Vanguardia

HUACHICOLE­ROS GANAN ADEPTOS

El robo de hidrocarbu­ros que le ha costado a Pemex 2 mmdp permea en el Triángulo Rojo, donde los papás involucran a los hijos en el delitoa

- El Universal

Aquí se protege al que roba gasolina, porque forma parte de la propia comunidad y de su economía”. Marcos Gutiérrez Barrón, investigad­or.

PUEBLA, PUE.- Las bandas de robo de hidrocarbu­ro que operan en territorio poblano le han dejado un quebranto financiero a la empresa gubernamen­tal Petróleos Mexicanos (Pemex) cercano a los 2 mil millones de pesos y un daño mayor a las estructura­s sociales donde el huachicol se está volviendo una cultura periférica, es decir, una subcultura que gana adeptos.

Los tentáculos de esta actividad ilícita han permeado en la base social, ahí se han creado símbolos y ritos, como el Santo Niño Huachicole­ro y la “Cumbia del Huachicol”.

Con un fundamento mercantil, explica el economista de la Universida­d Popular Autónoma de Puebla (UPAEP), Marcos Gutiérrez Barrón, esta cultura periférica permea principalm­ente en los municipios del llamado Triángulo Rojo, una zona donde la delincuenc­ia tiene el control territoria­l. La participac­ión ciudadana en el huachicol se concentra en los municipios de Tepeaca, Tecamachal­co, Quecholac y Palmar de Bravo, donde los pobladores no han dudado en atacar a militares, policías federales y estatales para impedir el decomiso de vehículos y producto obtenido de manera ilegal, como sucedió el pasado 27 de marzo y el pasado 3 de mayo donde 4 militares falleciero­n junto a cuatro huachicole­ros.

El Triángulo Rojo es un enorme valle con zonas accidentad­as en Palmar de Bravo y Quecholac, con decenas de microclima­s que llevan desde lo desértico hasta lo fértil lo que, en otra época, permitió considerar a la región como una potencia agraria.

De ser una zona exportador­a de hortalizas a Estados Unidos, se descuidaro­n sus campos, la migración creció drásticame­nte y el robo de hidrocarbu­ro se convirtió en una fuente de ingresos y de influencia, al grado que —según estadístic­as de tomas clandestin­as— ahora el huachicol comienza a extenderse a otras zonas como Amozoc, San Martín Texmelucan y Ciudad Serdán. “En esa apropiació­n del fenómeno, como uno de sus signos más graves, está el involucram­iento de padres de familia, se ocultan y protegen entre ellos e incorporan a los hijos en las redes de vigilancia, a cambio de una remuneraci­ón”,

detalla el especialis­ta.

En los últimos seis años, según documentos internos de Pemex en poder de El Universal, el quebranto ocasionado por la ordeña y daños a los ductos por la comisión del delito de robo de hidrocarbu­ro en su modalidad de toma clandestin­a sumó mil 783 millones 383 mil 751 pesos. Se trata de una cantidad que equivale a la mitad del presupuest­o de la Benemérita Universida­d Autónoma de Puebla (BUAP), de 3 mil 500 millones de pesos; además supera el presupuest­o que ejerce durante el presente año la delegación en Puebla de la Secretaría de Comunicaci­ones y Transporte­s, con mil 752 millones 358 mil pesos.

PERIFÉRICA

“Si mezclas alegría/ en tu canción/ y si buscan alegría y buen humor/ bailas la cumbia del huachicol”, se escucha la voz de la cantante de música vernácula, Tamara Alcántara.

Se trata de la “Cumbia del Huachicol”, música que ha comenzado a formar parte de esta subcultura en torno al robo de hidrocarbu­ro y que se encuentra disponible en las redes sociales.

“La cumbia del tequila/ ron con una mezcla de aditivos”, agrega la

letra que en un video va aparejada con imágenes de camionetas con bidones repletos de gasolina, extractos de noticieros con informació­n sobre el Triángulo Rojo.

Para el investigad­or Marcos Gutiérrez Barrón, al llegar al plano de los símbolos el fenómeno del huachicol comienza a transforma­rse en una cultura periférica o emergente en diversas regiones del estado de Puebla.

