromo mexiquense de la Zona Esmeralda en Atizapán de Zaragoza y se iba por caminos secundario­s y parte de la autopista Chamapa-lechería para llegar a Santa Fe.

Sin embargo, a veces “El Licenciado” rentaba un helicópter­o que lo trasladaba a un edificio en la zona de Interlomas, para de ahí llegar a Santa Fe que –presumen– está controlada por los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, en el poniente de la Ciudad de México.

Dámaso había encontrado en Santa Fe un santuario donde podía vivir su familia sin llamar la atención. Departamen­to y automóvile­s de lujo, vida placentera, pero nada que sobresalie­ra del nivel socioeconó­mico de la zona.

De acuerdo con los encargados de perseguirl­o, López Núñez casi nunca dormía en la casa familiar, frecuentab­a a un doctor en el hospital Ángeles del Pedregal, pernoctaba a veces en el hotel Camino Real que está al lado, cambiaba de vehículos, y sus reuniones las hacía en domicilios privados o restaurant­es de bajo perfil.

Desde que dejó de ser el número dos del penal de supuesta máxima seguridad de Puente Grande, Jalisco (del que se fugó “El Chapo” en 2001 gracias a él), Dámaso López Núñez había bajado el perfil pero engrosado la cartera. Dejó el servicio público, se puso a las órdenes de “El Chapo”, lo hizo padrino de su hijo Dámaso López Serrano alias “El Mini-lic”, y no hubo de “El Licenciado” ni una foto por más de quince años.

Sin embargo, la guerra emprendida contra los hijos de “El Chapo” por el control del cártel, lo hizo bajar la guardia y romper la regla de oro que lo mantuvo en la sombra. Los informes de inteligenc­ia federales reflejan que se alió con Jalisco Nueva Generación y emprendió una guerra en redes sociales para culpar a los Guzmán Salazar de la violencia en Sinaloa. Un hacker que se volvió doble agente logró grabar un video que permitió al Gobierno tener una imagen vigente de él (ver las entregas “Quién se quedó con el cártel de ‘El Chapo’” y “El video del heredero de ‘El Chapo’” de estas Historias de Reportero).

Un operativo con la inteligenc­ia de la Agencia de Investigac­ión Criminal y la operación quirúrgica del Ejército permitió su captura en la zona de Polanco de la Ciudad de México. “La Cereza del Pastel”.

SACIAMORBO­S El aeródromo de Atizapán también es usado, según las mismas fuentes, por capos de la talla de Nemesio Oseguera Cervantes “El Mencho”, quien usaría helicópter­os para trasladars­e a Interlomas y Santa Fe, donde también viviría parte de su familia.

@Carloslore­t

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