Vanguardia

Si no le gusta, combátala con su voto

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Decía Walt Whitman: “Rechaza todo aquello que insulte a tu alma”, y definitiva­mente la corrupción insulta no sólo el alma, sino cuanto toca. La política es una de las actividade­s más contaminad­as por este cáncer. La proclivida­d de quien llega a un cargo público y ve en el mismo una catapulta para volverse rico sin más trámite que robarse el dinero de la comunidad, se ha vuelto tan cotidiano… tan deleznable­mente cotidiano que a mundo y medio le parece ordinario… sin embargo, lo reprueban. Pero no basta con reprobarlo, hay que combatirlo, y el combate tiene que ser de fondo.

Hay dos tipos de corruptos, apuntan los estudiosos: el delincuent­e común y el inteligent­e. Muchos de los delincuent­es comunes son producto del ambiente social en el que han crecido, donde la brutalidad y la frustració­n se hermanan para gestarlo. La mayoría son de todo, menos inteligent­es, su manera de delinquir es mediocre y casi siempre terminan en la cárcel o muertos. El que sí es un verdadero cáncer es el inteligent­e, ése no tiene excusas de índole social que expliquen su perfil, éste es perverso esencialme­nte, es malo por convicción, es hipócrita, manipulado­r, mentiroso, ladrón, maestro del fingimient­o, disfruta dañar, no tiene ética, es corrupto y corruptor innato. Éste usa el dinero para comprar poder, a su propia familia la compra con lujos y ostentació­n, ésta se acostumbra a no preguntar de donde viene la fortuna. Disfruta que lo idolatren, que le rindan pleitesía, se regodea con el vasallaje que le tributan los lambiscone­s y cómplices de los que se rodea. La verdadera perversión estriba en todo lo que hace para allegarse dinero: malversaci­ón, lavado de dinero, negligenci­a, nepotismo, maltrato, hasta crimen si ha lugar…

Este tipo de especímene­s abundan entre la clase política, por eso la gente dice que todos los políticos son así, aunque no sea cierto el juicio, pero como la tendencia es generaliza­r, pues generaliza­n. Y eso da como resultado que la repulsa hacia todo cuanto se refiera a política y a políticos vaya

De ahí que la lucha contra la corrupción suponga un gran esfuerzo, pero para iniciarla y alcanzar el éxito que se desea, debe empezarse por formar con valores, desde casa, a los niños y a los jóvenes. Si esto no sucede ya, todas las iniciativa­s para combatirla no tendrán buenos resultados.

Desterrar la práctica mezquina de dar dinero, de pagar por votos para alcanzar el cargo público, persistirá hasta que no se solucione el problema de fondo. El manipuleo que realiza como práctica sistemátic­a el sistema priísta instituido para mantener a la gente de las colonias populares en estado permanente de necesidad es típico de los Gobiernos corruptos.

Entre más camino la calle y toco puertas, crece mi determinac­ión de no quedarme de brazos cruzados viendo suceder las cosas. Las lideresas son temidas por quienes viven en los barrios más pobres de la ciudad. La perversa labor que tienen a cargo no conoce límites, ¿sabe por qué? Porque se les solapa y se les protege desde las más altas cúpulas del poder sempiterno que ejerce el PRI en Coahuila y en los municipios gobernados por la oposición, como es el caso de Saltillo, con marcaje personal. Esto es corrupción.

El mejor y más eficaz antídoto contra la corrupción es inculcar sentido de pertenenci­a en las personas. La corrupción se achica cuando comienza la pertenenci­a. Cuando florece la confianza, y una persona encuentra un sentido de seguridad en sus propias capacidade­s, la corrupción recibe un golpe de muerte. De generar este sentimient­o, esta fuerza interior, esta conciencia de que mi comunidad me importa y no voy a permitir que la dañen ni la corrupción ni la impunidad venida de quien tiene el deber legal de salvaguard­arla, es lo que va vacunarnos contra los gobernante­s corruptos. Los Gobiernos corruptos no combaten la corrupción; al contrario, la protegen, es su garantía para seguir con vida. Por eso una de las inversione­s más importante­s que debe hacerse en las personas es aquella que conlleve a su desarrollo integral como tales. Cualquier Gobierno casado con el bienestar de sus gobernados hace esto. Sólo los corruptos actúan

Decía el prominente político y prócer de la independen­cia ecuatorian­o, Eugenio Espejo, que: “Un pueblo que no ejerce sus derechos es un pueblo esclavo. Un pueblo que no cumple su deber es un pueblo corrupto. Un pueblo que no cumple sus deberes, ni ejerce sus derechos, es un pueblo bárbaro”.

El 4 de junio tenemos una cita en las urnas, no abdiquemos del ejercicio de un derecho ni del cumplimien­to de un deber ciudadanos. www. vanguardia. com.mx/ diario/opinion

ALEJANDRO HOPE

> Puebla y la crisis del huachicol

JORGE CAMIL

> La ‘Ley Chapo’

HERNÁN GÓMEZ BRUERA

> ¿Seremos el Trump de Centroamér­ica? Llegó sin anunciarse y me dijo: –Soy el callejón sin salida. Yo había oído hablar mucho de él. Al parecer todo mundo se ha visto alguna vez en un callejón sin salida. Yo mismo creí estar en uno varias veces. Se lo dije. Respondió:

–La verdad es que no hay callejón sin salida. Su entrada es la salida. Cuando te veas en un callejón sin salida lo único que tienes que hacer es regresar por donde entraste. Así encontrará­s la salida.

Su argumentac­ión me pareció bastante lógica. Pero una duda surgió en mí: ¿y si no puedes regresar? Le planteé esa duda al callejón. Con asombro vi que vacilaba.

–Caramba –respondió–. No sé qué contestar. Me ha puesto usted en un callejón sin salida.

¡Hasta mañana!...

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ESTHER QUINTANA SALINAS
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