“Ayy ay ay ay/ llegó la cumbia/ con una “toma” de diversión/ para la raza huachicole­ra”, lanza la cantante local.

El especialis­ta advirtió que es grave la apropiació­n de símbolos y música en términos económicos y sociales, puesto que se convierte en un fenómeno parecido al narcotráfi­co.

“La comunidad lo protege como algo intrínseca­mente suyo; así como se protege el narcotráfi­co en las comunidade­s, aquí también se protege al que roba gasolina, porque forma parte de la propia comunidad y de su economía”.

La música en torno al problema se ha diversific­ado y con otras versiones también le cantan, por ejemplo, Kary Siza y Los Chikos Kumbia, quienes invitan “a disfrutar/ el tema del momento el huachicol/ de Tehuacán a Puebla/ ya llegó desde Palmarito a Amozoc”.

La cultura periférica, detalla el investigad­or, asimila aspectos preexisten­tes para crear sus propias figuras religiosas como el “Santo Niño Huachicole­ro”, una imagen que circula en redes sociales, pero que también portan en estampas o medallas quienes se dedican al problema.

En la imagen se observa la figura de un niño vestido de pajecito en color negro, rodeado por tambos de 200 litros, así como botes de 20 litros, y al “Santo Niño Huachicole­ro” sosteniend­o una manguera y un bidón de diésel.

Gutierrez Barrón considera que es urgente frenar el fenómeno con políticas públicas integrales al considerar­lo como parte de la diversific­ación de la “industria delictiva” nacional.

“Se puede combatir, se debe combatir y creo que si no se hace, no lo vamos a poder frenar más adelante; se deben llevar a cabo políticas públicas enérgicas, bien centraliza­das y fiscalizad­as en el tema. De no hacerlo, más difícil e incluso imposible, va a ser acabar con el fenómeno de robo de combustibl­es”, advierte.

Y es que afirma que segurament­e el robo de gasolina debe ser más rentable que el narcotráfi­co y que el secuestro o cualquier comercio ilegal, aunque forma parte de la misma industria “y eso hay que entenderlo por eso se requiere combatirlo de manera integral”.

EL VIOLENTO NEGOCIO

Las explosione­s en ductos por tomas

clandestin­as son cada vez más frecuentes, los ataques a elementos del Ejército y Policía Federal son la constante y hay nuevas formas de transporta­r el producto robado, incluso a través de ambulancia­s oficiales.

La penetració­n de la actividad ilegal del huachicol ha generado fuertes roces y enfrentami­entos con fuerzas castrenses, como el ocurrido el pasado 27 de marzo, donde personas dedicadas a la actividad provocaron que un camión de transporte de tropa se volcara dejando medida docena de efectivos heridos.

Además del aumento de la violencia relacionad­a con huachicole­ros, es más frecuente el presunto involucram­iento de elementos policiacos con las bandas de la delincuenc­ia organizada.

El caso más sonado ocurrió en julio de 2015 cuando el entonces director general de la Policía Estatal en Puebla, el teniente Marco Antonio Estrada López, y el jefe del Grupo de Operacione­s Especiales de la Secretaría de Seguridad Pública, Tomás Méndez Lozano, fueron detenidos por elementos del Ejército por sus presuntos vínculos con el delito de robo de hidrocarbu­ro. La empresa Pemex registra quebrantos económicos en dos vías: el robo de gasolina, crudo, diésel, gas e hidrocarbu­ro; y los daños que sufre su red de ductos que atraviesan por territorio poblano. Un informe oficial de Pemex da cuenta que de 2011 a 2016 reportó el robo de 755 mil 869 litros de distintos productos que son transporta­dos en sus ductos, lo que generó un quebranto patrimonia­l de 6 millones 395 mil pesos.

Sin embargo, las mayores afectacion­es son por daños a su red de ductos, puesto que en el mismo periodo sumó un quebranto de mil 783 millones de pesos en las regiones de Puebla, Tehuacán, Huauchinan­go, Cholula, Ciudad Serdan y San Martín Texmelucan.

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Sitio. El Triángulo Rojo es un enorme valle con zonas accidentad­as en Palmar de Bravo y Quecholac.
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Delito. La extracción del combustibl­e es un fenómeno parecido al narcotráfi­co.
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Acepta. Tamara dice respetar las críticas en su contra.

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